Capítulo diecisiete.

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Ojeo las revistas sobre tatuajes mientras espero que Michaela termine con el tatuaje que está haciendo. Algo llama mi atención y arqueo una ceja al verlo.

Cuenta la historia de un tatuador, su mejor y peor tatuaje a la vez. Un novio le pidió que le tatuara "Will you marry me?" una propuesta de matrimonio obviamente. Negué con la cabeza sin poder creer lo estúpida que es la gente por ahora.

En fin, cuando la novia vio el tatuaje de su novio dijo que si al instante. Me sorprendo nuevamente, es raro que no recibiera una negativa.

Pero luego el tatuador dice que después de unos dos meses el chico volvió a la tienda para cubrir ese tatuaje. Su novia le estaba poniendo los cuernos con su supuesto "mejor amigo"

No me sorprendo, ese tipo de propuesta no podía terminar para nada bien. Uno deber ser consiente de que ese tatuaje no es algo que sale con una lavada o dos, removerlo cuesta dinero tanto como el cubrirlo.

Moraleja, nunca tatuarse esa estupidez en el cuerpo.

Micha sale de su cabina sonriente, el sujeto a su lado tiene una inmensa sonrisa también.

—Gracias chica este tatuaje me fascina —Micha sonríe aún más.

—Es mi trabajo así que no me lo agradezcas.

Veo como se dirigen a la salida y los sigo un poco más atrás, cuando el hombre se marcha hablo.

—Parece que alguien tiene un admirador —Bromeo.

Ella voltea a mirarme algo extrañada pero rápidamente su gesto cambia por uno coqueto.

—En realidad tengo muchos —Murmura guiñandome.

No sé si eso es verdad, conociéndola de seguro tiene una larga fila de chicos detrás de ella. Niego con la cabeza alejando esos pensamientos.

Cuando entramos al auto ella me pregunta si salí de compras. Lo cual es bastante obvio, al menos esas bolsas no hubiesen aparecido de la nada en los asientos traseros pero no remarco lo obvio aunque me muera de ganas de hacerlo.

—Estoy ansiosa por esas clases de cocina —Giro mi rostro unos segundos para mirarla luego vuelvo la atención a la carretera.

—Espero que seas una buena alumna.

Ella no tarda en responderme.

—Lamento decepcionarte pero soy una mala alumna —Tal vez quiero que sea mala.

—En realidad no me decepcionas. Puedo enseñarte a ser aplicada de muchas maneras.

Ella finge una mirada inocente, frunce el ceño con exageración.

— ¿Ah sí? —Pregunta con un tono fingido—. ¿Cómo?

Creo que a la señorita no le enseñaron lo divertido que puede llegar a ser el sexo con algún que otro juego previo.

—Con castigos.

Ella se sonroja lo cual es muy poco usual en ella, me pregunto que estará pensando.

—Creo que quiero ser castigada.

Me río con ganas, debí suponerlo con Micha todo es distinto.

Siento su mirada en mi rostro pero finjo no notarlo, ya no siento incomodidad cuando le dan sus ataques de loca acosadora.

Cuando llegamos agarro las bolsas para ir a su casa.

— ¿Te ayudo? —Pregunta posicionándome a mi lado. Niego con la cabeza.

—No hace falta, como puedes ver estas bolsas no son nada para mí.

Ella ríe, la observo de soslayo. Sus mejillas siguen teñidas de un rosáceo que hace resaltar sus ojos, hoy la veo realmente feliz, no es que antes no la haya visto así solo que creo que hay algo diferente en ella que me llama más la atención que lo usual.

El Amor Por El Chocolate. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora