A pesar de las advertencias dadas por el Doctor, Spock decidió no sacrificar a la serpiente atrapada en la celda, convencido como estaba el vulcano, de que nada ni nadie podía escapar de ese recinto.
Tras la entrevista, el Doctor se desplazó a la enfermería. Por el camino, se separó del senador Blizz, al que se le asignó un camarote privado.
Acudió a la enfermería para ver cómo estaban sus aliados heridos. Cuando el Doctor entró en la sala abarrotada, el lugar estaba más calmado que cuando Karin estuvo allí. Localizó enseguida a Krong y al Cazador. Ambos dormían plácidamente. Al verlos en ese estado, parecía mentira de que los dos pacientes fueran unos fieros guerreros.
El oficial médico se acercó al visitante del traje verde y le habló:
–Supongo que usted es ese Doctor del que me hablaron Jim y Spock. Yo soy el doctor Leonard McCoy, oficial médico de la Enterprises.
–Yo soy el Doctor, exiliado de otro universo y vagabundo espacio-temporal. Le agradezco que haya cuidado de mis amigos.
–No ha sido nada –se sinceró McCoy–. Lo único que necesitaba el klingon era descansar. Y en cuanto a su amiga, se aplicó las curas ella misma. Pronto despertarán para poder volver al luchar.
El Doctor asintió satisfecho. Y, de repente, se percató de ese dato desconocido que McCoy acababa de proporcionarle despreocupadamente. Repitió:
–¿Se aplicó las curas ella misma? ¿Se refiere a Karin, la chica que vino con mis amigos?
–No, me refiero a esa cosa fea de ahí –señaló McCoy al Cazador–. Es una hembra. ¿No se había dado cuenta hasta ahora? Mire, fíjese en los datos que recogí de ella con mi tricorder. No ve los niveles hormonales ¿O acaso prefiere que me arriesgue a enseñarle la prueba, levantado el taparrabos de esta criatura?
–No, no hace falta –se avergonzó el Doctor–. El caso es que nunca me había planteado de qué género es mi amigo, el Cazador. Ni siquiera sabía que su especie es dioica. Es nueva para mí, ¿sabe?
–Le comprendo, Doctor –replicó McCoy–. Aunque sea una hembra, sigue siendo de otra especie y una criatura a muy fea. Entiendo que nunca se haya planteado la posibilidad de cruzarse con ella.
Ante el comentario irónico de McCoy, el Doctor sonrió e interrogó:
–¿Y dónde está Karin? Vine para verla a ella también.
En la cantina del Enterprises, el Doctor se encontró con los refugiados rescatados por el navío de la Federación. La sala estaba dominada por un amplio ventanal, desde donde se podía avistar los dos grandes propulsores de la Enterprises y una impresionante vista de la permanente lluvia de estrellas, que se deslizaban hacia un lejano punto focal. En ese recinto se hacinaban los refugiados, repartiéndose como mejor podían los recursos disponibles. Casi todo el piso estaba ocupado por hileras de camillas plegables. Esos seres humanoides, que provenían de diferentes sistemas estelares, intentaban descansar y reponer fuerzas. Colaboraban entre ellos para hacer más llevadera la estancia en la cantina.
Karin se hallaba en la cola de la comida, con la intención de apaciguar los cantos de su hambriento estómago. Cuando vio que el Doctor había entrado en la cantina para buscarla con la vista, le llamó a gritos:
–¡Hey! ¡Doctor! ¡Aquí, aquí!
El Doctor sonrió cuando divisó a Karin haciendo numerosos ademanes de acercamiento. Cruzó la sala para reunirse con su amiga. Y al hacerlo, no advirtió que un hombre corpulento, que en ese momento estaba rodeado por un grupo de niños, se levantó para observar al tipo del traje verde.
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Doctor Who. Crossover.
Fanfic¿Quién podría viajar al japón del anime ciberpunk, a la Tierra Media o a una galaxia lejana, muy lejana? La respuesta está aquí. El Doctor (el de la prestigiosa serie de TV de la BBC), realiza en esta serie de aventuras durante un gran viaje . Tras...