Capítulo 42 - Entrega Mutua

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Se giro y sus ojos rojos, me observaron. Con desesperación unimos nuestros labios, de manera desesperante y hambrienta. Se separó de mis labios, su tacto era cálido como el mío, tomó la sábana de la cama y la colocó en el piso.

Sus manos destrozaron el pantalón que llevaba, Nagisa no pensaba contenerse como cuando era humano. Teníamos toda la noche, además los vampiros se recuperaba muy rápido o eso me había mencionado.

Uní mis labios con los suyos, podía sentirlo todo, inclusive el olor de su cuerpo, de nuestra excitación que se estaba haciendo presente, sentía el bulto entre sus piernas, mientras se rozaba con mi pene desnudo. Abrí el broche de su pantalón, se separó de mi, se acercaba a mi, de manera lenta, podía verlo, él era hermoso, cada línea de su cuerpo, sus cabellos celestes hasta los hombros, sus ojos rojos hambrientos de deseo por mi, no cambiará nada de eso por nada, ni nadie.

El disfrutará de mi y yo de él, un beso demandante, lleno de lujuria, volvió a unirnos, mientras sus besos cálidos descendían por mi cuerpo>>.

Capítulo 42 - Entrega mutua
Karma POV
Sus labios recorrían mi cuerpo de manera cálida, derramaba rastros de saliva, aumentando inmediatamente mi respiración y el calor de mi cuerpo.  Sentía la sangre empezar a correr rápidamente para acumularse en un punto, mi erección se hacía presente, sus labios se detuvieron, aspiro el aroma y sus ojos se dirigieron a mi pene que estaba empezando a ponerse duro.

A mis fosas nasales, llego el olor de su excitación y me relamí los labios, era un olor embriagante.  La sangre de Nagisa cuando era humano debía ser la cosa más deliciosa para probar, me preguntó si aún sabrá rica, sentí algo rugir dentro de mi por probarla y supe que era mi instinto animal. 

Deseaba algo más, que sus besos dejaran de torturarme, mi cadera, mi vientre, el interior de mis muslos, estaban siendo besados por mi amante peliceleste, menos un punto erguido que pedía atención urgentemente, la punta estaba brillosa por el líquido pre seminal que empezó a derramarse.

Lo vi erguirse para sacarse esas prendas estorbosas, admire su cuerpo con gula, cada línea de su vientre hasta su ingle, miré su pene eréctil, que también pedía atención urgentemente.  Se colocó sobre mi y besos mis labios con desesperación, yo le respondía de la misma manera, probando su sabor, enredando nuestras lenguas, mordiendo sus labios de manera fuerte, nuestros alientos se mezclaban y nuestras intimidad se frotaban con rudeza, hasta que finalmente nos separamos con un hilo de saliva conectándonos.

Sus ojos cambiaron de rojos a negro, me preguntó si los míos cambiaran también.  Puso las manos en mi cintura colocándome de lado, mi espalda estaba en su pecho, su mano se deslizó debajo de mi cuerpo para rodearme y poniéndola sobre mi abdomen y llevo la otra a rozar el interior de mis muslos, sus dedos tocaron mi hombría, mis testiculos y separó mi pierna alzándola, un suspiro de satisfacción salió de mis labios

Se acomodó poniendo su pene en mi entrada rozándola, llenandome de sus fluidos, ya no había dilatación previa como antes, se supone que ya no debo sentir dolor.  Apretó fuerte mi pierna, sosteniéndola, para darse balance y empuje. 

Deseaba que se enterrara en mi, no me importaba entregarme, que hiciera lo que deseara conmigo, ya me estaba volviendo loco por las nuevas sensaciones y de pronto una estocada me penetro con rudeza,  llenando mi interior de su virilidad caliente y dura.

Sed por tu SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora