Samantha peleaba con Peter en la mansión. No le habían informado si alguien había sido eliminado o no, y eso le ponía los nervios a flor de piel, y para ella que mejor manera de quitárselos más que sacándolos, peleando.
Peter chocó su espada con la de ella con fuerza, y la echó hacia atrás.
Ella cayó de espaldas y se levantó rápidamente, justo cuando Peter tiraba otra estocada en su dirección, que podría haberle hecho un largo corte en el brazo.
Su mirada se volvió afilada como su espada. Sus ojos verdes destellaban ira en todo su esplendor. Sus golpes y estocadas se hicieron más ágiles, más felinos.
A Peter cada vez le costaba más contener los golpes de la muchacha fuera de su anatomía.
Esquivó una patada, echándose hacia atrás. Un golpe del costado de la hoja de la espada lo alcanzó fuertemente en la espalda. Un golpe detrás de las rodillas lo derribó rápidamente y una filosa espada se colocó en su garganta. Su respiración se volvió trabajosa, intentando no levantar mucho su garganta, pues estaba tan cerca de la espada que si se movía dos milímetros más, al frente, su garganta sería perforada por la punta.
Una sonrisa se dibujó lentamente en sus labios y Peter no pudo evitar mirarlos.
Su cabello rubio se balanceó cuando se agachó para darle la mano, que él tomó con suma cautela. Se impulsó y jaló para levantarse del suelo.
Su rostro quedó a centímetros del de Samantha y la analizó. Si se inclinaba podría incluso besarla. Calmó su palpitante deseo de hacerlo, con el recuerdo del primero— y el único— beso que le había dado aquella noche. Se separó lentamente y vaciló antes de verla darse la vuelta e irse. Segundos después la siguió.
Era muy buena en todo lo que hacía.
Cruzaban el gigantesco patio para llegar hasta la torre más cercana en busca de algo de sombra cuando se cruzaron con Miller.
Samantha ni siquiera lo saludó. Pasó de largo y él la miró.
Peter lo observó detenidamente.
— Miller, ¿Todo bien?— sus ojos se fueron hasta los de Peter.
— Lothar está... Planeando lo de Nael.— le respondió, tanteando con los dedos el pomo de su espada.
— ¿Sabes cuándo será?
— Pronto. La fecha no está definida, pero parece que Lonnan le cobrará el entrenamiento, así que tendremos que esperar a que sea totalmente libre después de la competencia. Lothar no quiere deudas con Lonnan.— Peter notó que la sonrisa de Miller se escondía apenas en sus labios, lo comprendía. Que ambos nombres se parecieran y ambos fueran de maestros era una coincidencia ciertamente graciosa.
— ¿Algo más?— preguntó con cautela, vigilando que Samantha estuviera lejos, y no pudiera escuchar.
— Samantha no debe enterarse ni estar cerca. Y quiere que parezca un accidente, o un asesinato... Pero que nos dejé totalmente fuera de los sospechosos.
Peter asintió. No quería hacerlo. Pero una órden era una órden. Y el dinero era valioso, aunque fuera dinero manchado de sangre.
— Bien.
Caminó hasta alcanzar a Samantha. Si no recordaba mal, ese día era el descanso de Nael, así que Samantha intentaría salir de la mansión Falk para encontrarse con él. Y ese día era su guardia. Le tocaría seguirla y dar su informe a Lothar. Porque Lothar siempre la dejaba salir a propósito.
— Le pediré a Lothar un permiso para salir. Estoy exhausta.— se quejó.
— No dudo que te lo de. Eres su favorita, ¿Recuerdas?— bromeó.
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Millage
FantasyDespués de ser detectada, Samantha solo puede huir, pero cómo podría escapar de una ciudad amurallada y vigilada día y noche? Encontrando un mundo nuevo debajo del suyo, en el que tendrá que pelear para ganarse un lugar entre la gente, las creencias...