Capítulo IV

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Al quedarme muda sin saber que decir Estaban me tomo de la mano y me fue llevando hasta la entrada del centro comercial.

Cuando entramos nos quedamos sorprendidos, ese lugar era hermoso, no recordaba que fuera así, pero en verdad que lo habían mejorado.
En la entrada había una gran mesa de cristal con un enorme florero con Rosas y Margaritas, y a los lados había algunos folletos de los comercios del centro comercial, y arriba de aquella mesa se encontraba un candelabro muy grande con focos amarillentos y de el colgaban cristales de colores que reflejaban la luz justo en en lugar donde estábamos parados.
Si que era un lugar elegante, los empleados vestían trajes negros y las mujeres llevaban falda y tacones, yo me quedé mirando a mis tenis, tal vez no fue tan buena idea venir vestida así.

Nos adentramos en la plaza pasando por tiendas de regalo donde había peluches enormes, además también pasamos por una tienda de perfumería y la chica que estaba en la entrada nos invitó a pasar, y nosotros aceptamos, ahí otra gentil chica nos ofreció una muestra de un perfume, yo lo acepte y en verdad que olía muy bien, era un olor entre nardos y frutas.
De repente olí un perfume de hombre que captó mi atención, cuando me gire para ver de dónde venía ese olor tan magnífico confirme que era Esteban.
-- ¿Te gusta?.- me dijo él apuntando a su cuello con el dedo.
-- Si, huele muy bien.
Él se limitó a sonreirme y después dijo.
-- Tú también hueles muy bien, creo que es tu estilo.
-- Muchas gracias.-- dije yo sonrriendo.
Después de un rato Esteban y yo salimos de la tienda dejando atrás a la chica diciendo que el precio de aquél perfume, no entendía como la gente compraba un perfume de semejante precio y por la cara de Esteban creo que también se había sorprendido.

Nos paramos afuera del elevador y buscamos la zona de cafeterías en el mapa, era el octavo piso, así que subimos a el.
Salimos del elevador y de inmediato note aquél exuberante olor a café, así que fuimos directos a la zona de cafeterías que estaba a solo un costado.

Nos sentamos en una de las mesas de la zona de cafeterías, eran elegantes, como casi toda la plaza, las mesas eran de cristal con diseños de flores y las sillas eran de madera y piel color chocolate, todo combinaba a la perfección.
Justo enmedio de todas las mesas había un pequeño jardín con arbustos y flores artificiales y justo en el centro de aquel jardín había un kiosco con una mesa, me invadió la curiosidad por ir ahí.
Supongo que mi reacción fue muy obvia porque Esteban me dijo:
--No estarías pensando en ir para allá ¿O si?
-- A captado mi atención por un momento.
--¿No has visto el cartel?.
En efecto, había un cartel a un costado del jardín que tenía escrito que si querías ocupar aquél jardín deberías de alquilarlo, solo era para ocaciones especiales. Me imaginé que sería muy caro pagar por aquel hermoso lugar.

Esteban desvío mi atención y me preguntó:
-- Jade ¿Quieres algo de la cafetería?.
-- Si, un frapuchino, por favor Esteban.
-- En un momento le traigo el mejor frapuchino señorita.-- dijo Esteban dando la vuelta y formándose en la fila de una de las cafeterías.
Después de un rato Esteban regreso con nuestras bebidas y dos cupcakes de chocolate, se veían riquísimos.
-- Aquí está bella dama​, además le traje un panquesito para que se endulce la vida.
-- Muchas gracias caballero, gracias por el detalle.-- le sonreí.
-- No hay de que señorita.-- él también sonrió.

Después él y yo empezamos a platicar sobre cómo nos habíamos conocido, aquella tarde en la que Esteban no me habría dejado comer mi sandwich en la hora del reseso.
-- En cuanto entre a ese salón de clases todos me miraron raro, yo solo agache la cabeza, en cuanto lo hice te vi, aquella chica de los lentes y esos ojitos cafés que me inspiraron amabilidad, tú me dedicaste una sonrisa, eso nunca lo olvidaré Jade, por esa razón te perseguí en el almuerzo, y mira, hasta donde nos ha llevado esa decisión. Jamás me arrepentiré.

Yo sonreí levemente, ese modo en el que se expresaba de mi era muy lindo.
Yo no recordaba averle sonreído, supongo que fue porque note lo apenado que estaba, debía de ser eso.
-- Que piensa señorita-- dijo Esteban dándole una mordida a su cupcake.
-- Solo recordaba ese día en el que nos conocimos.
-- Tú también lo recuerdas.
-- Claro que sí, como olvidarlo.
-- Yo lo único que no recuerdo es que día fue exactamente, solo que fue en octubre.
-- Yo solo recuerdo que fue un martes.
-- Entonces fue un martes de octubre, se reducen nuestras opciones a 4 días solamente.
-- Si, ya es menos-- yo sonreí.
--Bueno, aunque no sepa exactamente qué día era, se que ese día conocí a una muchachita que cambiaría mi vida.-- él me guiño el ojo y me sonrió.

Me quedé un momento analizando sus palabras, sin duda alguna estaba hablando de mi. Yo sonreí.
-- No le des vueltas al asunto Jade, solo hubo una afortunada de conocerme ese día.
-- De eso me estaba acordando, fue la profesora ¿verdad?.
Él se rió y dijo:
-- No. Fue una chica de lentes, muy linda por cierto, tenía el pelo chino, un poco esponjado al parecer, y usaba una colita de caballo amarrada con un listón blanco.
-- Empiezo a sospechar de alguien.-- me puse la mano en la barbilla en forma pensativa.
--Ya se que lo recuerdas, sabes quién es. Es una chica encantadora, muy inteligente por cierto, y siempre lucha por lo que quiere. Además esos ojos son hermosos, capaces de revelar tus secretos, para mí contienen el universo entero, cuando los miro es como si estuviera viendo todas las constelaciones de estrellas juntas.
Tienen ese brillo que cuando le hablas de una manera tierna se intensifica.
Ella es simplemente hermosa, no se le compara a nadie.
A mí se me erizo la piel, jamás me habían dicho algo así, era impresionante lo que Esteban provocaba en mi diciendo eso, y de esa forma tan linda, no pude evitar sonreír.

Después de un rato seguimos platicando de tonterías, hubo un momento en el que ya no podía reírme, me dolía el estómago y de mis ojos brotaban lágrimas. Esteban tenía ese don que siempre me hacía reír hasta más no poder, me encantaba que él fuera así.

-- Oye Jade, hoy harán un evento en el mirador de esta plaza, pondrán un poco de música ¿Te gustaría ir?.
-- Claro, suena interesante Esteban.
El solo sonrió y tomo mi mano de una manera muy dulce, provoco que mi corazón se acelerara de nuevo. Sí no paraba de hacer eso me daría un ataque cardíaco.
Caminamos hacia el elevador y en un instante estábamos arriba.
Todo se veía hermoso, la vista era espectacular, se alcanzaba a ver toda la cuidad desde aquí, además esa vista tan hermosa estaba acompañada de ese viento cálido y placentero, no hubiera pensado en algo mejor​. Esteban y yo nos quedamos pasmados por un momento, maravillados con aquella vista que te envolvía en cuanto la mirabas.

Él y yo nos sentamos en un sillón que estaba justo enfrente de un balcón, ahí empezamos a platicar de nosotros, acerca de lo que sentíamos. Esteban nunca me soltó la mano, claro, a mí no me importaba que lo hiciera todo el día, me encantaba. No me creía que por fin estuviéramos​ en esa cita, después de tanto tiempo por fin estabamos aquí, después de buscar un día, buscar que hacer, pedirle permiso a mis padres, después de que me preguntarán todo acerca de él, por fin lo tenía a mi lado, tomando mi mano, como en mis grandes sueños...

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¡¡Como están chicos!!
Espero que muy bien.
Bueno, cómo verán no tengo un día fijo para publicarlo, simplemente en cuanto lo termino y le doy los últimos toques lo subo.

Suerte mis viajeros...💚💟

Atte. Krystal.💎

¿Y si te digo que me enamoré de ti?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora