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Miller caminó hacia los Subterráneos, si era sincero odiaba ese lugar. Pero los trabajos que se conseguían allí eran los mejores, en especial tratándose de alguien de su especialidad.

Había pasado unas semanas, o quizá casi mes y medio, investigando. La muerte de Cormak Colohut había sido casi perfecta, solo que los sospechosos eran apenas suficientes.

Cada uno de los sospechosos eran lo suficientemente cercanos y molestos con él, que no se habían molestado en ocultarlo. Y Miller dudaba que alguno de ellos fuera el responsable, pues todos sospecharían de ellos y eso no sería conveniente. Sin embargo, un sospechoso llamaba su atención. Jamás había tenido roces con Cormak, siempre había sido atento y amable, aunque lo suficientemente lejano de su círculo para que alguien creyera que lo había matado, pero, había una razón, y era su puesto en el consejo. Nadie imaginaría que el señor Louis quería matar a Cormak, o que podría, debido a su amabilidad y casi timidez hacia los demás, además de la lejanía que mantenía con Cormak, aunque un puesto más alto en el consejo era algo por lo que muchos matarían, y Miller definitivamente creía que Louis era uno de ellos. Así que había arreglado una cita con él, sin decirle su nombre real por supuesto.

Caminó hasta los compartimentos de madera más alejados, por si acaso, en donde se suponía que Louis debería de estar esperándolo, y se sentó con la capucha sobre su cabeza, frente al hombre tembloroso que había frente a él.

— Louis— pronunció satisfecho.

— Buenas tardes eh... Señor Phinios.— lo saludó Louis.

Miller no sabía si su nombre sonaba real, realmente se lo había sacado de la manga al escribir la carta.

— Como sabe yo, necesito un trabajo.— le dijo.

Notó como Louis comenzó a sudar y mirar nerviosamente a algún otro lugar.

— ¿Le sucede algo?

— No, continúe por favor.— la incómoda sonrisa en su rostro solo le confirmó que él sentía que era un guardia... Al menos uno real.

— No se preocupe, no quiero arrestarlo, pero necesito que me dé el contacto de quién asesinó a Colohut, he escuchado que usted lo sabe.

— Temo que se equivoca.

— Creo que usted no comprende.— musitó reprimiendo su impulso de hablar entre dientes— No soy de la guardia real, ni un oficial. No pretendo arrestarlo, ni hacerle daño.— reiteró.— pero necesito un trabajo. Y parece que quién hizo el de Colohut es el mejor, podría darme su nombre, y quizá, pueda contactarlo. En cualquier caso puede estar seguro.— se sacudió la manga con desdén.— No mencionaré su nombre en ningún momento y— se quitó la capucha para que pudiera ver sus ojos.— En caso de que lo mencionara, su alto puesto en el consejo le daría impunidad, además de que, si no se le otorgara la impunidad, ¿Quién le creería a nada más que un simple extraño que intenta difamar a un importante hombre del consejo?

Louis no parecía decidido a decirle, así que Miller se levantó.

— Le sugiero que lo piense, y si cambia de opinión, por favor avíseme.— le dijo y caminó, al menos hasta que Louis lo detuvo.

— ¡Esperé!

Miller reprimió sus inmensas ganas de sonreír.

— ¿Si?— giró.

— Aeryn.— Miller alzó una ceja, incrédulo.

Ese no era el nombre que esperaba. Esperaba un Samantha Smith, no un Aeryn.

— ¿Aeryn?— Louis asintió.— ¿Aeryn qué?

— Responde al nombre de Aeryn Novak. A veces viene aquí en busca de trabajo, pero de vez en cuándo es difícil encontrarla. Espero que tenga suerte.

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