Two of You; Luke Hemmings.

CAPÍTULO 4.

Aquellas palabras caen inesperadamente sobre mí y una corriente eléctrica recorre todo mi cuerpo, encontrando el fin de su trayecto en mi garganta, ahogándome, dejándome sin aire tan agónicamente que duele. Siento que el techo del hospital comienza a descender y en cualquier momento llegará a aplastarme. Me siento pequeña, herida y con unas ganas inmensas de ir con él y morir. Lo único que quiero es ver de nuevo aquella preciosa sonrisa que me vuelve loca.

De pronto todo me golpea con brusquedad, como cuando te dan una bofetada en la cara; no voy a volver a ver el brillo de su mirada, no voy a volver a escuchar su voz y jamás voy a volver a sentir la calidez que me protegía amorosamente del frío. Axel se ha ido. Él en verdad está... muerto.

No me había dado cuenta de que estaba arrodillada en el suelo, hasta que el doctor se pone en cuclillas y me mira con preocupación. Él es una imagen borrosa, que se distorsiona por las lágrimas que se han acumulado en mis ojos.

De repente me estremezco, escucho una voz, está demasiado alejada como para que mi cabeza pueda prestarle la atención suficiente y mandar la orden para siquiera responder. Alguien me pregunta si estoy bien, me pregunta si necesito llamar a mis padres. Y yo sé qué quiero responderle, quiero gritar que lo único que necesito justo ahora es a Axel. Él no se puede ir de mi vida de esta forma. Él no.

— ¿Emma?

Esa voz sí que la conozco. No soy capaz de levantarme y dirigir mi mirada hasta la señora Hemmings, no puedo voltear y decirle que su único hijo ha muerto. No tengo el valor para hacerlo porque ni siquiera yo estoy convencida de que esto no es una pesadilla.

Siento sus pasos detrás de mí y sé que espera que la vea a la cara, pero simplemente no puedo, no puedo hacer nada. Quiero salir corriendo y perderme en la oscuridad de la noche, quiero dejar de sentir todo este dolor que palpita dentro de mi pecho con una ferocidad arrasadora, quiero abrir los ojos y darme cuenta de que esto no es real.

Andrew y Liz Hemmings llegan hasta mí, lo sé porque conozco demasiado bien la sensación de estar con ellos ya que técnicamente vivía más en su casa que en la mía. Técnicamente yo pasaba todo el tiempo posible con Axel.

El doctor se aparta de mí y se dirige de inmediato hacia ellos, está algo confundido y creo que ésta es la parte en la que todos descubren que no soy hermana de Axel y que simplemente mentí para llegar hasta aquí y poder tener noticias suyas. Mi corazón late tan rápido que en cualquier momento podría desmayarme.

—Buenas noches —murmura el doctor con tono amable, a mis espaldas.

—Buenas noches —responde el señor Andrew—. Nos han dicho que mi hijo está aquí.

—Sí... bueno, ya le hemos comentado a su hija lo que ocurrió.

— ¿Hija?

—La señorita nos dijo que es hermana de Axel Hemmings —reitera el doctor.

Me giro sigilosamente, rezando para que ellos no me saquen de aquí, necesito estar tan cerca de él como me sea posible.

—Ah... —la señora Hemmings me mira y cuando se percata de mi estado el pánico comienza a crecer exponencialmente dentro de su mirada—. Sí, claro.

—Su hijo llegó aquí en estado crítico. Los paramédicos y el equipo de bomberos hicieron un trabajo realmente difícil y arduo para sacarlo de su coche con vida. Cuando llegó sus signos vitales estaban casi ausentes, tenía una hemorragia abdominal interna y un hematoma cerebral, además...

—Dígame que él se pondrá bien —suplica la mamá de Axel—. Es así, ¿verdad?

No quiero escuchar lo que saldrá de la boca del doctor, no de nuevo. Les doy la espalda y comienzo a caminar, no sé muy bien hacia dónde me estoy dirigiendo, pero unos segundos después escucho un grito ahogado, algo desgarrador que termina por destruir mi alma. La familia Hemmings es como mi segunda familia. Todos los planes que teníamos a futuro, todas aquellas conversaciones acerca de crear la vida perfecta juntos... ahora ya no está, todo se ha desvanecido con tanta facilidad que me cuesta trabajo creer que es real.