Capítulo 37: "Secretos del viaje en el tiempo"

37 5 5
                                    

-¡Alan, despierta a Colin! -exclamó Adelina, sintiendo como el pecoso chico comenzó a apretar su mano con fuerza.

Las manos de Colin sudaban, y la mano de Alan terminó algo roja por la presión que su hermano ejercía contra la suya.

-Tengo un mal presentimiento -dijo Leila empezando a darle golpes en las mejillas, pero su hermano no reaccionaba.

-¡Colin, despierta! -le gritaba Adelina, mientras le movía la mano.

~~~~~
Colin estaba estático. Sus manos temblaban, y poco a poco percibió como de su estómago empezó a salir sangre. Se sintió agotado de golpe y no supo que hacer cuando miró a "Tobel", teniendo sumamente claro que se trataba de Magnus, el cual probablemente usó su anillo para manipular el poder de precognición del viejo mago. Pero su gran duda es, ¿cómo su hermano mayor supo donde se encontraba? ¿Acaso Magnus y sus compañeros les estuvieron espiando durante esos días?

El pecoso chico no lo pensó mucho y se echó a correr de la habitación, llevándose una mano al estómago para hacer presión. Corrió por los pasillos sin mirar si Magnus le seguía. Aunque la tentación de voltearse era mucha, prefería avanzar lo que más podía.

No sabía a qué lugar correr, pero lo que si tenía claro era que necesitaba despertar. Y no podía volver a su tiempo por cuenta propia en esas condiciones. Estaba agotado y débil, sobre todo débil.

Los pasos de Colin empezaron a volverse más lentos, y se vio obligado a detenerse para recuperar el aire perdido. Pero sus piernas no dieron para más y quedó de rodillas en el suelo, cayendo de inmediato de cara contra este.

-¿A-Alan? -escuchó de pronto una voz algo aguda-. ¿Alan?

Colin alzó la cabeza y se encontró con unos verdosos ojos llorosos, que buscaban desesperadamente a alguien entre la masacre que se presentaba en el castillo. Se trataba de un chico de melena rubia algo alborotada, que tenía sus pecosas mejillas algo rojas debido al llanto. Colin entrecerró los ojos para mirarle bien, debido a que estaba a varios metros. Y a pesar de que estuviera lejos se dio cuenta de que a quien estaba mirando era a sí mismo.

-Aquí estoy Colin -le avisó Alan, haciendo gestos con la mano al Colin de tan solo 14 años, que de inmediato corrió hacia el rubio de largo cabello. El cual iba junto a una chica de larga trenza castaña: Niara.

El pequeño Colin empezó a llorar y Alan hizo un puchero.

-Tranquilo, Colin, pronto saldremos de esto. No te dejaré solo -le sonrió Alan, y el menor intentó controlar los sollozos, pero no podía-. Si encontramos una salida estaremos bien. Pero necesito que me ayuden los dos, ¿bueno? ¡Súper Alan los salvará!

-¡Alan, cuidado atrás! -exclamó Niara, en el momento en el que un guardia se le abalanzó encima.

-¡Ah, quítamelo, quítamelo! -Alan decía aquello como si tuviera un insecto encima.

Sin quererlo Alan le terminó dando una patada que dejó al uniformado derrotado en el suelo. Y luego miró a Niara y Colin, que estaban por ser atacados por otros guardias que aparecieron desde otros pasillos

-Vaya... estos tipos se multiplican... -Se rio Alan, mientras él hacía la acción ya mencionada de forma literal-. Pensé que era el único que podía hacerlo.

El rubio de largo cabello empezó a rodear a sus hermanitos con sus clones, recibiendo en el lugar de ellos las flechas que lanzaban los guardias. Mientras que al centro del círculo Colin cubría sus ojitos tiritando de miedo y Niara le abrazaba contra su pecho.

-¡Alan! -le nombró Niara al percatarse de que una flecha impactó su pierna.

-Estoy bien, estoy bien -le sonrió el Alan original-. Corre con Colin a la salida, yo los voy a rodear mientras tanto.

Los nueve descendientes IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora