Epílogo.

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—Shawn Scott Lancaster —Digo levantando la voz—. ¿Dónde está tu tarea?

Mi hijo de doce años me mira con su carita de cachorrito herido pero no es suficiente para que dejé pasar esto. Al ver que no cambio mi postura él suspira revolviendo todo su cabello castaño.

—¿Se la comió el perro? —Suena más a pregunta que afirmación.

—No tenemos perro.

Chasquea la lengua.

—¿Por qué no te fijas en la de Peter? —Pregunta intentando zafar—, él tiene todo más ordenado y te aseguro que con solo verlo no querrás ni ver la mía.

—Tu maestra me llamó —Cierra los ojos e intenta dar unos pasos hacia atrás—, quieto vaquero. Me contó que no la entregaste y encima llamaste a la maestra "irresponsable" por no avisar que se entregaba hoy.

Él se ríe pero al ver que no me río con él deja de hacerlo. Coloca sus manos frente a él intentando parecer un niño adorable me da su mejor carita para que no lo castigue.

—No me gusta matemática —Dice y yo suspiro—. No logro entenderlo y hace que me duela la cabeza ¿Para que tengo que ir a la escuela?

Para nuestra desgracia, Shawn es idéntico a mí tal vez no físicamente pero es un remolino que no puede quedarse quieto ni cinco segundos, odia la escuela, solo le gusta la ciencia y todo lo que tenga que ver con animales exóticos pero los números no son sus aliados.

—Pero cariño ni siquiera te veo esforzándote vamos a pedirle ayuda a tu hermano —Él rueda los ojos—, y estás castigado.

—¿Qué? Pero...

—Sin peros Shawn, no irás está semana junto tu tío Ariel a visitar el  Zoologico.

—¡Eso es injusto! —Enojado da media vuelta y se tira en su cama—. ¿Ya puedes salir de mi habitación?

Dejo caer mis hombros, ser madre no es sencillo y educar a tus hijos tampoco, menos cuando quieres darle hasta las estrellas si es posible. Me acerco a la cama y me siento, él tiene su cabeza escondida entre la almohada y aprovecho el momento para acariciar su cabello.

—Bebé...

—No soy un bebé —Dice volteando en mi dirección.

—Siempre serás mi bebé —Sentencio—. No voy a impedirte ir con Ariel pero no habrá video juegos hasta que vea tu tarea.

Él sonríe y asiente, se sienta en la cama para darme un abrazo que me llega hasta el alma.

—¡Gracias mamá! Eres la mejor —Deposita un beso en mi mejilla—. Te quiero.

—Yo te quiero más ¿Quieres chocolatada?

—¡Sí! —Se aparta rápidamente—, digo no, ya soy grande para tomar chocolatada. Mejor leche.

Suelto una carcajada.

—Puedo guardarte el secreto —Parece dudoso.

—Bien, tengo un perfil que mantener. 

Negando con la cabeza me voy de su cuarto para entrar al de Peter, él es muy diferente a Shawn, aprecia mucho el silencio a tal punto que odia escuchar cualquier tipo de música lo cuál es un problema porque a Shawn y a mí nos encanta cantar pero a él parece aturdirle. Es muy aplicado y es el presidente de su salón, un mini Ryan al pie de la letra.

A diferencia de Shawn él tiene pequeñas pecas que casi ni se notan en la nariz, él es unos centímetros más bajo que su hermano, no son completamente idénticos pero no hay duda de que ambos son hermosos como su padre.

El Amor Por El Chocolate. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora