CAPÍTULO 61. ||LUKE||

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Su mano está fría y si la mía no temblara tanto creo que podría percibir lo nerviosa que está. Su semblante no me muestra mucho y sé que está pensando en que esto está realmente jodido. La miro de reojo unas cuantas veces, no puedo evitarlo, aquella mirada de temor todavía está instalada en su precioso rostro.

Se lo conté. Le dije que mi madre me había marcado. Lo hizo desde el móvil de mi padre, porque definitivamente si hubiese visto su nombre en el identificador de llamadas, no le hubiera cogido el teléfono. Al principio me preparé para que me soltara la mierda habitual, para que me dijera que se había enterado de mi viaje hasta aquí y que me pidiera que volviera a mi agujero en Nueva York. Pero todo cambió de un momento a otro. La escuché llorar y me preocupé de inmediato, pensando en que algo le hubiese ocurrido a papá, pero resulta que ella lloraba por mí. Me dijo que quería hablar conmigo, que quería verme... que quería pedirme perdón. Exactamente eso fue lo que puso mi mundo de cabeza. Toda mi vida luché por adaptarme al rechazo de mi madre, a las constantes comparaciones que siempre hacía, resaltando lo mucho que le importaba mi hermano y también resaltando lo mucho que me despreciaba. Recordé cuando dijo que me odiaba y el corazón se me encogió, fue demasiado extremo. Al principio no sabía que pensar exactamente, pero después... vi una luz al final del camino, como en aquella pesadilla que tuve. Mi corazón latió demasiado rápido y en aquel instante pensé que aquella voz que me decía que no la soltara se refería a que no dejara escapar la oportunidad que me estaba dando mi madre...

Así que ahora estamos parados frente a la puerta de la que fue mi casa por poco más de dieciséis años. ____ dijo que no quería venir, que no tenía muchas ganas de ver a la mujer que me había hecho daño por mucho tiempo, pero después la convencí, le dije que la necesitaba a mi lado. Ella siempre ha estado para mí, en los peores momentos. Ella fue la primera persona que vio más allá de mí y de Axel, más allá de los gemelos Hemmings, ella descubrió poco a poco las diferencias entre nosotros, se dio cuenta de los sentimientos que tenía y... ella me enamoró.

Le doy un apretón antes de tocar el timbre, la casa tiene algunas remodelaciones y me provoca un poco de nostalgia estar aquí  de nuevo.

Mi madre abre la puerta casi al instante... se me cae el alma a los pies. Es ella, la misma mujer que dejé atrás hace mucho tiempo. Está un poco mayor y tiene algunas arrugas en el rostro, pero sigue siendo la mujer que me dio la vida. Y es hermosa. Siempre lo creí.

Su mirada oscila entre ____ y yo y me pongo más nervioso. Nos invita a pasar con un simple movimiento de cabeza y por alguna razón creo que no le pareció bien que trajera a ____ conmigo, pero no había opción.

—Hola —susurra, por fin.

—Hola —respondo, mi voz tiembla. ¡Mierda!

—Buenos días, Liz —le dice ____.

—No pensé que vinieras, tus padres no lo saben —le dice mi mamá.

—No se los dije... no estamos muy bien —responde ___, pasando su mirada por toda la estancia, sé que ella conoce este lugar mejor que yo, por Axel. Por un momento, pensar en eso me provoca náuseas.

—Quería hablar contigo... —me dice mi madre.

—Claro, por eso he venido —suspiro y nos sentamos en el sofá, que rechina bajo nuestro peso.

—Luke... —me mira y sus ojos se inundan en lágrimas.

—Eh... no llores... —le digo.

—Es que... no puedo creer que estés aquí de nuevo —me dice con la voz cargada de... tristeza.

—Yo... vine porque los chicos se gradúan...

—Sí, lo mencionó tu padre. También me dijo que te habías graduado. Felicidades...

—Ah... Gracias.

—Siento no haber estado ahí...

____ suelta mi mano y la miro. Su ceño está fruncido, es como si ella estuviese molesta por alguna razón. La miro y no doy crédito de la mirada llena de furia que le está dando a mi madre.

— ¿Qué ocurre? —le susurro.

—Nada —niega con la cabeza y no me mira.

—Luke... —llama mi madre—. Iré al grano... quería pedirte perdón por esto... por todo lo que ha pasado y... —ella comienza a llorar, frente a mí.

— ¡Qué fácil, ¿no?! —Bufa ____—. Liz no te ofendas, pero años de malos tratos no se van a remediar en un par de minutos de disculpas.

—____, ¿qué crees que haces? —le murmuro, viendo a mamá.

—Luke, no me digas que... —suspira—. Tu madre no puede llamarte, pedirte que la vengas a ver y pretender que la perdonarás.

—_____ —insisto—. Para.

—No Luke, ¿no te das cuenta? Sé que Liz es tu madre y... bueno pero... no puede simplemente creer que la perdonarás automáticamente.

— ¿Qué te hace pensar que no lo haré? —le espeto.

—Simplemente... sé que eres más inteligente que esto...

—____, no te metas. ¡Es mi madre!

—Lo sé, Luke pero...

—Pero, nada —le grito y ella se encoge bajo mi mirada.

—Luke... —susurra.

—No, ____. ¿Tú crees que voy a escucharte ahora? Estás muy equivocada. Ella es mi madre, ¿comprendes?

— ¡Luke, basta! —susurra de nuevo. Puedo ver el miedo en sus ojos pero no voy a ceder.

— ¡Basta tú! —Le grito—. No puedes ser simplemente egoísta, ____. Si yo quiero perdonarla o no, no es algo que tú puedas decidir por mí. No te incumbe.

—Me estás haciendo daño —susurra de nuevo y sus ojos se inundan en lágrimas.

—Tú eres la que lo estás provocando. No puedes pensar que voy a hacerte caso... no en esto, no ahora que mi madre por fin quiere arreglar las cosas. ¿Por qué no te pusiste así cuando hice las paces con papá? ¿Es que estás celosa?

— ¿Celosa? —dice con ironía pero su voz está quebrada.

—Sí, celosa de no ser la única mujer en mi vida...

— ¡Vete a la mierda, Hemmings!...

La palma de su mano choca pesadamente contra mi mejilla. Es como si me hubiese echado una cubeta de agua fría, encima... la miro y me siento el peor al ver sus lágrimas empapando sus mejillas. Miro a mi madre y en sus ojos hay un brillo.... extraño. Vuelvo a mirarla a ella, se agacha a tomar su bolso del sofá y después comienza a hacer su camino hacia la puerta.

—____ —le llamo pero no voltea—. ____....

Abre la puerta y sale rápidamente, corro detrás de ella y la tomo del brazo para impedir que se siga moviendo. La observo, no puedo creer que la haya hecho llorar.

— ¡Suéltame, bastardo! —grita.

—Cálmate —le digo aún sosteniéndola.

— ¡Quédate con tu madre! —Grita—. Espero que mañana, cuando cambie de opinión, no te llame diciéndote lo mucho que te odia. Hasta aquí el ‘nosotros’, Luke.

—____, ¿qué dices?, no te enojes.

—No estoy enojada —ríe—. Estoy jodida, furiosa y muy herida, ahora suéltame que me estás lastimando...

La dejo ir, viendo las marcas rojas que han dejado mis dedos sobre su suave piel. Ella me mira con lágrimas empañando sus ojos y luego se va. Me quedo ahí parado, viendo su espalda desaparecer entre más alejada está. Vuelvo mi mirada hacia la casa de mis padres y sé que he cometido un error.

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Creo que muy tarde me di cuenta de que... no debía soltarla. 

Two of You; Luke Hemmings.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora