Me miro al espejo una vez más y por centésima vez siento que me veo fatal. Las ojeras no se me han quitado del todo y podría decir que aún tengo los ojos rojos de tanto llorar. Me duele un poco la cabeza y eso que ya me he tomado un par de pastillas cortesía de Calum. Suspiro pesadamente sintiendo únicamente como aquel dolor arrasador se ensancha dentro de mi pecho, no puedo seguir sintiéndome así, estoy bastante consciente de ello, pero es imposible poder sentirme mejor.
Aliso la falda de mi vestido, haciéndome tonta, intentando desaparecer algunas arrugas en la tela que sólo existen en mi mente. Me acomodo de nuevo el cabello y mi corazón late frenéticamente al pensar en que voy a verlo de nuevo. En la graduación de los chicos. Espero no hablar con él, ojalá no lo viera, pero sería demasiado infantil de mi parte no asistir a la celebración de mis amigos únicamente por mis problemas personales con Luke.
Luke Robert Hemmings.
Él es todo lo que pasa por mi cabeza, aquellos momentos que vivimos juntos se reproducen una y mil veces dentro de mi mente, como si estuvieran dispuestos a torturarme un poquito más a cada segundo, es como si le pusiera limón a una herida abierta. Pero me mantendré firme, no sé en qué términos quedó con su madre después de que me fui, pero no quiero averiguarlo, no soy capaz de verlo sufrir de nuevo porque lo amo, lo amo más de lo que amé alguna vez.
—Toc, toc —murmura Calum, simulando tocar la puerta de la habitación que me ha prestado.
—Hola —suspiro.
—Te ves muy bien —sonríe.
—No mientas, creo que me veo tan demacrada que podría espantar a alguien.
— ¿Lo has pensado?
—Tú en cambio te ves muy guapo —suspiro, ignorando lo que me ha preguntado, no quiero hablar de eso de nuevo.
—No te hagas la desentendida, _____ —musita y me mira fijamente.
—No voy a hablar con él, Calum.
—Bien —asiente—. Te espero en el coche.
—Gracias —suspiro.
Calum sale de la recamara y me miro una vez más en el enorme espejo del tocador. No hay nada que pueda hacer para lucir un poco mejor, así que me doy por vencida.
Volteo al bote de la basura, puedo ver los trozos de mi celular ahí dentro. Lo azoté contra la pared en un impulso violento. Tomo mi bolso y después de respirar profundamente un par de veces me encamino hasta la puerta de la casa.
Afuera está estacionada una limusina enorme, es blanca y demasiado lujosa. La puerta trasera está abierta y se me hace un nudo en el estómago.
— ¡Ven! —me grita Eli, asomándose por el quemacocos del auto.
—Eh... sí —suspiro y camino lentamente hasta ahí.
Me subo y me encuentro con la mirada de Luke, está ahí sentado, dentro de la lujosa limusina. Parece que ellos se han puesto de acuerdo para dejar sólo un lugar vacío al lado de él. Me agacho un poco y la cabeza me da vueltas, diablos.
— ¿Te sientes bien? —pregunta Luke, tomándome del antebrazo.
—Sí, gracias —suspiro y me siento a su lado.
Siete segundos después el coche está en marcha y siento todas las miradas sobre mí... más bien, sobre nosotros. Eli, Vanessa, Mel, Amanda, Michael, Calum y Ashton nos miran como si estuviesen pensando algo sobre nosotros, no sé qué y mi cabeza no está para pensar mucho pero... es extraño, y me deja un desagradable sabor de boca. Cuando levanto la cabeza del todo me doy cuenta de que Luke sigue sosteniéndome, piel con piel. Me zafo discretamente y después miro por la ventanilla. Todo esto está mal.
— ¿Están listos? —les pregunta Luke a los chicos.
—Sí, muy emocionados —responde Ashton con una sonrisa enorme.
—Estoy muy contenta por ustedes, chicos —sonrío.
—____, estás pálida —murmura Mel, mirándome con una preocupación enorme.
—Estoy bien —asiento.
— ¿Segura? —susurra Luke, todos nos miran de nuevo.
—Sí, Luke. Gracias —respondo sin mirarle.
Creo que los chicos se dan cuenta de lo incómodo que es todo esto porque se ponen a charlar de una forma exagerada, casi están gritándose. La cabeza me duele sólo un poco más y me llevo una mano hasta la sien y comienzo a darme leves masajes. Joder, me siento peor de lo que me sentía hace un rato, quizá tenga que ver con que tengo a mi lado lo que necesito y no soy capaz de dejar todo de lado para tenerlo. O más bien porque no he comido, no he dormido y no he dejado de llorar. Sí, debe ser eso.
— ¿Estás segura de que te sientes bien? —susurra Luke, creo que sólo yo lo he oído.
—Sí —susurro, en respuesta—. Gracias, pero no tienes que preocuparte por mí.
—Sí tengo que hacerlo. Espera... sí quiero hacerlo.
—No debes —respondo secamente.
—No seas cruel, _____.
—El amor lo es...
Él no responde nada y en un momento de valentía instantánea me atrevo a mirarle. Sus ojos también están rojos y no tienen aquel brillo encantador y arrebatador que tanto me gustaba, él ha vuelto a ser el Luke que era cuando le conocí. Unas leves ojeras debajo de sus ojos consiguen quitarle la belleza a éstos y el corazón se me encoje al pensar en que yo soy la causante de ello, pero después pienso en Liz Hemmings, quizá ella le ha dicho algo...
—... ¿No, ____? —pregunta Ashton.
— ¿Eh? —pregunto mirándole, no le he escuchado.
—Decía que tú nos has ayudado con los últimos detalles de la fiesta en casa de Cal.
—Ah, sí —suspiro—. Espero que les guste todo.
— ¿Sabías que Wesley Stromberg se gradúa con ellos? —murmura Eli y no me pasa por alto que recibe un codazo de Amanda.
— ¿Quién? —pregunta Luke.
—Un chico que era amigo de Axel —repone rápidamente Michael, intentando restarle importancia.
—El que estaba coladito por ____, ¿ése Wesley? —cuestiona Mel.
— ¿Qué? —murmura Luke y siento su mirada sobre mí.
—Melinda... —murmura Amanda en tono amenazador, estoy segura de que si estuviera cerca de Mel ya le hubiera codeado como hizo con Eli para evitar que siguiera hablando.
— ¿Quién es ese Wesley? —me pregunta Luke en voz baja.
—Un amigo —respondo con desdén.
— ¿Un amigo? —cuestiona y parece enojado.
—Eso no te importa.
—_____.
—Luke, terminamos. No te debo explicaciones de nada.
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Two of You; Luke Hemmings.
FanfictionAmar a veces es más difícil de lo que podría parecer. Te acostumbras tanto a una persona que sientes que el mundo termina si algo le sucede. Así que... ¿Qué pasa cuando el destino se ensaña contigo y aplasta tu historia de amor? ¿Qué si te convences...