Capítulo 33

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— Bueno, al parecer no todo está perdido, —murmura Wyatt, mientras guarda el numero de los tipos de la piscina en su teléfono

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— Bueno, al parecer no todo está perdido, —murmura Wyatt, mientras guarda el numero de los tipos de la piscina en su teléfono.

Después de esta falsa alarma, volvimos a dirigirnos a la piscina, y aunque no puedo librarme de mi ansiedad constante y el pensamiento de que Wyatt está en peligro mortal, él no tiene ningún problema en retomar las cosas donde las dejo en la piscina. Los chicos estuvieron demasiado felices de darle sus números telefónicos.

Mientras caminamos por el pasillo de regreso a la habitación de Wyatt, el está jugando con su teléfono, guardando los contactos de los chicos, antes de comenzar a redactar un mensaje de texto a alguno de ellos.

— ¿Has considerado, —comienzo— que si te follas a alguno de esos chicos y la prensa se entera, te veras como un pendejo que me está engañando?

Wyatt gruñe, sin dejar de escribir en la pantalla de su móvil.

— Ajá, —responde aun mirando su teléfono. Un segundo después, la pantalla de su celular se oscurece y me mira—. Y, ¿Qué quieres? ¿Esperas que sea una puta mojigata a través de esta relación ficticia? ¿En verdad crees que haré eso solo para evitarme problemas?

— Solo estoy diciendo que debes ser un poco más discr-...

— No es tu puto asunto, Brandon. —Gruñe, cortando mis palabras—. El que yo gane una campaña publicitaria o no gracias a mi reputación, no tiene nada que ver contigo. Tu trabajo es asegurarte de que no muera, y ser un buen chico aparentando que eres mi puto novio para que tengas una excusa de estar cerca de mí, así que concéntrate en eso.

— Lo que sea que quieras. Te lo advertí de todas formas. —respondo, irritado.

Nos acercamos a los elevadores y esperamos un par de segundos antes de que la puerta se abra y entremos. Cuando las puertas se cierran, somos las únicas personas en este reducido espacio, el silencio es incomodo, y la tensión es tan densa que podría cortarse con un cuchillo.

Wyatt suspira y se apoya contra la pared del ascensor, cruzando sus brazos sobre su pecho.

— Sabes, —comienza Wyatt, mirándome irritado desde el otro lado del ascensor—. Esto es tú culpa. Si estuviéramos follando no tendría que buscar el sexo en otro lugar.

Quiero golpear el botón de parada de emergencia y darle exactamente lo que él quiere. Quiero envolver sus fuertes piernas alrededor de mi cintura y quiero deslizar mi pene en su calor hasta que él ruegue porque me detenga. Quiero poseerlo en más de una sola forma. Necesito a este hombre de una forma desesperada, como nunca antes he deseado nada en mi vida. Pero no puedo caer en este maldito error nuevamente.

— No vamos a discutir esto de nuevo, Wyatt. —digo, apoyándome contra el elevador, buscando la mayor distancia entre nosotros como sea humanamente posible en este reducido lugar. — Sabes que tengo buenas razones para no seguir con lo que estábamos haciendo. Mi carrera está en riesgo, tu carrera está en riesgo, tu puta vida está en riesgo. Aunque está bastante claro que no te importa una mierda tu carrera más de lo que te importa tu vida.

RENDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora