Esta cosa es enorme.
No debería intentarlo, pero lo hago.
Chupo un poco más profundo, viendo cuanto esfuerzo me llevaría tomar su pene completamente en mi boca. Pero tan pronto como lo intento sé que esto no va a suceder.
Él huele tan jodidamente bien. Masculino. Y sabe aún mejor. Brandon me hace sentir sucio, como cuando solía joder con los chicos en el vestuario de la universidad. Él enciende un fuego salvaje dentro de mí que no imagine que poseía. Debe ser por la mierda de que no deberíamos estar haciendo esto, y aun así lo estamos haciendo, el porqué de que esto me excite tanto.
Me siento eufórico. No puedo creer que vayamos a joder. Un minuto pensé que Howard vendría a buscarme algo de comida y hielo, y al segundo siguiente veo a Brandon delante de mí, dándome esa mirada seductora como si quisiera esto tanto como yo.
Finalmente estoy a punto de hacer realidad esta fantasía con la que he estado soñando una y otra y otra vez desde que él firmó para protegerme.
Brandon mantiene sus manos acariciando mi cabello mientras yo trabajo con su longitud arriba y abajo tragándolo tan profundo como me es posible. Quiero sentir su sabor en mi boca, pero más que nada, deseo sentirlo moviéndose dentro de mí. Me he privado por demasiado tiempo ser follado por alguien más, pero ahora con Brandon delante de mí, totalmente afectado por la forma en la que estoy trabajando en él, sé que quiero permitirme esto. Quiero que me joda, que me domine.
Apartando mis labios de su erección palpitante, me levanto y lo beso duro. Con urgencia. De la misma manera en la que ahora me siento. Lo necesito más que jodidamente nada.
— ¿Por qué no me muestras lo jodidamente cansado que estas de escucharme lloriquear todo el maldito tiempo? —pregunto sugerentemente.
Brandon me besa fuerte antes de responder.
— Pero quiero escuchar que te quejes, —dice—. Quiero hacerte lloriquear.
Mi propia erección palpita incontrolablemente por la promesa obscura de esas palabras.
— Muy bien, es bueno saber que estemos en la misma página. —le digo inclinándome hacia él, manteniendo mis labios lo suficientemente lejos para tenerlo deseando más.
— Esta es una idea horrible. —dice.
— Entonces hagamos que valga la pena. —murmuro. Y tan pronto como las palabras abandonan mi boca, somos nuevamente un frenesí de labios, lengua y hormonas.
Él nos guía hasta la habitación y debo admitir que para variar, es reconfortante que alguien más se haga cargo en el sexo.
Mi hombro herido golpea contra el marco de la puerta en nuestro camino. Maldigo entre dientes porque me niego a que el dolor me interrumpa este momento. Lo guio a mi bolsa de viaje mientras nos besamos, me tomo un momento para conseguir condones y una botella de lubricante.
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RENDICIÓN
RomanceRENDICIÓN: Acción o resultado de rendir o rendirse; someterse al domino o a la voluntad de alguien.