Capítulo 48

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Serena cayó enferma, por lo que Gary, Lillie y Yazir salieron a buscar medicinas, dejando a Ash quien decidió quedarse para cuidar de ella. Sin embargo, el equipo Skull apareció con ansias de venganza, lanzándose al ataque. Viéndose comprometida la seguridad de Serena y la suya propia, Ash no tuvo más remedio que tomar medidas extremas.

Su cuerpo se sentía pesado mientras el hilo de sangre bajaba por sus labios, espesa y con un horrible sabor; cada respiración oprimía su pecho y un dolor punzante desde la parte de atrás de su cráneo se expandía por toda su cabeza, parecía que en ...

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Su cuerpo se sentía pesado mientras el hilo de sangre bajaba por sus labios, espesa y con un horrible sabor; cada respiración oprimía su pecho y un dolor punzante desde la parte de atrás de su cráneo se expandía por toda su cabeza, parecía que en cualquier momento iba a estallar. Su visión era borrosa, incluso observar el suelo estando de rodillas era una labor extenuante. Alzó la mirada lentamente mientras poco a poco volvía en sí, controlando su respiración en el proceso.

Hizo el intento de ponerse de pie, pero su cuerpo daba respuestas torpes y tardías, era mucho más cómodo permanecer de rodillas. Lentamente el humo comenzó a dispersarse, aunque lo único que alcanzaba a ver eran siluetas borrosas, esperando haber tenido éxito y haber culminado la batalla. Captó el sonido de la voz de una mujer quejándose.

—Al parecer funcionó. —pudo escuchar la voz de Gladio.

Cuando se hubo disipado el humo pudo ver a Plumeria, Guzma y Gladio intactos junto a sus pokémon, acompañados de un Gumshoos y un Raticate forma Alola, detrás de una barrera formada por el ataque de Protección.

—Eso fue valiente, pero inútil —dijo Guzma, cruzado de brazos con una sonrisa burlona en su rostro—. Lograste derrotar a tres reclutas que estaban fuera de la triple protección, y aunque nuestros pokémon recibieron daño no fue suficiente para derrotarlos.

«Por lo que nos contaron pensé que ibas a ser un oponente más formidable, pero solo eres una gran decepción. Sin embargo, es increíble que aun estés consciente luego de eso, pero ya no te queda mucho. Dentro de muy poco tiempo tu cuerpo se entumecerá y vendrás con nosotros sin poder oponer resistencia —Ash volvió a hacer el intento de ponerse de pie, solo para tambalearse y volver a ponerse de rodillas—. ¿Aún quieres seguir? No hay nadie a quien impresionar, ¿si lo sabes no?»

—Ca... ¡Cállate! —alcanzó a vociferar Ash—. Ya les dije... no voy a ser vencido aquí por ustedes.

—¿Porqué vas a ser el mejor Maestro Pokémon del mundo? No me hagas reír. Si los maestros tienen la misma madera que tú, ¡entonces son un montón de debiluchos!

—No me puede... importar menos... lo q-que pi-ensen. —musitó el azabache.

—Desafiante, así me gusta, se siente mucho mejor derrotarlos... no obstante, hay algo que no está bien aquí. —dijo Guzma.

Miró los alrededores del lugar: los rastros de fuego ya extinto, la mesa, el bolso de Ash, los pokémon las tiendas, mientras Plumeria, Gladio y los reclutas vigilaban a Ash.

—Dime, ¿te gustan mucho los Pikachu? —preguntó, observando a Luz, que también había saltado al lado de Rockruff y Litten a pesar de las protestas de Pikachu, soltando chispas—, puedo ver que tienes a un par de tortolitos contigo.

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