Capítulo cuarenta.

5.2K 335 33
                                    


Por fin mi turno ha terminado. Recuesto mi cabeza en la silla de mi escritorio y cierro los ojos exhausto, necesito un baño, comida y a mi novia.

El telefonillo suena y eso me hace fruncir el ceño, atiendo y me río cuando la enfermera me dice "Dr Scott su gata está aquí" le dije que voy en unos segundos. Me levanto y pongo mi celular en el bolsillo trasero de mis pantalones, no me quito la bata porque se que a ella le encanta.

Miro mi nuevo tatuaje soltando un suspiro, en verdad pensé que ella saltaría como una loca y gritaría que si acepta. Tal vez no la conozco tanto.

Cuando llego la veo de espaldas, trae unos jeans blancos y una chaqueta negra por lo que puedo ver desde aquí, sonrío cuando ella me ve pero me detengo cuando noto que esta seria y Micha nunca esta seria.

—Tenemos que hablar —Dice haciendo una mueca—. Tome una decisión.

Mi corazón se acelera al oír aquello, por su semblante me puedo percatar de que la respuesta no me va gustar.

—Porque presiento que no será el "sí" que tanto ansío oír. 

Ella da un paso al frente y baja la mirada. Hubiese preferido hablar de esto en un lugar más privado no en la sala de espera del Hospital y más cuando está lleno. 

—No puedo. No estoy lista para un paso tan grande.

Eso me lastima, mierda. Quiero replicar, preguntarle porque no quiere casarse conmigo pero dije que debía respetar su decisión. 

—De acuerdo, no puedo obligarte....

Y ahí ella me mira con incredulidad.

— ¿Así que solo, de acuerdo? —Pregunta sorprendida—. ¿De acuerdo?

— ¿De qué hablas? Dijiste que no...

— ¡Pero iba decir que sí! 

¿Quién demonios la entiende? Definitivamente yo no.

— ¿Qué?

—Solo tenías que rogar un poco más.

Confundido, muy confundido intento tomar sus manos.

— ¿Entonces te casaras conmigo?

— ¡No! Ya no quiero... y no me importa estar embarazada —Ella está haciendo un berrinche poco usual en ella lo cuál me alerta porque solo las embarazadas tienen un humor tan característico como ese—. No importa que su padre no haya insistido por mí y este bebé.

Jadeo, ¿Qué me estoy perdiendo aquí?

— ¿Bebé? Micha, ¿Cuál bebé?

— ¡Oh claro! —Exclama levantando los brazos, su mirada va a los pacientes—, ahora el doctor se hace del desentendido.

Estoy mudo, es demasiada información que asimilar y ella al verme tan estupefacto sonríe. No tardo en atar cabos para saber que todo es una farsa y una sonrisa empieza a aparecer en mis labios.

—Tú... 

Ella bufa divertida.

—Oh vamos Ryan —Se queja haciendo un mohín—, debía llegar a la parte de que no era solo uno sino dos —Suelto una carcajada y ella me acompaña, estoy enamorado de una lunática. Ella se quita la chaqueta y la deja caer al suelo como si nada pero eso no es lo que capta mi atención—. Adivina que dice aquí —Veo la venda y ella se lo quita lentamente cuando por fin esta libre levanta su muñeca en mi dirección y leo claramente "Yes" —. ¡Claro que quiero casarme contigo Doctorcito!

Me río y sin poder evitarlo la abrazo, me aparto para poder besarla mientras los pacientes, enfermeras y familiares aplauden por este teatro armado por mi prometida.

El Amor Por El Chocolate. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora