Capítulo 11

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Miradas

No, no ahora. Sungmin sintió que el mundo se detenía en ese instante. Era consciente del golpeteo de su corazón, de cómo aquel hombre que tenía a escasos metros de distancia sonreía a todos los presentes mientras firmaba algunos autógrafos y recibía regalos. Cho Kyuhyun no había cambiado demasiado, si bien ya no era un joven de veinte años, lucía bien; era apuesto, tal como lo recordaba.

—Es él —escuchó decir a su hijo. A su lado, Hyunmin no estaba en mejores condiciones. Hyun no había parpadeado, y Bon juraba que su amigo había dejado de respirar—. ¿Qué hago?

Después de varios segundos, Hyun dio unos cuántos pasos en dirección a Kyuhyun. Entonces Min, asustado, lo detuvo del brazo.

—No ahora —pidió.

—Mejor cuando regrese —dijo Hee mirando también a Kyuhyun—. Si vas ahora el hombre va a desmayarse. Dejemos que vuelva, así podrán hablar sin tantas personas.

Hyun retrocedió, así evitaba las ganas de ir y estar cerca de su padre. Apartó la vista también, le resultaba emocionante conocerlo en persona al fin, pero no dejaba de ser extraño. En definitiva, un idol tenía más atención que un autor de libros.

Sungmin por el contrario permaneció ahí de pie. Estaba aceptando que tenía sentimientos guardados por Kyuhyun desde hacía años. No importaba cuánto se esforzara, la imagen del padre de su hijo no se había ido a pesar de los años. Y dolía, dolía mucho tener que aceptarlo.

Entonces sus ojos lo capturaron. Kyuhyun había mirado en su dirección, Kyuhyun borró aquella sonrisa amable cuando sus ojos se encontraron. Sí, Cho Kyuhyun lo había reconocido.

Sungmin se giró de inmediato para evitar aquellos ojos sorprendidos. Su respiración se aceleró y sus labios temblaron. No era el momento, no podía hablar con Kyu en ese instante. Tomó de inmediato su maleta, ordenándoles a todos con la mirada que lo siguieran. Min no miró atrás y no se detuvo. Caminó hacia fuera a paso rápido, Heechul y los chicos casi corrían para alcanzarlo.

—¡Sungmin!, ¡Sungmin, detente! —le gritó Hee.

—No estoy corriendo.

—No, estás volando. ¿Qué te pasa? Pensé que lo tenías todo controlado, Don perfección —respondió Heechul con molestia.

Sungmin suspiró. Sabía que tenía que enfrentarlo, pero no pensó verlo precisamente en cuanto pusiera un pie en Seúl. Necesitaba pensar cómo decirle todo aquello que guardó por casi catorce años. Su hijo. Un hijo que añoraba que su padre lo reconociera como tal.

—No, jamás he controlado todo lo referente a Kyuhyun —aceptó Min, finalmente—. Pero no voy a ocultarlo por más tiempo, cometí un error antes, solo espero que no sea demasiado tarde para remediarlo.

—Eres el mejor papá para mí —Hyun tomó su mano—. Gracias por aceptar venir aquí.

—Bueno, te has salvado, Sungmin. Kyuhyun tal vez vuelva en un par de días. Tenemos tiempo de preparar tu funeral.

—¡Heechul! —ambos jóvenes rieron. Sungmin frunció el ceño.

—¿Lee Sungmin? —una voz a sus espaldas fue lo que escucharon. Un hombre, que ninguno de los cuatro había visto antes, los saludó con formalidad—. ¿Es usted Lee Sungmin?

Sungmin dio un paso al frente y asintió. ¿Podía tratarse de alguien de la editorial?, pero no había llamado a nadie. De pronto comenzó a sentirse inseguro.

—Cho Kyuhyun me ha pedido venir en su búsqueda. Lo está esperando. Acompáñeme —Min negó, Kyuhyun estaba por abordar un avión, ¿qué estaba ocurriendo? No estaba preparado, necesitaba pensar qué decirle y cómo evitar que sus nervios lo traicionaran.

—O podemos preparar su funeral justo ahora —murmuró Bon a su papá y a Hyunmin.

—¿Dónde está él? —preguntó Min con cierto temor. Huir no era sensato.

—En su van, lo está esperando.

—Voy contigo —dijo Hyun acercándose a ellos.

—No, no. Voy a hablar con él, solo será un momento. Espérenme aquí.

—Papá...

—Volveré pronto. Lo prometo.

Sungmin se dejó guiar por aquella persona, que sospechaba era su manager. A cada paso que daba, el miedo, las dudas y el nerviosismo iban en aumento. ¿Por qué Kyuhyun lo esperaba si tenía un vuelo programado?, ¿por qué lo había reconocido?, ¿por qué quería verse con él en esos momentos? No había respuesta alguna, pero la pregunta que se repetía una y otra vez en su cabeza era: ¿podría decirle por fin que tenía un hijo suyo?  

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😱

Esos dos estaban que se desnudaban con la mirada 😏

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