Capítulo 46

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Voy a escucharte siempre

Sungmin despertó esa mañana lluviosa buscando la presencia de Kyuhyun, pero descubrió que este ya se había levantado y ahora parecía ducharse en su baño. Pudo ver un traje oscuro y corbata puestos a un lado de la cama, supuso entonces que había pedido a alguno de sus empleados que le trajeran ropa. Miró el reloj, serían las siete en tres minutos.

¡Las siete! ¡Hyunmin!

Se levantó de un salto de la cama para ir a la recámara de su hijo y despertarlo, pero se encontró con la sorpresa de que el chico no estaba en su cama. Sungmin bajó hacia la cocina y lo encontró desayunando cereal y jugo.

—¡Hola, buenos días, papá! Es un bello día, nublado y lluvioso.

—Luces muy feliz, ¿quién te ha despertado?, ¿tu papá?

—No, yo solo ¿Creíste que me dormiría por lo de ayer? —Min no dijo nada, pero el hecho de tener a Kyuhyun con ellos esa mañana era probablemente un motivo.

Sungmin se dispuso entonces a preparar el desayuno para él y Kyuhyun, pues creía que se iría directamente a la televisora para la entrevista. Algunos minutos después, Kyuhyun apareció saludándolos a ambos. Besó a Sungmin en la boca pese a la mueca de desagrado de Hyun.

—No pongas esa cara, en un par de años querrás hacer lo mismo, pero no te dejaré hasta los 21 —retó Min con una sonrisa maliciosa.

—No tengo problemas con los besos —comentó el joven—, pero ver a tus padres besarse es asqueroso.

—¿Ah, sí?

Sungmin y Kyuhyun se acercaron para marcarlo con sus besos. Hyun no hizo más que retorcerse de risa. Amaba tener a sus padres juntos, solo esperaba que pudieran estar así por siempre, sin tener que ocultarse o escuchar palabras ofensivas de la gente o compañeros de escuela.

—Te llevaré a la escuela. Termina de desayunar —le dijo Min a su hijo antes de darle un último beso, esta vez en su frente.

***

Sungmin tuvo que ser fuerte y soportar las miradas de todos, padres, maestros y alumnos, en el momento que fue a dejar a Hyun a la escuela. Ya dentro del auto se permitió llorar. No había querido que su hijo lo viera sufrir de esa manera, pero era muy difícil no quebrarse ante esas miradas acusadoras que nada sabían de la situación ¿Cómo se encontraba su hijo?, ¿también tenía que pasar por eso todos los días? Pensó en regresar e ir por él, pero la escuela ya había cerrado y no podía entrar por ahora.

Por su parte, Hyunmin intentaba no hacer caso a las miradas dirigidas hacia él durante las clases o en el almuerzo. Pasaba la mayor parte del tiempo libre en la azotea donde nadie iba a molestarlo, pero en esa ocasión no creyó encontrarse a Nam recargado en la barandilla mientras observaba el cielo oscuro por las nubes, mientras se empapaba con la llovizna que poco a poco cesaba.

—¿Nam?, ¿te encuentras bien? —el joven ni siquiera se movió. Hyun fue a su encuentro colocándose a su lado, pero sin tocarse—. Yo… quiero que sepas que mi intención no es separarte de tu papá.

—No es mi padre —lo corrigió aún sin mirarlo. Las gotas de lluvia cubrían su piel pálida.

—Él te crio, eso lo convierte en tu padre. Eres afortunado, tienes tres papás.

—¡Deja de compadecerte de mí! —gritó Nam, ahora mirándolo de frente. Sus ojos lucían cansados, tanto de llorar como de permanecer despierto— ¡Déjame solo!

Lo empujó. Entonces Hyun intentó tocarlo, pero Jongnam volvió a empujarlo. Hyunmin no desistió, esta vez logró tomar la mano de Nam, pero este se retorció para intentar liberarse.

—¡Kyuhyun no me quiere! ¿Por qué habría de quererme si no soy su hijo? ¡Él te tiene a ti! —Nam lo empujó contra la barandilla, después lo tomó de los hombros.

Las últimas palabras de su abuelo le taladraban la cabeza, repitiéndose constantemente, sin descanso. “Hazle daño” Presionó más a Hyun contra los balaustres, entonces… entonces suavizó su agarre y descanso su cabeza en el pecho del joven castaño, muy cerca de su corazón.

—Todos no dejan… no dejan de reírse —confesó. El sollozo de Nam fue reducido por un trueno. Apretó la camisa de Hyun—, en la escuela, en la calle, incluso en la clase de esgrima. Se burlan de lo que pasa.

—Yo jamás lo haría. Ninguno de nosotros.

—¿Por qué? —preguntó Nam, aún en la misma posición.

—¿Por qué? —Hyun puso una mano en su cabello negro, ahora mojado—. Papá Sungmin me enseñó a respetar tanto a las personas como a sus sentimientos. Tú eres una persona que me importa, así que también debo respetar y cuidar de tus sentimientos. —Jongnam se removió en su pecho, entonces recordó donde estaba recargado y se alejó, hubiera caído al suelo mojado de no ser por Hyun, quien lo sostuvo justo a tiempo.

—Gracias. —El timbre del fin del descanso se escuchó fuerte y claro—. No entraré, tú vuelve a clases.

—Me quedaré aquí, si no te molesta.

—No, vete —exigió Nam, pero Hyunmin no se movió.

Jongnam entonces caminó hacia el jardín botánico, el único sitio en la azotea que contaba con tejado. Ambos se sentaron en una esquina. El agua parecía tomar fuerza de nuevo, pero ahí estarían a salvo de las miradas indiscretas y palabras hirientes. Permanecieron en silencio por bastante tiempo, pero no era un silencio incómodo, sino reconfortante, pues no había nadie ahí más que ellos dos. No podían molestarlos.

—Veré a Yesung mañana —confesó Nam, rompiendo el silencio.

—¿Tu papá? —el joven asintió.

—Estoy asustado. Podrá ser mi verdadero padre, pero no deja de ser un desconocido. Papá dice que no me preocupe, pero aun así… Es difícil hacerte a la idea de que tu vida cambiará.

—Si necesitas hablar con alguien, yo voy a escucharte siempre.

Hyunmin sujetó su mano. Este acto hizo sorprender a Nam, pero en el momento de que el chico de cabello negro quiso soltarse, Hyunmin afianzó su agarre.

—Suéltame.

—No quiero —Jongnam lo intentó de nuevo, pero Hyunmin era fuerte.

—¿Te han dicho que eres extremadamente molesto? —preguntó mientras intentaba soltarse.

—¿Te han dicho que te ves lindo cuando te enojas?

Jongnam no supo que responder a ello. Hyunmin era de los primeros chicos en acercarse a él, sin importarle lo raro que podía ser, o sin las intenciones de obtener beneficios debido a su familia. Él era auténtico y sincero; en el corto tiempo que creyó que era su hermano, pensó que no podía competir con un chico así, y aunque las palabras de su abuelo lo torturaron, el solo hecho de pensar en lastimarlo y darle gusto a su enfermo abuelo lo ponía mal. Hyun no tenía la culpa de nada.

—¿Acaso quieres probar cucaracha?

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😂😂 Amo a esos pequeños 😘😘💕

Por si se lo preguntan, no, no pasó nada entre el KyuMin. No desesperen 😂

Hay otro guiño a un fic mío 💙

Espero les hayan gustado los capítulos, volveré con otro cap pronto 💖

3 Kilos 200 gramosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora