CAPÍTULO 57.

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—Pensé que debíamos hablar —murmura y se desploma en el sofá.

— ¿Sobré qué? —pregunto vagamente. Estoy exhausta.

Se pierde unos segundos en sus pensamientos y me siento en el sillón que está frente a él. Es casi media noche y no puedo más con los tacones. Mis pies me duelen demasiado y se lo atribuyo completamente a que no paré de bailar en la fiesta sorpresa que los chicos prepararon para Luke por haberse graduado.

—Sobre nosotros —dice, mirando a la nada.

— ¿Qué sobre nosotros? —cuestiono frunciendo el ceño.

—Acerca de lo que queremos, ____. Te vas a graduar... —mira su reloj y suspira— prácticamente mañana.

— ¿Y qué con eso?

— ¿Volverás a Sydney?

— ¿Lo harás tú? —pregunto.

—No.

—Ahí tienes —suspiro y me recargo en el respaldo acolchado del sillón.

—____...

—Me pregunto cuándo va a ser el día en que comprendas que te amo.

—Lo he comprendido —sisea en forma de protesta.

—Yo creo que no. Si lo hubieses hecho no estaríamos teniendo esta conversación, Robert.

— ¿Por qué me has dicho Robert? —pregunta y parece divertido.

—He decidido que te llamaré así cuando esté enfadada contigo.

— ¿Estás enfadada conmigo? ¿Por qué?

—Porque no sé a qué quieres llegar hablando de esto.

— ¿Volverás a Sydney? —pregunta de nuevo.

—Ya te he dicho que te amo.

—Pero no me has respondido si volverás o no...

¿Por qué los hombres son tan sordos? Si de verdad él estuviera escuchándome comprendería que no volveré a Sydney si él no lo hace, únicamente le estoy diciendo que lo amo, lo amo y quiero quedarme en donde él prefiera estar. Niego con la cabeza y de repente me dan muchísimas ganas de reír, así que eso hago. Comienzo a reír de una forma extrema y él únicamente me mira con la confusión abarrotando su expresión.

—Así que quieres reír... —se pone de pie y camina hasta mí. Me toma en brazos y hace su camino a la habitación.

—No, Luke, no —manoteo su espalda y después él me deja sobre la cama.

Su mirada es divertida y a la vez maliciosa. Sé que va a hacerme coquillas hasta conseguir dejarme sin respiración. Me retuerzo cuando él comienza con la tortura, pongo mis manos en su pecho para intentar apartarlo pero no se mueve ni tantito.

—Luke, para —suspiro.

—Bien, ¿suficiente?

—Sí —sonrío—. ¿Ya vas a escucharme?

—Te he escuchado siempre, ____.

—Eso es lo que crees —susurro—. Te he dicho que te amo, te amo demasiado Luke. Eso significa que si tú no te vas yo tampoco. Significa que si tú quieres vivir debajo de un puente toda tu vida yo me mudaría ahí, contigo. El lugar me da igual si eso significa poder estar a tu lado.

No responde. Agacha su rostro para que sus labios encuentren los míos y me besa. Me besa de una forma tierna, cálida y amorosa. Rodeo su cuello con mis brazos y él se cierne un poco más sobre mí. Mis dedos se enredan en su cabello de una forma lenta y tranquila. Puedo sentir cada gota de su amor colándose en aquel beso perfecto que me está dando. Sus labios se mueven de una forma sensual y creo que me está torturando un poco más que con las cosquillas.

—Ven a vivir conmigo —sonríe.

—Ya vivo contigo —río.

—Encontré un lugar mejor, mudémonos...

—Luke, éste lugar es perfecto.

—Dices eso porque no has visto el nuevo apartamento, guapa.

—Sólo quiero estar en donde tú estés, Luke —suspiro.

—Te amo, guapa.

—Y yo más a ti —sonrío.

Se levanta de la cama y me mira, su sonrisa se ensancha unos segundos después, y no sé porque me está observando de esa manera.

—Lindo vestido —guiña y sale de la habitación.

Echo un vistazo a la parte inferior de mi cuerpo y me pongo colorada de inmediato. El vestido muy mono que tanto me gusta está muy arriba de donde debería, después de las cosquillas y la risa no me di cuenta de que casi se me habrían visto las bragas. No es como si Luke nunca me hubiese visto así, pero no deja de ser un poco raro para mí.

Me levanto de la cama y me quito rápidamente el vestido, tomo una de las playeras de Luke y me la pongo con facilidad. Cuando el regresa me sonríe de una forma inigualable y después se sienta en el borde de la cama.

— ¿Has comprado ya los pasajes de avión? —pregunto.

—No, guapa. Antes quería tratar algo más contigo.

— ¿Qué pasa?

—Bien, dijiste que querías que comprara los boletos para el día después de tu graduación. ¿Qué te parece si nos vamos tres días después?

— ¿Por qué? —pregunto extrañada.

—Bueno, el mes termina pasado mañana y si nos vamos a mudar creo que sería conveniente que lo hiciéramos antes de tener que pagar la siguiente cuota aquí.

—Oh, no había pensado en eso —sonrío.

— ¿O quieres adelantarte?

—No, Robert...

— ¿Estás enojada de nuevo? —ríe.

—No —suspiro—. Quiero ayudarte con la mudanza y quiero irme contigo, el viaje a Sydney es demasiado largo y me sentiré mejor si vamos juntos.

—Ven aquí, guapa —sonríe.

Me acerco lentamente hasta donde está él sentado y lo miro algunos segundos, mi pulso se acelera, es algo que no puedo evitar cuando Luke me está mirando de esa forma. Me siento a horcajadas sobre él, provocando que su playera se me suba hasta enrollarse a la altura de mis caderas. Él pone sus manos sobre mis muslos y acaricia lentamente mi piel arrancándome un par de suspiros. Pongo mis manos sobre sus hombros y después me inclino para besarle. Éste es uno más de aquellos momentos que me hacen perder la cabeza y creo que ésta vez no hay nada que pueda interrumpirnos.

—Luke... —susurro.

Me ayuda a sacarme su playera y yo hago lo mismo con él. Ahora no existe nada más que nosotros dos. Amándonos. 

Two of You; Luke Hemmings.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora