Capítulo treinta y dos.

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—No... esto no puede estar pasando —Digo dando un paso atrás.

Mi primer pensamiento es que Michaela necesita enterarse que su padre se encuentra en el hospital. Doy otro paso atrás sorprendido y él paramédico frunce el ceño.

—Doctor Scott ¿Qué cree que está haciendo?

Niego con la cabeza y me pongo a actuar, no puedo dejar que él muera. No puedo ni imaginarme ese escenario así que me obligo a recuperar la compostura.

—No lo podemos pasar a la camilla —Dice uno de ellos—, la varilla no debe moverse... los bomberos cortaron lo más alejado de el pecho que pudieron pero solo empeoraron las cosas y la sangre comenzó a salir con más intensidad.

— ¡Muévanse ya! —Exijo mientras miro a la enfermera—. Necesito saber su tipo de sangre...

—No sabemos el nombre.

—Es Peter Lancaster, debe haber venido alguna vez a este hospital —Le digo a una de las enfermeras—, revisa en la computadora con suerte encontramos algo y hacemos esto más rápido.

Corre y yo me giró en dirección hacia Tom.

—Necesitamos un cirujano pero ya Tom —Digo a mi enfermero él cual asiente. Me acerco a él y empiezo a inspeccionar la herida, la sangre sale a borbotones y el hombre se encuentra pálido. Sin importarme estar manchándome con su sangre comienzo a hacer mi trabajo intentando parar el sangrado hasta que el cirujano venga.

—No morirás en mi turno Peter.

Cuando la enfermera supo su tipo de sangre no tardo en traer la bolsa, el problema era que la sangre seguía perdiéndose... ¡Lo encontré! Lo sentí junto en el momento, la zona en donde salía la sangre era demasiado grande... taparlo con mi dedo no servía, pedí gasas e intente detener el sangrado lo mejor que pude. Creo que no oía lo que me decían hasta que el cirujano llego y al verlo negó con la cabeza.

—No aguantará —Fue lo que dijo, volteé con el ceño fruncido.

—Pues es tu trabajo salvar su vida así que llévelo al quirófano —Ordene con voz demandante.

—Cuidado con tu tono Scott —No replique nada ya que sabía que él era el mejor en su trabajo, yo llevaba unos años en este hospital pero él sin duda alguna ya tenía muchos años aquí y mucha experiencia.

—Solo ayúdalo.

Asintió. No podía soltar el agarre así que fui con ellos hasta que otra persona ocupo mi lugar. No quería dejarlo, pero no me correspondía a mi entrar a la sala, tragué saliva sintiendo miedo de que Peter no pueda soportar la cirugía. Debía comunicarme con Michaela así que salí corriendo de vuelta a la sala de emergencias, cogí unos pañuelos para limpiarme las manos y recogí mi celular de donde lo había dejado, la enfermera mencionó algo de la sangre que me manchaba pero no le preste mucha atención, marque el numero de Michaela con algo de miedo, no sabía cómo iba a tomárselo.

Pero no me atendía, comenzaba a desesperarme porque debía ir a ver que todo fuese bien. Probé una última vez y por surte oí su voz.

— ¿Ryan?

— ¡Al fin! —Exclame—. Estuve llamándote... Micha no tengo buenas noticias...

— ¿Qué? Habla más despacio —Pide preocupada—, ¿Qué pasa Ryan?

— ¡Doctor Scott! —Levante la mirada viendo a Tom hacerme señas.

Eso no era bueno pero antes que nada debía decirle a ella que ocurriría.

El Amor Por El Chocolate. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora