Esa mañana, la Mayor, Batou, Togusa y Saito se replegaron en la comisaría de New Port City, para encerrar al Serpiente en una de sus salas de interrogatorio. El ambiente en el lugar estaba caldeado, tanto por las altas temperaturas como por la difusión de la noticia de que habían acabado con banda del Payaso. Fue una nueva que sentó muy mal a Leona, que había vuelto junto con Al después de haber patrullado la ciudad durante el turno de noche a bordo del Bonaparte. Leona, al ver a los de la Sección 9, intuyó que uno de ellos fue el que acabó con los Payasos. Estaba resentida con ellos porque era ella la que más deseaba atrapar a esos malditos Payasos.
El jefe Aramaki decidió venir personalmente a la comisaría para hablar con sus subordinados, dejando el tema de la seguridad en la exposición en las manos de Bouma y Pazu. Cuando vio a la Mayor, se acercó a ella y preguntó:
–¿Estás bien?
–Tranquilo, jefe, ha sido el susto más que nada –calmó la Mayor–. Afortunadamente, pude poner a esa cosa en fuga.
–Sí, ya he visto la filmación que me envió Saito –recordó Aramaki–. Al parecer, tenemos suelto a un justiciero en la ciudad. Pero creo que ya podemos estar tranquilos. Esos disparos suyos fueron mortales de necesidad.
–Sí, puede –opinó la Mayor–. Pero no me creeré que ese monstruo esté muerto hasta que vea su cadáver.
–Los buzos están en ello –informó Aramaki–. Pero a estas horas, ese cuerpo ya debería estar flotando. Recuerda que hay medio metro de sustancias contaminantes ahí abajo. Puede que nunca lo encontremos.
–Y hablando de cuerpos –intervino Batou–. ¿Ya le han hecho la autopsia al cadáver del sospechoso no identificado?
–Precisamente vine en persona para informaros de ello –contestó Aramaki al tiempo que extraía una fotografía de un bolsillo. Sus subordinados la miraron. Se trataba de una imagen tomada por un microscopio electrónico que mostraba un primerísimo primer plano de detalle de un cabello humano. Se hizo con tantos aumentos, que la estructura pilosa parecía el tronco de una palmera.
No obstante, lo que llamaba la atención de esa imagen era el gráfico artificial que aparecía impreso en el pelo; un código de barras de líneas paralelas.
–¿Qué estamos viendo? –se extrañó Togusa.
–El forense lo extrajo del cuerpo del sospechoso no identificado –informó Aramaki–. Ya hemos decodificado el código de barras. Según los datos leídos, el sospechoso era un replicante de la serie nexus 7 de la Corporación Tyrell.
–¿Un replicante? –se extrañó Batou–. ¿Como nuestros bioroides?
–No, los replicantes son mucho más humanos –aclaró Aramaki–. Son cien por cien orgánicos, su sangre es roja y han sido diseñados con ingeniería genética.
–He oído hablar de ellos –comentó la Mayor–. Los hicieron para ayudar a los humanos en la colonización de Marte. Pero los de la serie nexus 6 mostraban rasgos psicóticos. Creo que por ese motivo, la Corporación Tyrell canceló el proyecto. ¿No entiendo cómo se han arriesgado a sintetizar una séptima serie?
–He venido a informaros en persona porque la Corporación Tyrell es una de las empresas que participan en la exposición científica que se inaugura esta noche –aclaró Aramaki–. Creemos que los de la serie nexus 7 han sido diseñados para ser soldados de combate para el ejército de la América Imperial. Oficialmente, no existen. Y ahora, parece que están siguiendo los pasos de sus predecesores. Preparan otra rebelión.
–Y han elegido la exposición para rebelarse –conjeturó Togusa.
–Es lo que creemos –repitió Aramaki–. Habéis atrapado a un sospechoso con vida, ¿verdad?
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Doctor Who. Crossover.
Fanfiction¿Quién podría viajar al japón del anime ciberpunk, a la Tierra Media o a una galaxia lejana, muy lejana? La respuesta está aquí. El Doctor (el de la prestigiosa serie de TV de la BBC), realiza en esta serie de aventuras durante un gran viaje . Tras...