Capítulo 41

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Wyatt se para frente a un podio

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Wyatt se para frente a un podio. Su cabello está gelificado de una forma elegante que lo hace lucir muy atractivo. Lleva un traje negro de tres piezas y una corbata azul rey, que acentúa sus ojos azules. Él no parece un jugador de futbol. Se ve como una estrella de cine.

Él muestra su sonrisa encantadora a la audiencia de inversores y donadores que se apilan en las mesas redondas alrededor de todo él salón.

— Buenas noches, —dice Wyatt a la audiencia, mientras acomoda el micrófono para que este a una altura apropiada para sus labios.

Él ha pasado los últimos cinco días preparando cada detalle para esta noche. Cinco días en los que no hemos tenido sexo. Lo cual parece desconcertante, tomando en cuenta nuestro historial. Duermo en la cama de Wyatt cada noche. Pero no hay sexo. En cambio hay largas charlas y grandes maratones de besos que terminan en respiraciones pesadas, pero no hay nada más allá de eso.

Lo despierto de sus pesadillas y en cambio él me devuelve el favor despertándome de las mías. Las cuales cada vez son más recurrentes. Cada noche tengo el mismo maldito sueño. Es este recuerdo de cuando Roger y yo nos enfrentamos a la trampa del cartel. Al menos así fue la primera noche. La segunda vez que tuve el mismo sueño, este se llevó a cabo en el mismo escenario. Solo que esta vez, no era Roger el que estaba en medio de un charco de sangre. Era Wyatt. Y a pesar de todos mis intentos por salvarlo, él muere antes de llegar al hospital al igual que Roger.

La tercera vez que el sueño se repitió, no tengo ni siquiera la oportunidad de llevarlo con un médico. Cuando me acerco al cuerpo, el pulso de Wyatt ya no está. Y lloro junto al cuerpo inerte del hombre hasta que unos brazos me arrastran y me arrastran lejos de él. Lucho contra ellos antes de despertar y verme envuelto en los brazos de Wyatt. Me tranquiliza de inmediato el saber que él está vivo y en la cama conmigo. El calor de su cuerpo se roba el frío, la incertidumbre y el miedo que siento cuando me saca de mis pesadillas. Pero la paz se desvanece rápidamente en cuanto pienso que ese es un escenario que podemos vivir cualquier día hasta que no encontremos a los bastardos que lo quieren muerto.

Y estoy totalmente de acuerdo en dar mi vida por la suya.

No porque no quiera seguir luchando. Y no porque crea que merezco la muerte por no haber salvado a Roger.

Sino porque Wyatt me importa demasiado como para no sacrificarme por él.

Sé, dentro de mí, que aunque las cosas hayan cambiado entre nosotros, no significa que daremos un paso adelante y pasaremos de una relación ficticia a una real. Simplemente no podríamos seguir el ritmo de la vida del otro.

¿Qué haría yo con un novio que es súper estrella de futbol?

¿Qué haría él con un agente encubierto como novio?

Fracasaríamos. Sin duda lo haríamos. Él correría por todo el país jugando al futbol, y yo no podría ni siquiera hablarle por teléfono para felicitarlo por una victoria sin arriesgar toda una operación.

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