Capítulo 67

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«El apego no es compasión».

—Ash, es peligroso caminar de noche por el bosque, se razonable —dijo Lillie en tono conciliador—

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—Ash, es peligroso caminar de noche por el bosque, se razonable —dijo Lillie en tono conciliador—. Mañana entregamos las par...

—¡La planta eléctrica puede hundirse en el centro de la tierra, no me interesa! ¡Buscaré a Serena, no importa si me detesta! —gritó Ash vistiéndose y armando el bolso.

—¡En serio, cálmate! —espetó Gary furioso. Ritchie estaba totalmente mudo, buscando lugar donde esconderse.

—¡No quiero calmarme! —bramó con enfado—. ¡Estamos en peligro y ahora también Serena! ¡Eres un traidor por callártelo!

—Sabían que esto pasaría, y no soluciona nada —repuso Gary, parándose de frente a su amigo—. Entiendo cómo te sientes, pero deben tenernos vigilados. Cambiar de planes haría que sospechen.

Ash podía sentir la sangre palpitar en sus sienes. Una parte de su cabeza se resistía a darle razón, aunque la tuviese. Se inclinó de hombros en el suelo y su pecho parecía retorcerle los pulmones con cada respiración. Llevó ambas manos sobre su cabeza en un esfuerzo por no pensar en el peligro que Serena enfrenta por acompañar a Yazir.

—Tengo que ir a por ella —musitó con voz temblorosa—, si algo le pasa yo...

—Serena es fuerte Ash, puede cuidarse —señaló Gary con firmeza—. Tenemos que continuar nuestro viaje normal para no ponerlos en alerta. Cuando estemos en Villa Tapu podrás patear a Yazir todo lo que quieras y tratar de convencerla de regresar con nosotros.

Esa noche, Ash no pudo conciliar el sueño, entre pesadillas de Serena traicionada por Yazir entregándola a sus enemigos, o atacada en una emboscada por Xerosic y sus aliados.

Esa noche, Ash no pudo conciliar el sueño, entre pesadillas de Serena traicionada por Yazir entregándola a sus enemigos, o atacada en una emboscada por Xerosic y sus aliados

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No fue mejor para Serena al día siguiente. La pasó en vela, sollozando en silencio, apretujando el listón azul con todas sus fuerzas sobre el pecho sin ningún tipo de consuelo. Encerrada en su tienda, no pudo pensar sino en Ash y su rencor por defender a Yazir y las cosas horribles que dijo. Peor aún, seguramente no quería saber nada de ella. Ni todo el cariño que pudiera ofrecerle repararía el daño de sus labios venenosos.

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