CAPÍTULO 11.

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LUKE.

Iguales, iguales, iguales. Te cansas de las mismas jodidas palabras, te hartas de que la gente siempre haga comparaciones estúpidas y que además... te lastiman. No me gustaría ser exagerado, ni nada de eso, pero debo admitir que Axel Hemmings fue el verdugo de mi cuento desde que tengo memoria, viví durante dieciséis años sintiéndome menos que él, parándome detrás suyo porque la gente siempre tenía buenos comentarios para él pero yo siempre fui lo opuesto, el hijo que nadie jamás vería como ejemplo, en pocas palabras, el fracasado.

Recuerdo la cara de mis padres, recuerdo sus palabras porque se han quedado grabadas a fuego para siempre dentro, muy dentro de mí. Es doloroso ver que tu madre adula a tu hermano por sus buenas calificaciones, mientras que tú solo recibes un «Deberías de ser cómo él». Al principio no lo tomaba en serio, pero fuimos creciendo y el dolor se volvía cada vez más agudo, cada vez más difícil de ignorar. Los años pasaban y Axel siempre sobresalía como el consentido, el perfecto, el hijo que iba a llegar muy lejos.

No estaría exagerando al decir que mis padres me odiaron cuando les dije que no quería estudiar arquitectura, ese era el sueño de papá y de Axel, no el mío. Yo en cambio me planté y les dije que quería estudiar música. Deseé tanto que me dieran su apoyo... que me destrozó el hecho de que me cerraran la puerta de la casa en las narices. Dejé de ser su hijo desde ese día. Dejé de ser un "digno" Hemmings.

Un día pensé en luchar por el cariño de mis padres, deseé ser un poco más como Axel. Cogí un poco de su ropa, intenté peinarme como él, incluso intenté pensar como él, pero recuerdo a papá diciéndome que simplemente quería ser la copia barata e inservible de un chico con un futuro exitoso; mi madre en cambio, se escandalizó y me dijo que ni aunque diera mi vida podría llegar a ser tan brillante y perfecto como Axel. Jamás me había sentido tan mal, hasta ese día. Deseé jamás haber nacido.

Con el tiempo me resigné. Me resigné totalmente a ser el hijo imperfecto, el indeseado. Es más, creo que a mis padres les hubiese venido de maravilla que Axel fuera hijo único. Creo que a mí me hubiera venido bien ser huérfano.

Pero entonces llega una persona, una persona que interrumpe tu manera más sutil de expresión tropezando con una silla. Llega ella, agitando su cabellera negra, tan obscura como la noche, frente a ti, desvaneciéndose al tener un primer plano de tu rostro. Su tierna, delicada y suave voz murmura aquel nombre, pronuncia aquella palabra que te habías forzado a exiliar de tu vocabulario y es como si todo cobrara vida de nuevo.

Así veo esto. Así la veo a ella. Cuando escuché que me llamó "Axel", simplemente quise salir corriendo del salón de música y dejarla ahí, pero no pude y menos cuando ella se desmayó frente a mí. Me acerqué, sintiendo que estaba a punto de quemarme, pero aquella sensación era tan tremendamente inesperada y misteriosa que quise hacerlo.

La toqué y el mundo se desvaneció en mis dedos, más sorprendente que poder sentir el vibrar de las cuerdas de la guitarra. Llamé a Mateo, fue todo lo que se me ocurrió. Regularmente siempre he sabido arreglármelas solo, pero en ese momento me quedé en blanco, sin ideas, sin fuerzas.

Su pequeña y coqueta figura, tumbada en mi sofá me hizo ver las cosas desde un ángulo nuevo, algo que nunca había sentido. Luego ella, y su voz volviéndome a acusar de ser él. De ser la persona que más quisiera olvidar.

Todo aquello me hizo sentir como un jodido duplicado de mi hermano, que por cierto está muerto. Hasta que ella me miró en serio... sus ojos nadando en lo más profundo de mí ser y lo sentí, sentí que ella podía ver a través de mí con solo enfocarse e intentar.

Jamás habrá algo que me haga olvidar sus palabras, porque han sido lo más maravilloso que he escuchado en toda mi vida. Su dulce voz me regresó todo lo que años de sentirme menos que él me quitaron. Un elixir de vitalidad que me hizo sentir diferente y único por primera vez.

«Ustedes no son idénticos, en lo absoluto.»

« Quizá no se detuvieron a observarte muy bien. »

«Tú y él no son nada parecidos.»

Sé que suena un poco zafado, pero no estaría siendo una persona irracional al decir que sus palabras se han grabado profundamente en mi pecho. ¡Diablos! Con tan sólo pensar en ella mi corazón comienza a correr desbocado... mucho más que después de un ensayo con los chicos en clase.

Tomo mi celular y decido llamarle a Mateo, es un poco idiota en algunas ocasiones, pero es mi amigo y él sabe lo que me hizo venir hasta aquí. Es el único que sabe que soy el hijo indeseado de los Hemmings... aparte de ella, ahora.

—Hey, Luke. ¿Ya se fue la linda morena? —responde Mateo al otro lado de la línea.

—Sí... de hecho fue algo loco.

— ¿Te la tiraste?

—No seas imbécil, Matías.

—Es Mateo, Luke. Mateo. ¿Tengo que deletrearlo para ti?

—No estaría mal —río y abro la puerta.

— ¿Saliste con ella?

—Ella salió de mi casa, corriendo. Fui tras de ella y bueno, hablamos.

— ¿Te la vas a tirar?

— ¿Podrías dejar de ser un idiota? Tengo algo importante que decirte con respecto a ella.

—Bien.

—Gracias —suspiro y me dejo caer en el sofá. Su aroma se ha quedado malditamente grabado en el cojín de mi sillón.

— ¿Sigues ahí, Hemmo?

—Eh... sí. Ella era novia de mi hermano.

— ¿De Axel?

—Sí.

— ¿Se lo dijiste?

— ¿Qué?

—La razón por la que vives a millones de kilómetros de distancia de tu familia.

—No.

—Bien amigo, entonces aléjate de ella.

Ni loco.

—No puedo.

— ¿Por qué? —pregunta con una risa y me doy cuenta de que no está solo.

—Porque tiene algo —murmuro antes de poder pensarlo.

— ¿Algo? No me digas que eres uno más en la lista de esos que creen en el amor a primera vista.

— ¿Amor a primera vista?

—Sí. Y tengo el remedio eficaz. Tíratela.

— ¡Deja de ser un cabrón sin sentido! —le espeto. ¿Por qué me he puesto furioso?

—Bueno, bueno. Entonces ella tiene algo... siempre hemos hablado así de una nueva conquista, ¿qué es ese "algo" que la hace diferente?

—No lo sé.

—Averígualo, pero no tardes mucho. Ah, y dice Clary que Tamara le dijo que sigue en pie lo de la fiesta de mañana.

—Adiós, Matías.

—Es Mateo, Luke.

—Adiós.

Cuelgo y arrojo el celular a la mesita. Tamara. Tamara. Tamara. Ella es el claro ejemplo de esas chicas que no logran captar la diferencia entre una noche de coqueteos y besos de algo realmente enserio. Tendré que lidiar con ello más tarde. Ahora mismo no puedo pensar en nada más que ella.

Tomo la almohada en la que Emma ha estado recostada hace tan solo minutos y me aferro a ella. Es algo que me hace sentir distinto y totalmente colgado.

Son sus ojos y la forma en la que me miró. Porque aun conociendo a Axel, ha descubierto que soy yo... que soy yo y de una forma distinta a mi hermano. Son sus palabras las que se han colado mi alma sin remedio alguno.

Voy a descubrir qué es lo que me atrae a ella.

Voy a descubrir qué fue lo que ella vio en mí, para darse cuenta de que no soy la copia exacta de él.

—Emma.

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Actualizado 16.04.20

Two of You; Luke Hemmings.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora