Despierto sobresaltada. Hay una sensación que me envuelve el cuerpo, es inexplicable y me hace sentir aterrorizada. Me incorporo abruptamente y el sudor se desliza por mi espalda tan lentamente que me provoca escalofríos. Jamás en mi vida había tenido una pesadilla como esta; tan horrible y tan real que aún puedo sentirla en cada parte de mi cuerpo.
Estiro mi mano temblorosa lentamente para encender la lámpara que está en mi mesita de noche. Mi respiración es agitada y casi puedo escuchar los latidos de mi corazón. Aprieto los ojos con fuerza y hasta éste momento me percato de que estoy llorando, lágrimas ligeras, silenciosas y llenas de miedo que se deslizan suavemente por mis mejillas. Busco mi celular a tientas desesperadamente, tengo que hablar con él, tengo que asegurarme de que él está bien. Necesito estar segura de que aquello no ha sido más que una terrible pesadilla.
Marco su número intentando concentrarme del todo en conseguirlo y suena; una, dos, tres... mil veces y no me responde. Únicamente consigo que mi llamada sea enviada directo al buzón de voz. Dejo un mensaje:
"Hola, Axel... eh... yo estoy un poco preocupada... Llámame cu-cuando escuches esto, por favor. Te amo."
Mis manos tiemblan y de nuevo soy catapultada hasta un mar de sensaciones escalofriantes, no puedo centrar mis pensamientos en otra cosa, estoy tan inmersa en aquella sensación de dolor, pérdida y vacío, que no puedo pensar en nada más.
Miro el despertador y me doy cuenta de que pasan de las dos de la mañana. Por un momento pienso en que estoy exagerando bastante las cosas, me estoy poniendo paranoica y justo ahora no tengo motivos suficientes para sentirme así. Agarro de nuevo mi celular y aunque quiero calmarme un poco me resulta imposible. Necesito saber que Axel está bien. Y mi única opción justo ahora es llamar a casa de los Hemmings.
—Bueno... —responde Andrew Hemmings, en tono somnoliento.
—Bu... Buenas noches señor Hemmings —murmuro en voz baja—. Siento muchísimo llamar a esta hora pero...
— ¿Emma? —cuestiona confundido.
—Eh... sí. Soy yo —murmuro con voz temblorosa y me aparto un poco del teléfono para intentar calmarme.
—Emma, ¿estás bien? ¿Necesitas algo? —pregunta amablemente.
—Uh... verá... estoy bien. Sólo... un poco intranquila y quisiera saber si Axel está en casa.
—Oh... claro. Dame un momento.
Escucho algunos ruidos y me imagino al amable papá de Axel saliendo de su habitación porque la novia loca de su hijo ha llamado a mitad de la noche más paranoica que cualquier asesino serial.
— ¿Emma? —murmura y me concentro en su voz adormilada una vez más.
—Sí.
—Axel no está en su habitación, pero recuerdo que nos mencionó que iría a casa de Michael a reunirse con los chicos, quizá se le hizo tarde y decidió quedarse ahí.
—Oh, ya. Muy bien. Muchas gracias señor Hemmings, y de verdad siento mucho haber llamado a esta hora.
—No te preocupes Emma. Un gusto charlar contigo.
—Igualmente. Hasta luego —y cuelgo.
Extrañamente ahora me siento mil veces más preocupada. Aún no he conseguido hablar con Axel y definitivamente necesito hacerlo para poder estar tranquila.
Andrew Hemmings ha mencionado que Axel fue a casa de Michael, y ahora que lo pienso, la idea de que él pueda estar ahí suena bastante coherente. Desesperada, nuevamente tomo mi celular y marco directamente al celular de Michael.
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Two of You; Luke Hemmings.
FanficAmar a veces es más difícil de lo que podría parecer. Te acostumbras tanto a una persona que sientes que el mundo termina si algo le sucede. Así que... ¿Qué pasa cuando el destino se ensaña contigo y aplasta tu historia de amor? ¿Qué si te convences...