CAPÍTULO 19.

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"Vaya, qué respuesta tan más ingeniosa. Gracias por aclararlo."

Quizá suene un poco —demasiado— cortante, pero el texto que me ha mandado no me sirve de nada, quiero respuestas, exijo más respuestas de las que giran alrededor de mi cabeza.

Estaría mejor que habláramos frente a frente, así quizá, las reacciones que pueda leer en mí puedan decirme algo más. Mi corazón sigue manteniendo aquel ritmo errático de hace un rato. Sigo sin saber qué espero que me diga, pero no pienso cansarme hasta saber exactamente qué fue lo que pasó.

"¿Tú qué crees que pasó?"

Lo único que creo es que no hay una persona más borde en toda la faz de la tierra. Es obtuso y empiezo a creer que jamás me va a decir nada al respecto. Quiero gritar de frustración, pero a estas horas ya hay mucha gente dormida en el edificio y no quiero molestar a mis vecinos.

"Creo que eres una persona demasiado inteligente como para responderme de esa forma. Por favor, ¿qué pasó?"

Pulso enviar y pongo el celular en silencio, lo dejo en el buró y me giro. No tengo cabeza para nada más ésta noche. Lo que sea que tenga que arreglar lo haré mañana. Cierro los ojos y ahí está de nuevo aquella mirada con un ápice de seducción, quizá es su forma de ser lo que me tiene así, es tan diferente, tan nuevo y extraño... tan adictivo.

++++++++++

El sol entra por la ventana que está en la habitación, la única ventana que tengo en el departamento, es un poco cerrado y aquello me agobia en algunas ocasiones.

¡Diablos! Si el sol se ha puesto ya, entonces se me ha hecho tarde para las primeras clases. Tomo el celular y me golpeo mentalmente por haberlo puesto en silencio, lo desbloqueo y me doy cuenta de que tengo dos mensajes de Luke... abro el primero:

"Tú eres aún más inteligente por darte cuenta de ello.

Lo que pasó fue que... como te dije más temprano, no quiero soltarte. No sé si sea correcto o demasiado loco, pero me has cautivado. Apareciste en mi vida de una forma extraña e inesperada.

Lo que le dije a Tamara es lo que me gustaría en un futuro.

Si no quieres responder a este mensaje sabré que me he pasado y respetaré tu decisión, sé que es difícil y lo entiendo."

Y el siguiente dice lo que temo:

"Has tomado tu decisión. No quiero incomodarte. Adiós."

Marco frenéticamente su número. Me siento... extrañamente mal. Suena un par de veces y mis nervios se disparan.

—Bueno... —responde en un susurro.

—Luke, ¿estás ocupado?

—____... ¿estás bien? Son las once y estoy en clase.

— ¡¿Las once?! —grito, es aún más tarde de lo que creí.

— ¿Estás bien?

—Sí, sólo que me quedé dormida y se me ha hecho tarde. ¿Podemos hablar cuando salgamos de clases?

—Claro, salgo a las dos.

—Te veo en la entrada de mi edificio, adiós —cuelgo.

Salto de la cama y corro a la regadera, no puedo creer que me haya quedado dormida. Genial, eso me pasa por salir a fiestear a mitad de la semana. Me ducho en un santiamén y después me visto rápidamente. Me siento totalmente presionada. Nunca me ha gustado la impuntualidad. Me pongo unos zapatos y amarro mi cabello. A las 11:30 estoy lista para irme. Con suerte podré llegar a la clase de las 12.

++++++++++

—Imagino que así estuvo la fiesta —murmura Hannah con tono burlón mientras nos encaminamos a la última clase del día.

—De hecho fue terrible —suspiro. La carrera mañanera para llegar a la escuela me ha dejado exhausta.

— ¿Por qué?

—Una amiga loca de Luke me golpeó.

—Vaya... —sonríe—. ¿Lo besaste?

—No... —suspiro.

—Entonces ya me creo que fue terrible —sonríe y entramos al salón B-16.

La clase de Introducción al Diseño es demasiado aburrida en esta ocasión. Sólo nos hablan de cómo trazar unas cuantas líneas para los planos de una casa, como señalar los lugares en donde se pondrán ventanas y todas esas cosas. Lo único que quiero es poder salir y hablar con él. ¿Cómo es que he llegado a este punto en tan poco tiempo?

El profesor Miles concluye la clase dejándonos de tarea que echemos un vistazo a un par de programas de diseño para computadoras, tomo mi bolso y espero a que Hannah guarde sus cosas. Esta vez se ha tardado más, o quizá solo es mi imaginación que se ha aliado con la desesperación más tremenda de todos los tiempos.

— ¿Llevas prisa, ____?

—Eh... no —sonrío.

—Pues parece como si fuera todo lo contrario —responde Hannah sonriéndome.

Caminamos —no tan— pacientemente hasta la salida, mis piernas me obligan a ir más rápido en lugar de que se comporten y pueda caminar como una persona normal. Hannah intenta seguirme el paso y creo que es demasiado gracioso.

Cuando llego hasta el lugar en el que hemos quedado estoy sin aliento, miro a todos lados y no lo veo, quizá se arrepintió. Checo mi reloj y aún faltan cinco minutos para las dos. Cuando levanto de nuevo la vista me encuentro con aquella mirada que me hace flaquear más que ninguna otra, viene con Mateo.

—Hola preciosas —murmura el moreno y besa la mejilla de Hannah.

—Insistió en venir —añade Luke y mira a su amigo y a mi amiga alternadamente.

—Está bien —sonrío.

— ¿Quieres ir por un helado, Hannah?

—Claro —sonríe y se despide de nosotros.

Mateo y Hannah se van, puedo decir que se ven muy bien juntos. Me quedo viéndolos alejarse, como si no pudiera ser capaz de mirar a Luke... estoy nerviosa.

—Tú dirás —murmura rompiendo el incómodo silencio.

—Yo... Luke, estoy confundida. Ayer hablé con un psicólogo y... no sé.

— ¿Qué te confunde? —pregunta demasiado serio—. ¿Tiene que ver con... él?

—No. Tú me confundes.

— ¿Yo? —parece que aquello le ha dado risa.

—Sí. Tú y todo tú.

— ¿Qué te confunde de mí?

—Tú. Todo, ya te lo dije.

— ¿Y si hago esto?

— ¿Si haces qué?

—Esto...


Two of You; Luke Hemmings.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora