CAPÍTULO 48.

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Él llora. Me parte el alma verlo así..., estoy segura de que las últimas palabras sinceras de Axel fueron para Luke. Todo esto es demasiado difícil y complicado como para que lo podamos entender, no sé ni siquiera qué decirle a Luke para darle un poco de apoyo. Me afecta demasiado verlo de esta forma... es hiriente.

Pongo una de mis temblorosas manos sobre su hombro y él suspira pesadamente, la garganta me quema y un escalofrío extremo se niega a dejarme en paz. También estoy llorando, es que simplemente esto es demasiado para nosotros. Me acerco un poco más a él y consigo que se mueva un poco, ahora está llorando sobre mi hombro, y yo me aferro a su cuerpo con ambos brazos, creo que esto es lo único que puedo hacer por ahora; simplemente sostenerlo, cuidarlo y hacerle saber que estaré con él ante todo y para siempre.

—Soy lo peor —susurra en medio de sollozos.

—No, Luke, no —respondo y acaricio su espalda lentamente.

—Él quiso hablar conmigo... yo debí haber leído esto antes...

—Luke, tu nunca lo imaginaste... no es tu culpa.

—Quizá mi hermano y yo hubiéramos podido tener otra oportunidad... quizá él no hubiera muerto.

—Luke, escúchame —exijo—. Nunca sabremos lo que pudo haber pasado.

—Pero...

—No. Luke, tranquilízate.

Levanta su rostro poco a poco y me doy cuenta de que sus preciosos ojos claros están rojos, parecen inyectados de sangre. Todo esto me hace ver que su sufrimiento también es el mío, lo quiero de una forma tan inexplicable...

Acaricio lentamente su mejilla y él cierra los ojos. Puedo imaginar todo lo que él está sintiendo, tan sólo verlo me muestra una pizca de aquel dolor que se retuerce dentro de él.

—Vayamos a Sydney —murmura en voz baja.

—Lo haremos —asiento.

—Éste fin de semana —aclara.

—Cuando tú quieras —suspiro y beso la punta de su nariz tiernamente.

Sonríe casi imperceptiblemente y después niega con la cabeza. No sé en qué está pensando pero parece que no es algo relacionado con Axel.

—Sólo tú puedes hacerme sonreír en una situación tan jodida —suspira.

—Quizá es porque te quiero con todo mi corazón.

— ¿Con todo? —cuestiona aún con aquella pequeña sonrisa en su rostro.

—Sí, amor —suspiro y me acerco más a él.

—Me gusta que me llames así, guapa —murmura y me abraza.

—Amor.

El tiempo pasa y nosotros sólo permanecemos sentados en el suelo, abrazados. Mi mente se transporta hasta un agujero negro, en el que sólo brilla una enorme pregunta... ¿podría Luke perdonarlo? Cierro los ojos e intento concentrarme en la momentánea tranquilidad que parece haberse apoderado de nosotros. No hay ningún ruido en la habitación aparte de nuestras respiraciones y uno que otro suspiro profundo. Creo que ambos estamos un poco en shock, primero con todo aquello que nos lastimó, con todo el odio plasmado en aquellas palabras, y después, la última carta que fue como el tiro de gracia, pero no en cuanto a más odio... aquella última carta estaba atestada de miedo, de arrepentimiento y de dolor. Pensar en ello me deja un horrible sabor de boca.

Fuerzo a mi mente a volver en el tiempo y a recordar un poco de los últimos días de Axel. Me siento un poco más tranquila cuando en mi memoria aparecen imágenes de él sonriendo, de él disfrutando sus últimos minutos en este mundo. Espero que haya sido verdaderamente feliz en algún momento.

— ¿Dónde dejaste aquella foto?

— ¿Qué foto? —pregunto confundida.

—En la que estás con Axel —suspira.

—Está en mi maleta —murmuro extrañada.

— ¿Podemos ponerla en el buró?

Por un momento pienso en que quizá le he escuchado mal... pero después me doy cuenta de que al parecer el buen corazón de Luke ha hecho su magia, él ha perdonado a su hermano después de todo lo que pasó. Quizá éste pueda ser nuestro nuevo comienzo, sin rencores, sin malos recuerdos. Tal vez leer esas cartas cerro aquel ciclo amargo en su vida y ahora lo único que queda es ver hacia adelante teniendo un buen recuerdo de Axel.

—Claro —respondo después de algunos segundos.

—También quiero poner esta foto —sonríe—, éramos tan pequeños.

—Y desde ese entonces, tan diferentes.

— ¿Tú crees?

—Estoy segura, amor —suspiro.

— ¿Crees que está bien?

— ¿Qué?

—Que hayamos leído esas cartas.

—Justo estaba pensando en que éste puede ser nuestro nuevo comienzo, ya sabes, sin resentimientos y esas cosas.

— ¿Te digo algo?

—Ajá.

—Si hubiera leído esa última carta cuando la envió, yo hubiese vuelto a Sydney y lo hubiera perdonado.

—Lo sé, Luke. Eres tan bueno..., no lo dudo.

Se levanta del piso y luego me tiende su mano para ayudarme a ponerme de pie. Ha sido un día muy movido, emocionalmente hablando. Yo he pasado de feliz a triste, luego  a desilusionada y más adelante a dolida, luego la comprensión iluminó mi mente y ahora mismo no siento nada aparte de una profunda tranquilidad que no había sentido en muchísimo tiempo.

La noche ya ha caído así que nos preparamos para dormir, me cambio rápidamente mientras Luke se pone una camiseta y sus pantalones de pijama. Camino hasta mi maleta que está en una esquina de la habitación y saco el retrato del que me ha hablado. Creo que ahora ya no va a ser incómodo todo esto.

—Aquí está —sonrío y se lo entrego.

—Gracias, guapa.

Mira la foto fijamente por algunos segundos, suspira y después me mira, extrañamente está sonriendo.

—Tú lo hiciste feliz, estoy seguro.

—Luke...

—Gracias por hacer que la vida de los hermanos Hemmings sea feliz.

—Eh...

—Te amo, ____. 

Two of You; Luke Hemmings.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora