Arte de rojo y negro: Asesino de los colores.

Prólogo.

«De sueños es imposible vivir, pero con ellos es posible mantenerse de pie y resistir», a través de un cielo rojo oscuro, el milagro de la lluvia cubría los sueños que nadaban, con olor de la sangre y el sabor de la carne. Los hijos inmaculados, se levantan conquistando todas las tierras y los mares.

En un juego irracional de delirios. El póker de pica predicando el luto del cielo. El diamante que corta el helado viento de las tormentas. Los corazones corrompidos y entorpecidos por los hilos del surrealismo del desorden. El trébol escribiendo un poema de suicidas antes que todos ofrecieran su vida por el caos, el mundo rugía bajo las luces de una luna de cetrino, encarnando la salvación.

En el año 2005, los héroes que salvaron a la humanidad, ganaron la gran guerra. Todos los países fueron conquistados, los gobiernos de cada país fueron abolidos, con la creación del gobierno mundial.

En los tiempos de ahora; el mundo es gobernado por los cuatros salvadores que se auto proclamaron reyes, desde su reinado el mundo ha disminuido las tasas de muerte por violencia. Los crímenes, el hambre, la miseria, la decadencia, la pobreza, ya no existen, solo existe prosperidad, paz y justicia. Todos fueron despojados de las armas, nadie tiene la autoridad de usar una, era una época donde nadie las usaba. Ya no existían el armamento y su sucia pólvora que tantas vidas han desgraciado en el eterno descanso, las únicas personas que tenían esa potestad de usarlas, eran los reyes y su guardia. Han creado una perfección total, menos en la educación académica que seguía ortodoxa, que no se atrevía a modernizar y deshacer esos siglos tradicionalistas que aun en este tiempo prevalece, educándonos y cortándonos las alas.

El mundo necesitaba un cambio, las universidades poéticamente gritaban, se preocupaban del futuro, no creaban profesionales competentes, sino que fabricaban títeres frustrados.

En el brillante diamantino de los ideales, nace la academia Spade, entre el eco de la verdadera y única necesidad que estremecía a la humanidad.