Capítulo veinticinco.

4.3K 341 29
                                    


—Michaela viene para acá —Digo pero no recibo respuesta al otro lado.

— ¿Vas a arreglar las cosas? —Pregunta Ariel—, Porque en serio creo que vas a cagarla más.

—Gracias por la confianza —Suelto un bufido—, no sé que voy a decirle, las cosas no terminaron bien la última vez, ella estaba furiosa conmigo.

—Y estaba en su derecho —Camino hasta mi escritorio y tomo asiento mientras le echo un vistazo a la lista de pacientes que debo atender—, debes controlarte más doctorcito no todo puede ser como tu quieres. Comienza a sacarte esa idea de amigos con beneficios porque eso no va a llevar a ninguna parte.

No era solo el hecho de que no quisiera un relación sería, también estaba el otro punto de que ni siquiera debería permitirme pensar ese tipo de relación con ella. No cuando Micha es tan distinta a mi, yo solo sería un estorbo malhumorado para alguien como ella.

—Como digas —Le resto importancia a sus palabras—. ¿Crees que deba invitarla a almorzar como disculpa?

—Creo que deberías dejar en claro tus sentimientos con ella maldito doctor sin corazón.

—Maldita sea Ariel, sabes que no quiero una relación, no sé porque mierda insistes tanto —Digo con tono cansino—. Tú tampoco estás en una relación con alguien.

—La diferencia es que todavía no me he enamorado gran imbécil. Si tengo a la chica de mis sueños enfrente no sería tan estúpido como para dejarla ir con otro porque solo quiero sexo con ella —Siento que estoy recibiendo un regaño de parte de mi padre—. Te digo esto porque soy tu amigo Ryan, y si tu no te das cuenta de tus errores, aquí estoy yo para....

—A veces puedes ser tan cursi como James.

—A las chicas les encanta —Si estuviese en mi frente puedo jurar que me habría guiñado un ojo—. Solo no termines jodiendo aún más las cosas hoy. Si es que quieres dejarla tal vez yo pueda...

—Yo no iría por ahí si fuera tú.

—Todo un celoso de primera —Escucho unas voces de fondo—, bueno te tengo que colgar ¡Animo! Y no la cagues.

Cuelga la llamada y me quedo observando el celular sin saber muy bien que hacer, Michaela me confunde y sé que es una buena chica... una mujer excelente, pero no podríamos terminar juntos, no la ataría a mi lado. Y tampoco me animaría a tener otro corazón roto.

Me levanto de mi asiento caminando hasta la entrada, necesito un café para mantenerme despierto. Solo que para mi sorpresa la puerta se abre dejándome ver a la chica de cabello rosa que logra confundirme como nunca nadie lo ha hecho.

Levanta su mirada hasta mis ojos, ella nunca fue alguien que demostrara vergüenza al contrario sus ojos me echan una mirada rápida sin ningún tipo de disimulo. Mientras yo la miro con curiosidad.

Además ni siquiera sé de que humor está, no sé si debo acercarme o dar un paso atrás. Con ella nunca se sabe.

—Buenos días Doctorcito —Dice dando un paso al frente luego de cerrar la puerta sus ojos verdes brillan al mirarme y me pongo nervioso al instante.

—Buenos días Micha.

Ella parece complacida con algo que no sé qué es, sonríe y habla por fin.

—Vengo a decirte que olvidemos lo de ayer —La miro interrogante—. Los dos actuamos mal, ni tu ni yo teníamos por qué golpear a alguien cuando lo nuestro no es solo más que algo casual.

Ella usa mis palabras y sé que debo sentirme contento porque ella parece ir en la misma dirección que yo pero... no me agrada nada. Revisa su celular y sonríe, eso me agrada mucho menos... tiene una de esas sonrisas tontas de niña enamorada y me pongo alerta.

El Amor Por El Chocolate. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora