—Eso fue interesante —murmura ____, entrando a la casa.
—Ya lo creo —camino detrás de ella y vamos a la cocina.
Dejamos las bolsas de las compras sobre la barra y la miro, es la primera vez que hemos ido al súper juntos y creo que fue extraño para ambos. Sinceramente sentí como si inconscientemente estuviéramos comenzando con una pequeña familia, algo sólo entre ella y yo, y que quizá la mayoría de la gente no comprendería.
Camina hacia mí y me abraza, me gusta sentir su pequeña figura entre mis brazos, me fascina pensar en que yo puedo protegerla siempre, siempre.
— ¿Tienes hambre? —pregunta.
—No —suspiro—. ¿Y tú?
—No, tampoco.
— ¿Quieres que vayamos a guardar tus cosas?
—Claro.
De regreso a la casa le comenté que haría un espacio en mi closet para que ella guardara su ropa, desde hace tiempo tenía en mente sacar todo lo que ya no me sirve o lo que ya no uso, sólo que nunca elegía un día en concreto para hacerlo, ahora parece una buena ocasión. Caminamos tomados de la mano hasta mi habitación y ella se acerca de inmediato hasta sus maletas, tiene demasiada ropa y yo también, no me va a sorprender que no quepan todas nuestras cosas.
—Creo que al fin te vas a salir con la tuya —murmuro divertido.
— ¿De qué hablas? —levanta su cabeza y me mira extrañada.
—Pues... voy a tirar todos los pantalones rotos.
— ¡No! —exclama—. Sabes que me encantan.
—Mentirosa —río.
—No, no. Es enserio —sonríe—. Te hacen lucir... caliente.
—Con que caliente, eh —río.
Comienzo a sacar toda la ropa que no ocupo y la dejo en un extremo de la cama, ____ está sacando su ropa de la maleta y la está doblando hábilmente. Me quedo unos segundos mirándole, es tan bonita...
— ¿Te ayudo? —pregunta ansiosa.
—Si quieres, guapa —guiño y ella se levanta—. Si quieres continúa con la ropa mientras yo saco los zapatos de abajo.
—No, yo no sé con qué te quieres quedar y con qué no. Mejor yo saco los zapatos —sonríe.
—Bien, guapa. Gracias.
Ella se agacha y comienza a sacar todos mis zapatos y tenis. Yo dudo un momento en si debo quedarme con mi playera de la suerte o definitivamente ya debo tirarla, la sostengo frente a mí por algunos segundos y decido que ya tengo algo mejor y que me da más suerte de la que yo podría desear.
—Tienes más pares de zapatos que yo, Luke —ríe.
— ¿De verdad? —cuestiono con diversión.
—Sí.
Salgo unos minutos de la habitación para ir por un poco de agua. Aún siento aquella sensación de la que hablaba hace rato. Ambos estamos creando algo juntos, algo que sólo nos confiere a ella y a mí, siento que poco a poco aquel lazo que hay entre ____ y yo se hace más fuerte.
Regreso y la observo, está sentada en el suelo con los pies cruzados. Entre sus manos tiene esa caja.
— ¿Dónde encontraste eso? —pregunto un poco descolocado.
—Ah... lo siento, estaba ahí abajo —murmura señalando el lugar en el que estaban mis zapatos.
—No te preocupes. Toma —le entrego un vaso con agua y ella me mira fijamente.
—Lo siento —repite.
—No, está bien. Sólo que no recordaba dónde estaba eso.
— ¿Qué guardas ahí? —pregunta un poco nerviosa.
—Eh... son cartas.
— ¿De verdad? —ríe. No entiende.
—Sí.
— ¿De tus mil novias? —pregunta, aun pareciendo muy entretenida.
—No.
—Ok... lo siento.
—Son cartas de Axel —murmuro muy serio.
—Ah.
Su rostro denota confusión, es algo difícil de explicar... Es algo demasiado triste pero sé que hablarlo con ella va a hacer que mejore. Me siento cerca de ella, sin apartar mi mirada de la suya. Tomo su mano y la llevo hasta mis labios, ella sonríe tranquilamente y después acaricia mi mejilla. Le quito la tapa a la caja y ella me mira aún más extrañada.
—Luke... son tuyas, está bien.
—Nunca las he leído —suspiro.
— ¿Cómo?
—Siempre las guardé sin leerlas —confirmo—. Simplemente nunca pude hacerlo.
—Te entiendo —murmura cariñosamente y me da un apretón en la mano.
—Quizá contigo aquí pueda encontrar el valor necesario.
— ¿Por qué dices que no sabías dónde estaba esta caja?
—Eh... hace tiempo, cuando mi madre llamó para decirme que Axel había muerto... yo... cogí la caja y una botella de tequila. Ese día pensé que podría leerlas, pero fue más difícil, sólo terminé borracho y cuando desperté con resaca no sabía en dónde la había puesto.
— ¿Seguro que quieres hacerlo?
—Sí —asiento—. Creo que el momento ha llegado.
—Uh... bien.
— ¿Podrías leerlas tú?... yo...
—Sí, Luke —asiente lentamente y puedo ver una chispa de indecisión en su mirada.
Le entrego la primera que me envió, la recibí una semana después de que me fui de Sydney, no tengo ni idea de lo que podría haber escrito en ella y tampoco sé por qué se tomaba un poco de su preciado y perfecto tiempo para escribirme... es demasiado extraño.
_____ observa el sobre por algunos segundos, después cuando ella rasga el papel me causa un escalofrío que recorre mi columna vertebral rápidamente. Cierro los ojos, muy al pendiente del momento en el que ella comience a hablar.
—Luke.
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Two of You; Luke Hemmings.
Fiksi PenggemarAmar a veces es más difícil de lo que podría parecer. Te acostumbras tanto a una persona que sientes que el mundo termina si algo le sucede. Así que... ¿Qué pasa cuando el destino se ensaña contigo y aplasta tu historia de amor? ¿Qué si te convences...