Secuela de "La Pasión Por El Chocolate"
Ryan Scott, es un renombrado Doctor de los Ángeles, que luego de sufrir un corazón roto por su ahora ex esposa, decidió no volver a caer en las garras de una mujer.
Y mucho menos de las que tienen un rostro de...
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Maldición.
— ¡Ganamos! —Corean James y Ariel mientras chocan sus pechos en señal de victoria. En mi mente estoy pensando que esto en una terrible idea pero por fuera estoy riendo.
¿Tan borracho estoy?
Ellos comienzan a carcajearse al verme, en serio quieren que haga lo del tatuaje y no estoy en condiciones como para negarme. Y ellos lo saben.
—Vamos borrachín cuéntame quien será la chica que tendrá el honor de estar de por vida en tu piel.
Y como dije antes, mi cerebro le gritaba a mi boca que se mantuviera cerrada pero está parecía no querer seguir sus órdenes.
—Michaela Lancaster.
Ellos ríen.
— ¿Quién es ella?
— ¿Se acuerdan cuando... me conocieron?
— ¡Cómo no! Tenías un parche en la nariz.
Ruedo los ojos, pero ese gesto no me hace bien ya que termina mareándome aún más de lo que las cervezas ya han logrado.
—Ella me mordió.
Se mantienen callados incapaces de creer lo que les estoy contando a ambos. Y luego ocurre, solo una leve sonrisa y... estallan.
Ariel que solo estaba en la butaca termina cayéndose de espaldas mientras ríe en el suelo, James se cubre el rostro mientras su cuerpo convulsiona en risas por lo que no vio a Ariel caer de una forma tan vergonzosa. Yo por el otro lado me río y ni sé de qué.
—Mierda —Comienza Ariel—. ¿Cómo te mordió gran imbécil?
James mira hacia el suelo en dirección al moreno y vuelve a reírse.
—La besé... ella se asustó...
Y empiezan de nuevo, se ríen como si no hubiese un mañana lo cual no logro entender. A mí no me causa risa pero río por culpa del alcohol. Debo hacer una nota mental para nunca salir con estos en un Bar.
—Mi primer beso fue algo patoso —Dice James—, pero por lo menos no termine con un parche.
Ariel se levanta del suelo para volver a sentarse.
—Mi primer beso fue candente, hasta hubo toqueteo —Ambos lo miramos incrédulos— ¿Qué? fue a los dieciséis y digamos que quería experimentar.
No sé por qué no me sorprende.
—Te tatuaras en la muñeca un enorme "Michaela"
—No.
Estoy borracho pero no soy idiota.
— ¡Ese era el reto! Perdiste por idiota así que te aguantas.
—Por primera vez Ariel tiene razón, debes pagar la apuesta.