El Doctor era el que estaba más asombrado de los tres. Los cazadores eran demasiado orgullosos para hablar en una lengua que no fuera la suya. Pero su socio cazador acababa de enunciar una frase con total fluidez.
El Cazador aprovechó la estupefacción de sus acompañantes para avisar:
–Tenemos que volver a la TARDIS antes del anochecer. Nibiru es un planeta de serpientes.
–¡¿Serpientes?! -palideció Jones.
–No, no son lagartos sin patas –corrigió el Cazador–. Las serpientes son criaturas adoradas y cazadas por los cazadores. Son supervivientes implacables, carentes de cualquier atisbo de piedad. Las cazamos porque queremos que ser como ellas. Las cazamos para comer sus almas.
–No será para tanto –opinó el Doctor.
–Usted nunca se enfrentó a nada parecido –advirtió el Cazador–. Si creen que esa cosa de la mansión era terrible, es que no han visto a estas serpientes de cerca. Os aviso, si no nos vamos, moriremos.
–No me digas que un tío tan duro como tú tiene miedo de morir –se extrañó Karin.
–No tengo miedo de morir –avisó el Cazador–. Tengo miedo de no poder protegeros.
–Tranquilo, socio, yo me encargaré de protegeros a todos –proclamó el Doctor.
Ante lo cual, el Cazador gruñó y volvió a ponerse la máscara, dando a entender que no tenía nada más que decir.
–¿Y qué hacemos? –preguntó Karin al Doctor–. ¿Nos vamos?
–No. Según las palabras de nuestro aliado, tenemos hasta el anochecer –recordó el Doctor–. Además, la inclinación de los rayos de luz de la selva me indica que los dos soles todavía se están elevando en el cielo. Aún es por la mañana y tenemos muchas horas por delante antes de que anochezca. Exploraremos Nibiru hasta que llegue la noche. Si para entonces no hemos encontrado nada relevante, volveremos todos a nuestras casas. Estamos en este viaje para encontrar esa arma y la manera de que yo pueda volver a mi universo.
–Yo no pienso irme sin saber algo más de este lugar –opinó Jones.
–Yo no me separo de ti, Doctor –declaró Karin.
Ante lo cual, el Cazador bufó incomodado, como si le molestara tener que hacer de canguro de esos tres.
No emitió más palabras, pero el Cazador sabía que no estaban a salvo, a pesar de que todavía era de día.
Antes de volver a la jungla, decidieron subir a lo alto de la nave invadida por la vegetación. Tuvieron que destrozar las enredaderas que cubrían una escotilla del casco para poder abrirla. Desde lo alto del caparazón metálico y podrido de la nave caída, echaron un vistazo al entorno. El paisaje del cementerio espacial, cubierto por el manto de la selva, parecía monótono. Pero no para los expertos ojos del Doctor. Podía identificar esas naves, sus estructuras, sus respectivas orientaciones. Todos los morros de esos vehículos convergían y apuntaban a un mismo punto.
Al parecer, los anteriores expedicionarios sabían algo más de Nibiru que esos cuatro exploradores.
Decidieron ir allí a investigar, para mayor inquietud del Cazador.
No muy lejos de allí, una astronave con forma de disco y estabilizada por un sofisticado juego de alerones, descendió de los cielos para suspenderse en un claro, sin llegar a tocar tierra. Desplegó una rampa del que bajaron ocho personajes que formaban un segundo grupo de expedicionarios. Después de tomar tierra, uno de estos exploradores se volvió a la astronave para enviar una señal de control remoto, que hizo que el vehículo ascendiera para volver a los cielos y esperar nuevas órdenes mientras aguardaba en la órbita de Nibiru.
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Doctor Who. Crossover.
Fanfic¿Quién podría viajar al japón del anime ciberpunk, a la Tierra Media o a una galaxia lejana, muy lejana? La respuesta está aquí. El Doctor (el de la prestigiosa serie de TV de la BBC), realiza en esta serie de aventuras durante un gran viaje . Tras...