CAPÍTULO 31

1.4K 136 15
                                    

ACLARACIONES: Los diálogos están con - y se cierran también con -

Los pensamientos están con " " y en cursiva

Los cambios de escena se verán con….*…

Si no se ven ninguno de estos signos y aun así continua, es solo la narración de los hechos.

DECLAIMER: Como saben ninguno de los personajes del magnífico anime y manga INUYASHA me pertenecen, pero la historia es completamente mía, así que cualquier tipo de plagio está prohibido.

*AMANE2306*

LA MIKO DE LAS CUATRO ALMAS

CAPITULO 31

Aquella habitación estaba perfectamente iluminada, la luz se colaba por las ventanas mostrando una linda vista del jardín del frente, el aroma dulzón de las flores impregnaba cada rincón del palacete, los colores claros se acentuaban armoniosamente y combinaban maravillosamente con los muebles tallados con líneas delgadas y finas entrelazadas en tribales alusivos al Oeste, los jarrones y ornamentos que adornaban y acompañaban los muebles eran delicados y elegantes y junto a los colores hacían de esa habitación un lugar pacifico y relajante para pasar el tiempo. Lo sería así, por supuesto, si su pareja de ojos ámbar no se abría propuesto actuar de la manera en la que lo había hecho. Kagome estaba enojada, ofendida, deseaba matar o herir de gravedad a alguien, y al mismo tiempo estaba terrible y perfectamente avergonzada. Pero ella no lo demostraría.

La pequeña taza de té ya estaba fría, la había mantenido suspendida en sus manos sin darse cuenta el tiempo que se había perdido pensando todas las formas de asesinar o vengarse de su amada pareja Daiyoukai. El mundo estaba en completo silencio mientras su mente trabajaba en no dejarse vencer por todo lo acontecido desde el día anterior.

Tuvo la sensación de escuchar algo, pero estaba demasiado concentrada para darse cuenta de que era, cuando el sonido aumento, elevo su vista del liquido ámbar que reposaba en su tasita de infusión y esta vez pudo oír claramente el carraspeo insistente de Inuyasha, parecía un enfermo de neumonía con tantos sonidos roncos y rasposos, obviamente fingidos, que salían de su garganta mientras la miraba con sus ojos ámbar mas claros que los de su compañero. -¿Qué sucede? –Pregunto ella, dejando su té sobre la mesita y enfocándose en leer las expresiones de su amigo, que parecía mas incomodo que nunca y que se removía de un sitio a otro mientras movía su pie sobre el tatami en un tamborileo insistente que denotaba su impaciencia. Lo conocía perfectamente bien, como para saber que estaba a punto de soltar su lengua desinhibida y extremadamente sincera al punto de ser una molestia. Respiro profundo esperando lo mas tolerantemente la futura y muy cercana diarrea verbal de su amigo.

-¡Apestas! –Grito el Inu.

Kagome soltó el aire que había retenido, y aunque su comentario le había molestado fue menos de lo que había esperado.

Sintió el youki de Hotaru a su lado, estaba en una posición defensiva y su pequeño ceño se veía fruncido, sus labios en forma de corazón formaron una graciosa línea recta, que casi la hace reír y olvidarse de su rabia, pero no, realmente no estaba de humor para reír.

Desde esa mañana su mal humor había ido en aumento por culpa de su posesivo daiyoukai, habían estado el día anterior casi en una luna de miel sin descanso, ella pensó sinceramente que las cosas se habían arreglado después del "pequeño" castigo de Sesshomaru, pero al parecer el Inu no podía vencer sus propios instintos de dominación.

Cuando ella despertó después de su cansadora y muy satisfactoria actividad marital lo vio mirarla desde una esquina de la habitación, traía una yukata casi completamente abierta, sus largas y trabajadas piernas sobresalían de la provocativa yukata y su pecho y abdomen musculoso estaba a la vista, sus cabellos plateados estaban húmedos y goteaban sobre aquella sencilla prenda casi dejándola transparente, se relamió los labios al verlo imponente y nuevamente excitado mientras la miraba dormir boca abajo, sin nada que la cubriera.

LA MIKO DE LAS CUATRO ALMAS #PGP2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora