Capitulo 66

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«La verdad ilumina la mente, pero no siempre lleva la felicidad al corazón».

«La verdad ilumina la mente, pero no siempre lleva la felicidad al corazón»

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—¡Esto debe ser una jodida broma de mal gusto!

Barry escuchaba el noticiero matutino en el Centro Pokémon de Ciudad Kantai, sin dar crédito a lo que oía sobre el Equipo Galaxia y su fuga. Sus amigos se convirtieron en estatuas sin pronunciar palabra en todo el reportaje. Kenny estaba totalmente pálido, como si acabase de ver un fantasma. Nando interrumpió uno de sus sonetos cuando mencionaron la maléfica organización, al punto que su dedo casi arranca una cuerda del Ukelele.

—Y justo ahora Paul sale de "viaje solitario". Menudo idiota —opinó Nando con enfado, colocando su instrumento sobre la mesa cuidadosamente—. ¿Deberíamos avisarle?

—Ya debe saberlo. —señaló Zoey.

—¿Por qué nuestro mundo está habitado por científicos frustrados y lunáticos con ganas de conquistarlo? —preguntó Kenny, resollando—. Qué coñazo. Espero y la P.I. los atrape.

—No —Barry le lanzó una mirada severa e implacable. Ahora entendía por qué su padre fue a visitarle—. Si los vencieron antes, nosotros lo haremos porque somos más fuertes ahora. Yo mismo les voy a multar.

—¿Y cómo piensas lograrlo? La última vez fue el grupo de Ash quien lo hizo, ayudados por Dialga, Palkia y el trio que habita los lagos.

Paul apareció desde las escaleras que conducen a los dormitorios. Su rostro seguía reflejando aquella dureza inexpresiva y pesada. No parecía sorprendido por el anuncio.

—¿No te habías ido ya? —preguntó Barry sorprendido por segunda vez en un mismo día.

—Deje algo olvidado y regrese a buscarlo —agregó Paul, sin apartar la vista de la pantalla—. Si encontramos reclutas, barremos el piso con ellos y les hacemos confesar, así sea a base de tortura.

—¡No digas algo tan escalofriante! —chilló Nando asqueado—. Con vencerlos tenemos.

—Como sea, tenemos que cuidarnos en camino a los desafíos y concursos.

—¿Seguirás con nosotros? Vaya que te has ablandado —bromeó Barry rodeándole los hombros—. ¿Te preocupamos, o es que acaso ya comenzaste a querernos?

—No puedo dejar a un idiota que no sabe cuidarse solo. —dijo Paul.

Zoey tuvo que darse la vuelta para reírse. Fue la única que tuvo el gesto de contenerse, porque Nando y Kenny rieron con más ganas todavía mientras Barry despotricaba contra Paul y su estreñimiento facial.

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