CAPÍTULO 37

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DECLAIMER: Como saben ninguno de los personajes del magnífico anime y manga INUYASHA me pertenecen, pero la historia es completamente mía, así que cualquier tipo de plagio está prohibido.

********AMANE2306********

LA MIKO DE LAS CUATRO ALMAS

CAPITULO 37

Al final del capítulo estoy respondiendo a varios reviews dejados en el anterior capitulo

No había forma de estar seguros de que lo que había sentido significaba que la pequeña vida aun estaba dentro suyo aferrándose a este mundo, pero a pesar de que se encontraba en la incertidumbre y la ignorancia quería creer fielmente que era así, allí estaba su bebé, lo había sentido por un segundo, como si quisiera darle un alivio a su torturada madre.

Sesshomaru la aferro en todo el camino, y aunque le había dicho a Inuyasha que la llevaría a la aldea, no fue allí a donde se dirigieron, él se elevo a los cielos y surco varios kilómetros mientras la envolvía celosamente en su mokomoko, cada tantos ratos hundía su nariz en el cuello cálido de ella y aspiraba de forma insistente.

Kagome le dejo hacer lo que quería, no cuestiono nada, ni pregunto a dónde irían, no sentía curiosidad, solo alivio entre sus brazos. Después de varios minutos en donde cerró los ojos mientras sentía el viento sobre algunas áreas en donde el suave mokomoko no la cubría, sintió que todo se detuvo, aun ausente por lo amilanada que se sintió en sus brazos parpadeo varias veces para enfocar su vista cansada de tanto llorar por varias horas, y diviso un arroyo de aguas termales.

Miro a su pareja que sin decir una palabra se fue metiendo al agua con ropa y todo llevándola aun consigo, el vapor libero sus pulmones de la tensión, él la sostuvo delicadamente y la elevo un poco para sentarla sobre una piedra lisa inclinada justo sobre las aguas, ella se separo de su cuerpo a duras penas y lo miro interrogante pero sin pronunciar palabras.

-Este ha notado que su habladora e incansable mujer no ha pronunciado palabra. Dime cachorra ¿hay algo más de lo que deba preocuparme? –Pregunto él mientras procedía a alzar sus manos sobre ella y acariciar la piel de sus mejillas y cuello en un acto de reconocimiento.

Kagome negó suavemente, por algún motivo las palabras se le habían olvidado, no sabía que decir, como excusarse, como empezar a hablar del tema.

-Huelo tu sangre, mucha sangre. –Comento él mientras descendía sus manos por sus hombros y brazos delineando ahora los casi imperceptibles cortes que pronto desaparecerían por su cuenta.

-Me lastime un poco. –Susurro ella nerviosa.

El la miro reprobatoriamente, como si la hubiera pillado en una gran e imperdonable mentira. –Un poco. –Dijo con un deje sarcástico y un gruñido molesto. –No ofendas mi inteligencia mujer.

Kagome ladeo el rostro incomoda, perdiendo su mirada en algún lugar entre el follaje de arboles variados.

Sintió las manos de Sesshomaru desatar las finas tiras que aseguraban el vestido a sus costados y como con una habilidad innata se deshacía de la única prenda que la cubría bien. Sus senos quedaron libre y ella se sintió pudorosa, no porque él la mirara desnuda, sino mas bien porque el notara las cicatrices que estaban tardando en desaparecer.

Sintió una garra filosa perfilar sus senos y bajar hasta su costado justo en donde la había atravesado aquella daga y en donde se apreciaba una pequeña herida cerrada. –…¡Pronto sanara! –Se animo a excusarse.

El la miro fríamente. –No te cuidaste. –Gruño embravecido.

-Si lo hice pero… -Kagome se sonrojo ante la enorme excusa que estaba por decir. –Es cierto… no lo hice. –Admitió al fin.

LA MIKO DE LAS CUATRO ALMAS #PGP2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora