Capítulo 40

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Arrojo la camiseta de Brandon al otro lado de la habitación

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Arrojo la camiseta de Brandon al otro lado de la habitación. Él se ríe mientras sigue la trayectoria con su mirada y se inclina a recoger su saco negro que esta tirado al lado de mi cama.

Me arrastro hasta el borde de la cama, poniéndome de rodillas y apoyando mis manos en sus hombros cuando él se irgue en toda su impresionante estatura. Estamos cara a cara y su mirada esta clavada en la mía. Sus labios curvados en esa sonrisa perezosa que tanto me gusta.

Me inclino y beso el borde de esa bonita sonrisa.

— ¿Tal vez podamos hacerlo una vez más antes de que te vayas? —le digo, dándole una mirada tan seductora como puedo. El niega con la cabeza, sin embargo su pulgar traza suaves círculos en mi cadera y no se aleja.

— Eres imposible. —Me dice con una sonrisa hermosa que me muestra sus dientes rectos y blancos. Mi corazón se aprieta en mi pecho—. Tuvimos sexo toda la noche y hace no más de una hora. ¿Cómo puedes tener tanta energía sexual?

Yo tampoco sé cómo puedo querer más sexo después de todo lo que hicimos anoche. Al final no podía ni siquiera respirar correctamente y pase un largo tiempo tratando de recordar cómo debía hacerlo. Nunca ha sido así con nadie. Nunca nadie ha despertado en mí esta necesidad desgarradora que Brandon encendió en mí sólo con su toque. Y después de dos semanas sin sexo, esta última semana ha sido extenuante para ambos mientras nos ponemos al corriente con el tiempo que hemos perdido mientras estábamos separados.

— Estoy oficialmente fuera de la carrera de la NFL. Entonces tengo energía extra que quemar ahora que no tengo largas horas de entrenamiento. —le guiño un ojo y me inclino contra él. — Quiero gastar esa energía contigo. —coloco besos con la boca abierta a lo largo de su mandíbula y cuello. Mi lengua ansia pasar por la piel de sus hombros, pero su camiseta interior me lo impide. — Entonces... —murmuro en voz baja contra la piel de su cuello, cerca de su oreja. — ¿Por qué no me dejas darte una mamada antes de irte?

Puedo sentir la energía sexual saliendo de su cuerpo en ondas. Él está tentado por mi idea, pero si no sale de aquí llegara tarde a su video conferencia con Johnson. Él toma mi mandíbula en sus manos y me besa suavemente.

— Lo siento. Sabes que me encantaría pero el deber me llama. —Él desliza sus brazos dentro de su saco y me sonríe—. Te lo recompensare más tarde, ¿de acuerdo?

Asiento con una sonrisa tan grande que amenaza con romper mi cara en dos. Maldita sea, él me hace tan jodidamente feliz.

Lo miro salir de mi habitación y aunque trato de dejar de sonreír, no puedo. Cada vez que nos separamos y regresamos nuevamente a los brazos del otro, esta atracción parece ser mayor. Y me asusta. Me asusta lo mucho que lo quiero y el poder que le he dado sobre mí. Cada que lo miro es como si mi estómago diera una pirueta y miles de mariposas fuesen liberadas. Y esta sensación de calor en mi pecho me asfixia. Conozco todos estos síntomas, pero nunca han sido tan fuertes.

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