Capítulo treinta y uno.

4.5K 321 30
                                    


Luce hermosa, no me sorprende la verdad. Maya siempre fue una mujer hermosa, no necesita ninguna clase de maquillaje para destacarse, tiene un brillo único y diferente, creo que eso fue lo que me enamoró de ella pero ahora no siento lo mismo que sentí la última vez que la vi. Lo que solo hace confirmar mis sospechas, bueno, en realidad siempre fue un hecho, que estoy perdidamente enamorado de Michaela y acabo de cagarla de una manera monumental.

Se sienta en el sofá mientras yo hago lo mismo, ella sonríe pero yo no lo hago. Tiene cosas que explicarme.

—Creo que esta distancia es algo exagerada —Dice señalándonos con su dedo índice. Ella está sentada en mi frente, y la pequeña mesa de cristal nos separa.

—No lo creo. Vayamos al grano Maya —Digo de manera impaciente—. Mi madre me dijo que querías hablar conmigo, y creo que es tiempo de que me expliques algunas cosas.

Ella ladea la cabeza unos segundos pareciendo confundida, pero luego de pestañear repetidas veces asiente con la cabeza.

—Yo... ya estaba enamorada de ella cuando te conocí. Mis padres se enteraron de mi orientación sexual y explotaron —Juguetea con sus dedos sobre su regazo—, me negaron el volver a verla, claro que me negué pero no les importo. Me aleje de ella Ryan y cuando nos casamos enserio lo que sentía por ti era real... pero mi corazón seguía perteneciéndole a ella.

—Pudiste decírmelo —Digo dolido—, antes de que las cosas fueran mas lejos era tu amigo Maya. No entiendo porque decidiste jugar conmigo de esa manera.

Ella tiene una mirada triste, abre la boca para hablar pero termina frunciendo los labios.

—Lo sé, yo deje de pensar en ella hasta que fuimos en esa estúpida cena por tu trabajo. Y Mel nos presentó a su novia en privado, yo... Dios, esto es difícil de decir, pero cuando la vi mi respiración se cortó en ese preciso instante.

La comprendo, maldición lo hago. Pero igual dolió en su momento y eso es lo que se me hace difícil perdonar.

—Pero no me lo dijiste —Acuso de nuevo—. No soy ningún monstruo, ¿Me hubiese dolido? Demonios, sí. Pero mucho más me dolió ver que te metiste con ella cuando me decías lo enamorada que estabas de mí. Y no solo yo fui el único lastimado, mi mejor amiga también termino con el corazón roto.

—Ryan me aleje de ella, quiso hablar conmigo y me negué. Pero ustedes trabajaban tanto... no te veía y no pude soportar la tentación y no sabes cuanto siento el no decírtelo. Por eso quiero que escuches mis disculpas, más que eso no puedo hacer, el daño ya está hecho. Quiero que conozcas a una chica que valga la pena que...

—Lo hice —Digo rápidamente—, es una chica fabulosa, y aunque pienses que no te he superado ella me ayudo a hacerlo. La amo —Confieso por primera vez.

Ella luce sorprendida pero una cálida sonrisa se desliza por sus labios.

—No sabes cuánto me alegra oír eso —Se levanta e imito su gesto—. No te pido que volvamos a ser los amigos que éramos antes, solo que me perdones por haber sido una tonta en el pasado.

Como dije antes, era momento de cerrar la página, por lo que rodeé la mesa y me pare frente a ella abriendo los brazos. Maya chilló y me abrazo con fuerza.

—Te perdono —Susurré con sinceridad.

—Gracias Ry.

Ella comenzó a llorar entre mis brazos, estuve un rato consolándola. Luego nos pusimos al corriente, como si fuésemos amigos de toda la vida. Me conto que ella y su novia terminaron mudándose a Los Ángeles, que al fin pudo escapar de las garras de su padre y que en serio quería seguir en contacto conmigo.

En un momento ambos nos quedamos dormidos, cuando desperté ella estaba acurrucada en la punta del sofá, sonreí unos segundos y luego saque mi celular de mi bolsillo trasero estuve aplastándolo todo este tiempo. Al ver la hora me alarmo, debo ir al trabajo. Tiro el celular en el sofá mientras corro al baño para darme una ducha.

Una vez dentro comienzo a pensar en como demonios voy a disculparme con Micha, ella me dijo que estaba enamorada de mí, se abrió conmigo y yo lo único que hice fue alejarla. Mi cabeza reposa por los azulejos del baño.

— ¡Cielo! ¡Alguien te llama! —El grito de Maya me sorprende haciéndome dar un respingo.

— ¿Quién es? —Gritó en respuesta.

Escucho sus pasos cerca y se detienen en frente de la puerta del baño.

—Uh, no lo sé. Pero se cortó así que seguro fue un número equivocado. Yo debo ir a casa, luego te llamo.

—¡Cuídate!

Cuando se marchó prometí presentarle a mi novia algún día, el problema era que Michaela no era mi novia. Al contrario, prácticamente había jodido las cosas entre nosotros.

Ya es tarde por lo que pienso presentarme en el hospital, ayudar en lo que pueda y luego dar alguna excusa para poder ir y hablar con ella.

Debo solucionar las cosas.

🍫🍫🍫

—Ryan presentándose tarde al trabajo —Murmura Tom, con una sonrisa—. Esto no se ve todos los días.

Ignore su comentario, mientras comenzaba a preparar mis cosas hable. Debía apurarme si quería ir a hablar con Micha.

—Dime que tienes para mí.

Le echa un vistazo a su planilla antes de hablar.

—William Hamilton, cuarenta y seis años. Trabaja en una carpintería y termino con un clavo en el pulgar.

Hago una mueca de dolor.

— ¿Acaba de llegar?

—Sí, y es todo tuyo.

Las horas pasan y al final hay más gente de lo usual, pero cuando por fin logro terminar con mis pacientes ya se hizo tarde. Aun así iré junto a ella, él tener las cosas así entre nosotros no me gusta nada. Le pido mi celular a la enfermera de recepción justo en el momento en el que su telefonillo suena y la cara de ella se pone blanca como el papel.

Miro detrás de mi y veo que ya no hay doctores en la sala de emergencias por lo que con un suspiro dejo mi celular en el mismo lugar.

—Rojo —Susurra en mi dirección por lo que sé que el paciente está grave y va a necesitar atención inmediata. Asiento con la cabeza y le digo a Tom que prepare una camilla cuando justo en ese momento los paramédicos entran.

—Hombre de unos cuarenta años. Accidente automovilístico, salió despedido por el parabrisas y aterrizo por una varilla de metal...

Dejo de escuchar en el momento en el cual veo y reconozco al hombre... es el padre de Michaela.




El Amor Por El Chocolate. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora