CAPÍTULO 49. ||LUKE||

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Ya han pasado tres semanas desde que leímos las cartas de mi hermano Axel y no puedo negar que aquello ha marcado un poco la diferencia, cada vez me siento más cerca de ____, con el paso de los días siento que el lazo que hay entre nosotros únicamente se vuelve más fuerte. Convivimos a la perfección y nos hemos adaptado totalmente el uno al otro. Su compañía es exactamente lo que necesito después de un agitado día en la escuela... más bien, ella es lo único que necesito a diario.

Hoy es un día especial. Yo no lo sabía, y no entiendo porque no me lo dijo antes. Si Calum no hubiese llamado en la madrugada preguntando por ella yo no me hubiera enterado y después me hubiera sentido un completo idiota. Es su cumpleaños. Afortunadamente para mí hoy es sábado y ella acostumbra dormir por lo menos hasta las once de la mañana, así que salí temprano en busca de un pastel y ahora que he regresado ella sigue dormida.

Subo lentamente a la cama y me acerco a ella lo más posible, la abrazo y ella aún adormilada se acurruca en mis brazos. Agacho un poco mi cabeza y acaricio la curva de su cuello con mi nariz, ____ comienza a moverse, se está despertando. De pronto me abraza con fuerza, se aferra a mí con cariño y yo simplemente me siento el chico más afortunado.

—Buenos días —murmura muy adormilada.

—Buenos días, dormilona —susurro.

—Me gusta despertar contigo a mí lado —sonríe.

—A mí me gusta que me abraces así.

—Faltan sólo un par de semanas para la graduación, después de ese día podremos despertar hasta tarde, así, abrazados —murmura y recarga su cabeza en mi pecho.

—Me gusta esa idea —suspiro—, ahora vamos a desayunar, guapa.

—No, Luke.

—Anda, vamos —río.

—No, quiero quedarme así todo el día —me dice y después hace un puchero gracioso.

—Entonces...

— ¡No Luke!

Ella chilla de alegría cuando la cargo sobre mi hombro, cada vez me es más difícil que ella salga de la cama los fines de semana... si fuese un sábado común hubiese aceptado quedarme con ella así por mucho tiempo más, pero hoy es su cumpleaños, ya hice un par de llamadas y le tengo algunas sorpresas que estoy seguro que le encantarán. La dejo en el banquillo que queda de espaldas al refrigerador.

—Eres malo —sonríe—, hace frío.

—Toma mi sudadera —sonrío y me la saco por la cabeza.

—Gracias —se la pone rápidamente y después se acerca a mí.

— ¿Vas a besarme? —pregunto con un poco de diversión.

—Quizá —susurra.

— ¿Lo estás dudando? —elevo una ceja y la abrazo con un poco más de fuerza.

—No —sonríe y acerca sus labios a los míos.

No hay nada mejor para mis mañanas que un dulce beso suyo. Cuando se separa de mí me quedo observando sus ojos por algunos minutos, es algo que me llena de vitalidad y de alegría. Después ella regresa a sentarse en el banquillo y yo aprovecho para caminar hacia el refrigerador y sacar el pastel. Camino sigilosamente a sus espaldas y después comienzo a cantarle “feliz cumpleaños”.

— ¿Qué... —murmura girándose y me mira con sorpresa.

— ¡Feliz cumpleaños, guapa!

—Luke... —sonríe—. Creo que yo olvidé mi propio cumpleaños.

— ¿Eso significa que te he sorprendido?

—No. Significa que hoy voy a tener el mejor cumpleaños de toda mi vida —sonríe—. Gracias.

Dejo el pastel frente a ella y en ese momento salta a mis brazos. La abrazo por la cintura y ella besa mi mejilla, tiene una sonrisa enorme y preciosa que no había visto nunca en ella, es como si tuviera la alegría de una niña pequeñita. Acaricio su cabello y después ella besa mis labios, lentamente, algo así como una tortura. Yo nunca he sido inmune a sus cariños y ella logra desarmarme en cuestión de segundos.

—Gracias, novio —sonríe y da media vuelta.

— ¿Vas a morder el pastel? —pregunto con diversión.

—No lo creo —ríe—. La última vez que mordí el pastel, mi cara terminó embarrada totalmente.

—Pero yo no te empujaría —sonrío inocentemente y levanto ambas manos.

— ¿No? —murmura elevando una ceja.

—No —sonrío—. Pero antes espera.

Me alejo de ella y camino hasta la alacena, ahí guardé la única velita que compré, es dorada. Regreso y la pongo en el centro del pastel y la enciendo rápidamente. ____ me mira y por un segundo creo que va a llorar... no quiero que llore.

— ¿Qué pasa? —pregunto preocupado.

—Luke... es que... me haces tan feliz —suspira—. Te has tomado la molestia de comprar un pastel y... gracias.

—Te amo, eso es lo que las personas enamoradas hacen.

—También te amo, Luke. Mucho.

—Guapa —sonrío y la abrazo—. No llores, mi amor. Sólo sopla la velita.

—Bien —asiente—. Mi deseo... mi deseo es estar toda mi vida contigo.

— ¿Decirlo en voz alta no es de mala suerte?

—No lo sé, pero quería que supieras que mi deseo eres tú.

Sopla la velita rápidamente y después se inclina para morder el pastel... es algo que no puedo evitar, simplemente empujo cuidadosamente su rostro y río. Levanta la cara y finge estar enojada pero la verdad es que se ve terriblemente adorable llena de crema pastelera. Tiene la mitad de la cara embarrada y simplemente no puedo evitar reír.

—Me has dicho que no lo harías —exclama.

—Perdón, guapa —río—. Te ves hermosa.

— ¿Sabes qué es más hermoso?

—Eh... no —me encojo de hombros.

—Los besos llenos de chantillí.

—Ah, no —río y me alejo de ella.

—Lo mereces, Luke.

Ella me persigue por la sala y ambos reímos como un par de niños haciendo travesuras. Me alcanza cuando tropiezo con el sofá y me abraza de inmediato, pega un brinquito y enrolla sus piernas en mi cadera. Sus labios encuentran mi mejilla y comienza a embarrarme de pastel. La abrazo con fuerza y ella me besa... sabe a pastel de chocolate y a aquella dulzura única que caracteriza sus besos.

Justo ahora somos un par de chicos, amándose locamente, celebrando el cumpleaños de ella, ambos embarrados de pastel. Y es lo mejor.

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS A TOD@S L@S QUE LEEN <3 

 

Two of You; Luke Hemmings.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora