Primer día de clases. Bueno al menos para mí lo es. Mi primer día de clases en un país totalmente diferente. Tardé dos semanas completando el trámite del cambio de Universidad, es de las cosas más difíciles que he hecho en mi vida, debido a que me pusieron demasiados pretextos para aceptar mi solicitud porque estamos a mitad del año escolar. Pero justo ahora, cuando pongo un pie dentro del enorme edificio, sé que todo está mejorando, poco a poco pero está sucediendo.
Ser la nueva en un país completamente extraño es tan difícil como aprender mandarín sin ayuda de un profesional que funja como tu instructor, todos me observan con cierta intriga y yo simplemente me quiero esconder debajo de una roca gigante. Aún no he logrado articular palabra alguna, pero puedo admitir vagamente que me he ido acostumbrando a ello, claro que en ocasiones me desespero al punto de querer gritar con todo el aire de mis pulmones, pero después me esfuerzo por volver a conciliar la paz que me ha ayudado a lograr este progreso.
Esta escuela es impresionante, casi irreal... es un sueño para todo estudiante de arquitectura.
Mi papá decidió mi futuro cuando hizo que uno de sus amigos influyentes me consiguiera un lugar en la mejor Universidad de Sídney, con licenciatura en arquitectura. Al paso del tiempo he aprendido a amar esto y cada segundo me siento más feliz... pero solo en lo que a mis estudios respecta.
Ya casi se va a cumplir un mes de la muerte de Axel y no he podido sacarme este jodido dolor del pecho. Y temo nunca poder hacerlo.
—Hola —murmura la chica pelirroja que está parada a mi izquierda. Saca algunos libros de su casillero y los guarda en su mochila.
Sonrío intentando ser amable y creo que se ofende cuando no recibe respuesta alguna de mi parte. Me apresuro a sacar el celular para escribirle algo:
"Hola soy Emma. Siento no poder responderte... no puedo hablar."
Ella me mira con una pizca de diversión y asiente. Su piel es clara y tiene unos impresionantes ojos verdes, es bonita y parece amigable.
—Me llamo Hannah. Y estoy en último semestre.
Genial. Igual que yo. Asiento y camino a la par de ella. Los pisos son relucientes, tanto que casi puedo ver mi reflejo en ellos. Cuando entro en el salón me siento en una butaca al lado de Hannah. Hay un número mayor de hombres en el salón y pienso que en este país sigue siendo muy extraño ver a una mujer arquitecta.
La profesora en turno entra al salón e inmediatamente comienza a dar la clase, es una mujer bastante sofisticada y a pesar de aparentar bastantes años se ve que es una persona profesional y dedicada. Es increíble la forma en la que nos explica, hace verlo todo tan fácil e impresionante.
[...]
Cuando termina la clase me pide que me levante, camino rápidamente hasta su escritorio y le señalo la especificación que hizo la directora, en la que se menciona que yo no puedo hablar. Ella me mira y sonríe.
—Es un gusto, señorita Timber, espero que logre acoplarse pronto.
Todo en este lugar es demasiado diferente a lo que era en Australia. Aunque, pensándolo un poco mejor, la diferencia me sienta bien.
Las clases se me hacen interminables y a eso me permito agregarle que aún no consigo acostumbrarme del todo al cambio de horario, no se pueden ignorar quince horas de diferencia así como así.
A la hora del almuerzo Hannah me permite que esté con ella, es una chica encantadora y muy habladora, creo que es de las mías. Antes de que sucediera lo de Axel y de que dejara a un lado la Universidad de Sídney, yo tenía muchas amigas, en especial las novias de los chicos. Era genial hablar con ellas, podíamos pasarnos horas enteras hablando de música, revistas y chicos. En estos momentos, cuando los recuerdos empapan mis ojos de lágrimas es cuando echo de menos a Axel, a mis amigas, casa y poder hablar.
— ¿Estás bien, Emma? —me pregunta Hannah cuando se percata de mis torpes lágrimas.
Asiento y me limpio los ojos. No puedo llorar a la hora del almuerzo en medio de la cafetería y frente a los millones de chicos que hay aquí. Suspiro e intento controlarme, antes de subir al avión me prometí que no iba a permitir que los recuerdos me ahogaran de nuevo, tengo que poder cumplirlo y seguir adelante. Algo que me hace fuerte es imaginar a Axel Hemmings como un ángel, un apuesto y muy guapo ángel que va a guiar mi camino y que me va a cuidar siempre.
Retomar las clases únicamente me sirve para centrar mi total atención en otra cosa, me gustan los temas que están viendo aquí y me gusta aún más que los programas de estudio en Sídney estuvieran un poco adelantados, así no tengo que reponer materias ni pedirle a alguien que me explique para ponerme al corriente.
Cuando el profesor de diseño nos pide que de tarea hagamos un plano de la casa de nuestros sueños pienso que yo ya tengo uno... hace algún tiempo Axel y yo decidimos pintarnos un futuro de cuento de hadas, ambos estudiábamos arquitectura, juntos, y nos gustaba hacer la proyección de la casa perfecta en la que algún día viviríamos. Lamento tanto que eso no vaya a ser realidad jamás.
Al finalizar la última clase me siento totalmente agotada y lo que más deseo es poder ir al departamento en el que vivo ahora y darme un baño largo de burbujas... eterno, si se puede. Hannah arruina mis planes de relajación cuando me invita a dar un paseo por las instalaciones de la Universidad, quiere llevarme a conocer todas las diferentes facultades en las que se imparten más de cincuenta carreras distintas, su entusiasmo es tan grande que no tengo el corazón para negarme a hacerlo.
Comenzamos en el edificio de Filosofía, la relajación se siente en el aire y hay muchas personas sentadas en el pasto ante un joven que recita un escrito para ellos, la atención que todos le brindan es impresionante. Los tiene embelesados.
Seguimos caminando y vagamos por el edificio de Derecho y Ciencias Políticas, casi todos visten de traje, como todos unos profesionales. El ambiente no es tan relajado como en el anterior.
El lugar es inmenso y siento que jamás llegaremos al final, mis pies se quejan un poco más con cada paso que doy y juro que podría dormir tres días seguidos.
—Cuando era pequeña pensaba que estudiar medicina era mi mejor opción... —ríe.
Sonrío y me encojo de hombros, ahora que lo pienso nunca pasó por mi cabeza estudiar medicina. Es más, cuando papá me impuso la carrera que él había estudiado no me negué porque en sí, yo no tenía nada en mente.
—... hasta que un día mi tía Mary se cayó por las escaleras... había tanta sangre que creo que tuve suficiente de eso para toda mi vida.
Sonrío, Hannah me agrada demasiado y creo que podría llegar a ser una buena amiga... la única amiga que tendré en este lugar, enorme y terriblemente alejado de casa.
Pasamos por quinientos edificios más; Matemáticas, Química, Medicina, Psicología, Teatro, Pintura, Danza... y justo ahora estamos paradas frente al edificio de Artes Escénicas en donde se imparten las clases de música. Me siento un tanto emocionada y de pronto una corazonada me indica que debo entrar a ese lugar cuanto antes.
El móvil de mi compañera suena y me sonríe a forma de disculpa, se aleja un poco y la miro unos segundos, hasta que unos acordes de guitarra me hipnotizan, es algo suave y violento a la vez, como una huelga mezclada con un acuerdo de paz. Cierro los ojos, disfrutando momentáneamente de la melodía y después, como si de un imán se tratase, comienzo a caminar hacia el interior del primer salón.
La puerta está cerrada y dentro se encuentra un chico que está de espaldas a la entrada, es él el que emite el sonido, barriendo suavemente sus dedos sobre las cuerdas del instrumento. La mezcla de sentimientos confusos flota en el aire haciéndome sentir algo que no puedo explicar con simples palabras. Sin ánimos de interrumpirle, pero con una gran fuerza de atracción abro la puerta siendo tan sigilosa como puedo. Me aproximo lentamente hasta él y por estar tan prendida en la melodía que emite su guitarra, tropiezo con la pata de una silla, demonios. Aquella música tan contradictoria se detiene, él se endereza y suspira, como si le hubiese molestado mi torpeza.
Se gira poco a poco y creo que es mi fin.
—A... ¿Axel?
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Actualizado 15.04.20
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Two of You; Luke Hemmings.
FanfictionAmar a veces es más difícil de lo que podría parecer. Te acostumbras tanto a una persona que sientes que el mundo termina si algo le sucede. Así que... ¿Qué pasa cuando el destino se ensaña contigo y aplasta tu historia de amor? ¿Qué si te convences...