CAPÍTULO 60.

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Abro lentamente los ojos, sintiendo el cuerpo de Luke completamente aferrado al mío, más de lo habitual. No tengo ni idea de la hora que es pero deben pasar de las ocho de la mañana, lo que quiere decir que hemos dormido más de doce horas de corrido.

Me muevo un poco, intentando ser cuidadosa para no despertarlo. En medio de la noche tuvo una pesadilla, recuerdo sus palabras y se me hace un nudo en el pecho. “No te voy a soltar”, dijo. Y no sé exactamente a qué se refería, pero creo que tiene que ver con aquel horrible presentimiento que aún oprime mi pecho de una forma espantosa. No quise decírselo pero creo que va a ocurrir algo malo. Tengo miedo.

Me zafo de sus brazos y me siento en el borde de la cama, al parecer el cansancio está disminuyendo un poco, ya no me siento como si me hubiera pasado un camión encima. Estiro la mano hacia la mesita de noche para tomar mi celular y me doy cuenta de que tengo algunas llamadas perdidas de los chicos... y de mi madre.

Camino hacia el baño con algunas de mis cosas, necesito darme un baño para que el cansancio se esfume por completo de mi cuerpo. Mientras las cálidas gotas caen suavemente sobre mí, pienso una vez más en Luke, fue demasiado rara la forma en la que se despertó por la noche, nunca había tenido una pesadilla en el tiempo que llevo viviendo con él. Una vez más no puedo evitar pensar en que todo eso está relacionado con el estúpido mal presentimiento que acosa mi tranquilidad.

Cuando salgo del baño él ya está despierto, tiene su celular en la mano y una expresión un tanto extraña en su rostro.

—Hola —sonrío, intentando aligerar el ambiente.

—Hola —suspira.

— ¿Qué pasa? —pregunto extrañada.

—Nada —responde de inmediato y se levanta—. Voy a darme una ducha.

Me quedo pasmada en mi sitio observando cómo se mueve rápidamente, parece como si quisiera alejarse de mí o algo así. Azota la puerta del baño y frunzo el ceño, no sé de qué viene todo esto. Camino hasta el otro extremo de la habitación para tomar mi maleta y sacar un poco de ropa, supongo que en un rato saldremos a ver a los chicos o a desayunar. Me visto tranquilamente mientras escucho correr el agua en la ducha, me siento muy agobiada y en realidad no sé si tengo una buena razón para estarlo, quizá todo esto sea una paranoia mía.

Cuando Luke termina de ducharse y sale del baño veo que su mirada está como... perdida, no hay brillo en sus ojos y tiene una expresión terriblemente seria.

— ¿Qué tienes? —pregunto sentándome en el borde de la cama.

—Nada.

—Luke...

—Creo que tiene que ver con la pesadilla que tuve anoche.

— ¿Quieres contarme? —pregunto, y por alguna extraña razón me siento como si estuviese haciendo mal en preguntarle. Como si estuviera cometiendo un delito muy similar al allanamiento de morada.

—Pues... fue extraño. Estaba parado en un lugar; austero, blanco, infinito... y había una voz que me gritaba cosas.

Su expresión sigue siendo seria, no me muestra nada y... por algún motivo creo que eso no es realmente lo que lo tiene así... es demasiado extraño, nunca lo había visto comportarse así conmigo.

— ¿Qué gritaba? —cuestiono, casi en un susurro.

—Que no la soltara.

— ¿Eh?

—Sí... decía ‘No la sueltes’.

—Eso es extraño —suspiro—, pero sabes que si te sientes... mal puedes decírmelo, recuerda que estamos juntos, Luke.

—Gracias.

Se gira y comienza a sacar unas cuantas prendas de ropa de su maleta. Ni una sonrisa, ni un guiño, ni un beso de buenos días... Aquí algo anda muy, muy mal.

Me levanto de la cama y tomo el celular. Salgo de la enorme alcoba y camino por la pequeña salita de nuestra habitación de hotel. Marco el número de Ashton y me responde de inmediato.

—Hola extraña —murmura, divertido.

—Hola Ash —suspiro.

— ¿Qué pasa? —pregunta de inmediato.

—Eh... nada. ¿Cómo va todo?

—Bien, ya está todo listo para pasado mañana.

—Perfecto, ahí estaremos —sonrío.

— ¿Vienen a casa? Los chicos y yo estamos organizándonos para ver películas con las chicas.

—Claro, le preguntaré a Luke. ¿A qué hora?

—Yo creo que a eso de las tres o cuatro...

—Perfecto, Ash. Nos vemos en un rato.

—Adiós, ____.

Suspiro un par de veces y después regreso a la habitación. Luke se está poniendo un poco de aquella loción que siempre usa, y que siendo sincera me vuelve completamente loca. Lo observo por algunos segundos y mi corazón empieza a correr su maratón habitual. Es alto, demasiado. Guapo, en exceso. Perfecto, en todos los aspectos.

Él aún no me ha visto, así que aprovecho para mirarle por un rato. Lo único que no cuadra es su expresión; generalmente siempre está relajado, sonriendo o cualquier cosa, pero ahora su mandíbula está tensa y sigue teniendo aquella mirada perdida que no me gusta nada. Quisiera saber cómo reconfortarlo.

Me aparto de la puerta, cerrándola a mis espaldas y me acerco sigilosamente a él. Se da cuenta de mi presencia pero no sonríe... es demasiado extraño.

Cuando quedo justo frente a él le echo los brazos al cuello y me pongo de puntitas para besarlo... no lo esperaba. Él se tensa y no me responde el beso...

— ¿Qué ocurre? —susurro, no he podido ocultar el dolor en mi voz.

Él cierra los ojos y por mi cabeza pasan miles de cosas nada agradables. Pienso en la pequeña posibilidad de que haya salido con alguien de aquí hace tiempo y que ahora que ha regresado quiera volver a verla o algo así por el estilo...

Repentinamente levanta sus manos y pienso que me abrazará pero no es así. Pone sus manos sobre mis antebrazos y me insta a dejarlo de abrazar... quiero llorar. ¿Qué es esto?

— ¿Qué...? —no termino de formular la pregunta porque él se da media vuelta.

—____.

— ¡Dime qué jodida mierda te pasa! —le espeto, intentando tragar el nudo que tengo en la garganta.

—Me ha llamado mi madre...

Two of You; Luke Hemmings.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora