Capítulo 40: "La familia nunca te abandona"

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Alan sentía el cuerpo pesado, sus ganas de seguir durmiendo superaban totalmente las de levantarse y tener un día productivo. Bueno, aunque no era la primera vez que le pasaba, pero este día fue diferente. Él sentía que literalmente cerró los ojos para dormir y al segundo ya era de día.

Por otro lado le alegró pensar que Zen no le despertó golpeando la pared durante la noche. "No he roncado tan fuerte" se alegró Alan, y muy animado se volteó para decirle a Tristán, pero este no estaba a su espalda.

-Colin, ¿sabes dónde está Tristán? -El rubio de largo cabello se volteó a mirar al menor, el cual estaba acostado en la cama frente a la suya.

-¿Lo olvidaste? -le preguntó Colin-. Fue a Glazerunner con Zen y Bianca. Deberían regresar pronto.

-Ah, es cierto -Alan se llevó una mano a la nuca-. Voy a extrañar a Tristán... Era divertido molestarlo durante las noches. Pegaba unos saltos gigantes cuando me sentía roncar. Una vez se cayó de la cama del susto -Tras oír esa anécdota Colin soltó una risita.

-Me daba un poco de pena -admitió Colin-. Aunque debo decir que el cuarto se siente vacío sin él...

Colin suspiró nervioso mientras se miraba las manos.

-Solo espero que él y los demás se encuentren bien -Colin dijo esto algo nostálgico, y Alan se incorporó lentamente, sentándose a los pies de la cama de Colin.

-Claro que lo estarán -aseguró el revoltoso muchacho-. Pero por el momento debemos esperar y apoyarles a la distancia -Alan sonrió un poco más al decir esto.

-Sí -Colin sonrió levemente-. Quizás me estoy preocupando demasiado. Después de todo, volveremos a verles... ¿no es así?

-Eso seguro -afirmó Alan, mientras que sus clones bailaban a su espalda-. Haremos una fiesta con su llegada. Y entonces... Y entonces salvaremos el reino, y volveremos a ser una familia otra vez.

-¿Lo prometes? -dudó Colin.

-Lo prometo -aseguró Alan, sin poder evitar saltar a los brazos de su hermano menor.

Al momento de inclinarse para rodear al pecoso muchacho, la figura de Colin se desvaneció, provocando que Alan cayera de cara contra el colchón. La cama había estado vacía todo el tiempo.

Alan se quedó ahí. Rendido. Acostado en la cama de Colin. Era cierto. Él ya no estaba ahí...

Era el primer día de los Windlander sin Colin. El día anterior después de mucho dudar decidieron cederle momentáneamente el anillo de precognición a Niara y enterrar el cuerpo de su hermano junto al hostal de Adelina, dejando una enorme roca sobre el terreno para tener claridad de donde se encontraba el inerte cuerpo de su querido hermano.

Esa noche nadie durmió. Todos estaban demasiado tristes como para hacer algo. Incluso Blue y Erinko, los cuales notaron la pena de los demás desde su pequeña casa de madera. Ya nada les motivaba a seguir. Se sentían frustrados. Les dolía pensar que Magnus les estaba ganando. Había logrado quitarles a Colin. Sabían que ahora iría por alguno de ellos, aunque no por cual específicamente.

Muy temprano por la mañana todos decidieron sentarse en el comedor. Excepto Alan y Niara que no salían de sus respectivos cuartos.

Se produjo un incómodo silencio durante el desayuno. Nadie decía nada. Era como si evitaran el tema de ayer, irónicamente siendo lo único que todos tenían en mente. Leila tomaba sorbos de té mientras contenía las lágrimas, mirando un asiento vacío donde solía sentarse Colin junto a Alan.

Arthur en un momento no fue capaz de soportar más el silencio y pidió permiso, levantándose de la mesa y saliendo disparado por la puerta. Realmente le costaba creer que Colin no estuviera allí, le atormentaba que todos hicieran como si nada hubiese pasado. No podía creer que jamás  volvería a ver a su adorable hermano mayor. Solo ha pasado un día y ya lo extrañaba como nunca. A pesar de que no pasaba todo el tiempo con él, la ausencia en la mesa era evidente. Era deprimente pensar como alguien tan bueno acabó su vida de esa manera. Arthur lo tenía claro: Colin no quería morir, de verdad no lo merecía.

Los nueve descendientes IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora