CAPÍTULO 71.

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«¿Dónde estoy?» Le pregunto repetidas veces a la nada. Me encuentro en un lugar totalmente vacío. Puedo sentir el frío recorriendo cada fibra de mi piel, la cual se eriza cuando volteo hacia todos lados y me doy cuenta de que estoy sola. Completamente sola y en medio de la nada.

«¡Luke!», grito con la desesperación más tremenda que puede existir. No obtengo respuesta, tal como era de esperarse. Siento una extraña sensación, corriendo a mil por hora desde la punta de mis pies hasta el último milímetro de cabello que cubre mi cabeza. En verdad tengo mucho miedo. Muchísimo.

De un momento a otro la imagen de Luke bordea mi mente, pero me siento débil y no puedo evitar que aquel espejismo se diluya, se esfuma rápidamente, como el humo en un lugar abierto.

Me siento demasiado ligera y como si todo a mí alrededor estuviese a punto de desvanecerse... me tiro en el piso húmedo que para mi sorpresa está cubierto del césped más hermoso y brillante del mundo, es tan suave y frío que casi es irreal.  

Mis lágrimas comienzan a salir de una forma tranquila pero ni siquiera sé por qué estoy llorando.

De repente algo me motiva a ponerme de pie, a levantarme. Mis pies descalzos rozan el pasto y me provoca cosquillas, comienzo a correr sin ninguna dirección en específico y después me guío por el murmullo quedo de una voz que se me hace un tanto familiar...

—Axel... —pronuncio con la voz temblorosa.

—Ansiaba verte —sonríe.

— ¿Qué...?

—____.

— ¿En dónde estamos? —pregunto extrañada.

—En un lugar donde no hay dolor, rencor o cualquiera de esos feos sentimientos que alguna vez tuve.

— ¿Estoy...? —no logro terminar la pregunta porque el pánico me da terror... estoy muerta.

—No —sonríe—. La luz aún no se enciende.

— ¿Qué luz?

—La luz que te traerá aquí para siempre. Tú sigues luchando allá abajo para vivir.

—Pero...

— ¿Es confuso? —ríe—. Tranquila, si estás aquí debe ser por algo.

—No sé qué pasó —suspiro.

—Yo tampoco —guiña—, pero si vuelves quizá alguien te lo diga.

—Axel... no entiendo nada de esto —suspiro.

—Así me pasaba al principio. Oye, ¿puedes decirle a Luke que lo siento?

—Él lo sabe —sonrío.

De pronto siento como si algo jalara mi cuerpo por completo en dirección desconocida. La imagen de Axel se vuelve borrosa y grito, pero de mi boca no sale absolutamente nada. Tengo una vaga sensación de dolor, que se va volviendo cada vez más fuerte. La garganta me raspa y me arde cuando intento gritar de nuevo. Entonces todo se vuelve obscuro, negro y frío. En este sitio únicamente puedo sentir dolor. Dolor y más dolor. Quiero estar con Luke, quiero sentirlo de nuevo. Pero sólo hay mucho dolor.

Two of You; Luke Hemmings.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora