LA MIKO DE LAS CUATRO ALMAS #PGP2018

CAPÍTULO 11

ACLARACIONES:

Los diálogos están con - y se cierran también con -

Los pensamientos están con " " y en cursiva

Los cambios de escena se verán con….*******…

Si no se ven ninguno de estos signos y aun así continua, es solo la narración de los hechos.

DECLAIMER: Como saben ninguno de los personajes del magnífico anime y manga INUYASHA me pertenecen, pero la historia es completamente mía, así que cualquier tipo de plagio está prohibido.

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LA MIKO DE LAS CUATRO ALMAS

CAPITULO 11

La hermosa y tranquila beldad que era Irasue no se comparaba en nada con su carácter de espartana a la hora de enseñar, Kagome podría apostar que ella simulaba ser tan apacible, ya que en el fondo guardaba un carácter impetuoso y lleno de júbilo, como si fuera una pequeña cachorra que esta divirtiéndose con un juguete nuevo y no es que estuviera muy lejos de la verdad. Desde que tomo confianza con ella, no paraba de tratarla como si la conociera desde hacía muchos años, aunque realmente el tiempo que llevaba ahí, estaba tornándose cada vez más amplio y la inquietud la molestaba cada vez más.

Los primeros seis meses la peliplata le había dicho que debía aprender primeramente teoría, y entregándole centenares de pergaminos la había encerrado por largas horas al día en la enorme biblioteca de la casa de la luna, aprendiendo forzadamente sobre la historia de las distintas razas, protocolo youkai y humano "si… tuvo que aprender protocolo humano… que irónico" para desenvolverse en ese mundo mas fácilmente. Con lo que había de información, se supo lista para enfrentarse a la sabia mirada de la pequeña Irasue, que aunque suene ilógico por su apariencia pequeña y frágil, sabía mucho más que nadie acerca de todo.

Cuando la peliplata la había tratado de cachorra no pudo evitar preguntar su edad, quedándose boquiabierta al saber los que Irasue había llamado escasamente ciento ocho años.

Cuando finalmente había terminado la etapa de la teoría, pasaron al enfrentamiento, primero fue con una de las damas de compañía de Irasue, aquella que tenía el cabello color ébano, era una Inu fuerte, pero no tardo en derrotarla. Cuando llego el turno de la ultima Inu, una de cabello plomizo y mirada violeta llamada Yue que nunca en todo el tiempo que llevaba ahí, le había dirigido la palabra, su enfrentamiento fue más fuerte que con las demás, y a pesar de que la azabache tenía mucho poder interno, sus movimientos lentos y torpes la imposibilitaron de la victoria.

-Tu poder es enorme, pero tu cuerpo no está para nada a la altura del poder. –Intervino Irasue viendo como la azabache se trataba de levantar cansada, después de haber recibido un golpe en la parte posterior del cuello, con tanta fuerza que la mando al suelo.

-De ahora en adelante practicaras con Yue, todos los días, desde que se ponga el sol, hasta que se oculte, y cuando creas estar lista… te enfrentaras con esta Irasue. –Dijo lo último a través de su bestia.

La azabache asintió decidida, y comenzando desde ese día practicaría lo mejor que podía para no decepcionar a la peliplata.

Los días en el palacio de la Luna eran de arduo entrenamiento, tenía como propósito hacerse más fuerte, así el miedo y la inseguridad ya no la consumirían. Sin embargo las noches, cuando solo el silencio podía sentirse, aquella soledad que tanto se esforzaba por no mostrar la embargaba, nuevamente sentía el dolor en su corazón, una fuerte puñalada sangrante que no se curaba con nada del mundo, estaba segura de que era lo que haría que el dolor pasara, y ese era el único señor del oeste. Al principio toleraba el dolor, diciéndose así misma que era aquella conexión que tenia la marca de emparejamiento, pero conforme las noches pasaban y la luna cambiaba su cuerpo ya no era el único que lo necesitaba, su mente se hallaba siempre vagando en el recuerdo del peliplata. Lloraba por las noches sin saber porque, era una tortura emocional, Irasue se había percatado de aquello, y asegurándole que no era solo algo físico propio de la marca, le hizo creer finalmente, que había algo más que los unía fielmente, mucho más allá de lo carnal, al final pudo aceptarlo, con dificultad, pero aquello era más que solo simple cariño.