Capítulo 38 - Ponzoña

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Caminaba alerta, por el pasillo. Escuche la puerta de la habitación de donde había escapado, salir volando y corrí. Si me atrapaba el vampiro, ya no tenía las esposas para detenerlo, tenía la ballesta, pero con lo fácil que noté a Nagisa escapar de un solo cazador, esto era un arma inútil.

Un hombre apareció frente a mí y sin dudarlo dispare, cayó al piso con la flecha en el vientre. Lo revise mientras la sangre escurría por su boca, perfecto un arma y estaba cargada. La metí en el bolsillo del pantalón y seguí mi camino alerta, tratando de recordar el camino a las celdas. Reconocí el pasillo, apure el paso, aunque todo estaba demasiado silencioso.

-Bingo te atrape - escuche decir.

Me giré y dispare una flecha. Una mano me sostuvo del cuello lanzándome contra la pared, la ballesta se resbaló rodando por el suelo. Unos ojos rojos me miraban, me levanto en el aire, apretando mi cuello.

-Mi juguete y mi cena, no se van a escapar, hueles delicioso. Pero tú amante azulado, fue la sangre más rica que probé, era el elixir de los Dioses. ¿Me preguntó si a pesar de ser vampiro, su sangre seguirá sabiendo bien?. Pronto lo sabré, porque el vendrá por su humano - y sus dientes perforaron mi cuello, succionando con fuerza mi sangre.>>

Capítulo 38 - Ponzoña
Karma POV
Mi sangre estaba siendo succionada, me removía incómodo, era muy desagradable que otro vampiro, se alimentará de mí. Escuche su gruñido y empezó a olfatearme como un maldito perro pulgoso. Me pego más a su cuerpo y sentí sus asquerosas manos manoseando mi cuerpo.

-Hugo, quítame estas esposas de una vez - le exigía Azucena, que apareció de pronto por el pasillo.

El vampiro se separo de mi, un hilo de sangre, corría desde mi cuello, sentía que la cabeza me iba a explotar.

Inspecciono las esposas - son esposas especiales y no las puedo romper, sólo con la llave podremos abrirlas - le respondió.

Yo aproveché su distracción para replantear mis ideas. Cerca mío estaba la ballesta, en mi bolsillo estaba el arma, tenía que ser eficaz y certero, para ganar tiempo y poder liberar a Sugino.

-Interrumpes mi cena Azucena, además aun no lo hecho mío y su vampiro peliceleste no va a tardar en llegar. Lo único malo es que no es virgen, el olor a vampiro, corre por su torente sanguíneo. Nagisa Shiota lo hizo suyo - le comentó con furia a ella.

No tendría otra oportunidad como está. Tenía que escapar ya, mi orgullo no iba a resistir eso. Me deslicé con fuerza sobre el suelo, tome la ballesta y dispare. La flecha se enterró en un costado de su abdomen, aproveche saque el arma y le dispare a Azucena.  El balazo le dio en la pierna, mientras ella se quejaba de dolor, me levanté del suelo y corrí en busca de Sugino.

Veía todo borroso, me estaba mareando. Me apoye contra la pared, tome aire llenado mis pulmones de oxígeno y me obligue a seguir mi camino. Veía las mazmorras, le dispare a la cerradura, donde estaba encerrado mi compañero.

-Karma, ¿estás herido?. Tenemos que apurarnos a salir de aquí, vamos yo te cubriré - me quito la ballesta de las manos.  -¿Por dónde se llevaron a la pequeña? - me preguntó Sugino. Le indique el camino. A cada paso que daba la fatiga aumentaba.

Finalmente habíamos llegado al salón, le mostre el pasillo por donde habían desaparecido con ella. Esté estaba lleno de habitaciones, pero todas estaban vacías, caminabamos hasta el final y divisamos a unos guardias custodiando la habitación del fondo.

Sed por tu SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora