Capítulo XV

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Después de que el profesor nos regañara enfrente de toda la clase por llegar tarde, pasamos a nuestro lugar.

A Charly le asignaron asiento junto un chico problema, con la excusa de que Charly sería una buena influencia para aquel chico según sus calificaciones.
Claro era que él chico no cambiaría por nada del mundo, sería uno de esos muchachos que tal vez nisiquiera termine la preparatoria.

Salimos de clase y subimos juntos al autobús.
Como la tarde anterior escuchamos música con su iPod, después él se despidió con una sonrisa enorme, y se marcho junto su hermana y sus amigas.

Yo bajé del autobús apurada, entré a casa y subí hasta mi habitación.

Hoy tenía que ir a trabajar en la cafetería, ya que el domingo había pedido un cambio de turno.
Solo trabajaba los fines de semana, pero a causa de la cita con Esteban falte el domingo.
Tonto, lo sé, desperdicie ese día en esa estúpida cita que solo me trajo problemas y me hizo derramar unas cuantas lágrimas.
Pero al final del día me había dejado muchas enseñanzas, almenos algo bueno sacaba de todo el drama.

Deje la tarea incunclusa, ya que tenía que irme al trabajo.
Tome mi bolso y una chamarra, me despedí de mamá y salí por la puerta.

La cafetería no quedaba tan lejos de casa, unas cuántas cuadras rumbo al centro y llegaba.

Era un establecimiento pequeño, pero siempre estaba rodeado de gente, y más de jóvenes parejas.
Era lo que menos me gustaba de trabajar ahí.
Los chicos siempre trataban de impresionar a las chicas pidiendo las cosas más caras de la carta.
Y terminaban dejando su relojería o incluso los celulares justificando que no tenían dinero suficiente para pagar la cuenta con la escusa de que después vendrían y pagarían el resto.
La dueña de la cafetería aceptaba, pero no sin antes interrogar a los chicos acerca de dónde vivían, incluso les pedía un número celular para asegurarse que pagarán.

Poco después de las 10:30 salimos de aquel lugar.
Yo estaba exausta, los jueves eran de promoción así que siempre había más gente que otros días.
Incluso que los domingos de pan gratis en la compra de dos cafés, las promociones de parejas eran más efectivas.

Nunca me iba a casa sola, una chica que también trabajaba de mesera en la cafetería vivía a unas casas así que nos íbamos juntas.
No platicábamos mucho, pero sabía que ella estudiaba la universidad por las mañanas y que ayudaba a sus padres en ocaciones a trabajar en la tienda de antigüedades.
Era mayor que yo, y también un poco más alta así que nunca nos pasaba nada, ella me hacía sentir protegida con el simple echo de ser un poco más robusta.

Cuando llegue a casa mamá y papá estaban en la sala, los dos tenían las pijamas puestas y tomaban café mientras veían un programa de televisión.
Yo subí de inmediato a mi habitación, termine mi tarea y me acosté a dormir pidiendo que hoy no soñara nada que me quitara el sueño; en verdad que necesitaba dormir.

Apague el despertador de un manotazo, provocando que cayera al suelo.
No quería levantarme de la cama, quería dormir un rato más. Pero no podia, tenía que ir a la escuela.
Cómo pude llegue hasta el baño y me metí en la bañera.
Ahí los pensamientos me invadieron de nuevo.
Hoy tocaba matemáticas, y era posible que Esteban estuviera ahí, tendría que verlo y decirle que ya no sería mi compañero de clase.
Trate de borrar ese hueco en el estómago, pero no lo logré nisiquiera con el desayuno.

Subí al autobús con la mirada baja, me sentía mareada y como pude llegue hasta el asiento, me tropecé con la mochila de un chico en el camino haciendo que me tambaleara un poco.
Levante la mirada cuando oí la voz de alguien que me pedía el asiento.

-- ¿Estas bien Jade?.
Dijo Charly tomandome por el hombro, tenía un semblante preocupado.
Yo no respondí nada, solo me quedé mirando.
Fue ahí donde descubrí que cuando Charly se preocupaba por algo fruncía el seño y se formaban unas curvas alrededor de su boca, que llevaban directo a sus labios, esos labios rosados que enmarcaban una sonrisa perfecta.

¿Y si te digo que me enamoré de ti?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora