El banquete se terminó y ella y Peter se fueron directo a la habitación como había sido indicado. Las palabras exactas del general habían sido como «Préparense para la prueba». Algo así como un último entrenamiento supuso ella.
— ¿Él es muy gruñón no es así?— le preguntó a Phillis de pronto, refiriéndose a Peter.
— No siempre fue así. Recuerdo cuándo llegó, él era bastante pequeño, entonces. Después de la Competencia, bueno, él volvió cambiado, y lo eligieron como guardia.— Phillis suspiró tras la sarta de palabras. Ella era de uno o dos años antes que Peter, y como muchos otros, había decidido retirarse de La Competencia— Estás lista.— la miró fijamente, viendo un futuro en Samantha que ella ya no podría tener.— Tienes que ganar. Recupera tu libertad.
Samantha asintió. Lo haría. Era lo que la había movido desde que había empezado a entrenar. La libertad era algo que le habían quitado a costa de amenazas de muerte. Pero era suya. Y la tenía que recuperar. Pero no tuvo el corazón para despedirse de Phillis.
Cuando salió, Peter la llevó a la sala de entrenamiento. El lugar ya le parecía conocido pero... Nunca había tenido público. Mucho menos el tipo de público que determina tu futuro.
Samantha pasó el umbral con el corazón latiéndole rápidamente, y él la detuvo. Podía sentir la adrenalina de los nervios y el miedo recorriendo su cuerpo.
— Sé que puedes hacerlo. Haz que los maestros que te subestiman— señaló el entrepiso dónde se alojaban.—, se arrepientan de hacerlo.
Ella asintió. Podía hacerlo. Había practicado, había hecho ejercicio, había tomado los consejos de Peter para la espada. Y era como él había dicho: los que la subestimaban, se arrepentirían de haberlo hecho.
— Lo haré. Gracias, Peter.
Entró y tomó una de las espadas del estante. La que había estado usando ya no estaba. Seguro alguien la había tomado. Le dirigió una última mirada a Peter, y se formó con los demás Candidatos para el área de pelea.
(...)
Llevaba varios minutos esperando su turno. Aunque daba gracias a no haber pasado. Incluso observando los duelos de otros Candidatos podía sentir sus propios nervios en aumento. Había visto a los Candidatos caer, y a otros ganar. Unos con gran esfuerzo, otros sin tanto... Y aún así hubo uno que llamó un poco más su atención: uno con unos ojos que le parecieron más peculiares que los suyos. Unos ojos color ámbar que medio chocaron con los suyos mientras bajaba del círculo de batalla tras salir victorioso de su pelea.
Después, el general Rivers la llamó al círculo de batalla. Ella subió con los nervios a flor de piel. Del otro lado de la sala, un guardia se acercó con su espada y su uniforme. Podía hacerlo, podía hacerlo, podía hacerlo.
Sostuvo la espada con las dos manos como Peter le había enseñado, al tiempo que sentía una pesada mirada sobre ella. Giró para encontrarse con el maestro de Peter. Parecía analizar cada uno de sus movimientos.
Ella le sostuvo la mirada esta vez. El hombre en sí era intrigante. Luego Lothar apartó la mirada con desinterés. Eso la molestó. Pero no podía dejarse perder los estribos ahí.
— Hasta que uno quede fuera de combate o acorralado.— recordó el general.
Samantha apretó el pomo con fuerza. «Puedo ganar» se repitió.
El guardia se abalanzó contra ella en un parpadear. Su espada habría cortado su cuerpo en dos. Ella rechazó su golpe con la hoja y lo echó hacia atrás. Se recordó al instante que no había adoptado la posición, y se arrepintió, porque de haberlo hecho, habría tenido un poco más de apoyo y estabilidad al rechazar y recibir algún golpe.
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Millage
FantasyDespués de ser detectada, Samantha solo puede huir, pero cómo podría escapar de una ciudad amurallada y vigilada día y noche? Encontrando un mundo nuevo debajo del suyo, en el que tendrá que pelear para ganarse un lugar entre la gente, las creencias...