Capitulo cuarenta y siete.

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Salgo de mi cabina junto a Bastian, estoy satisfecha con el resultado. Él me pidió que fuera yo quien hiciera un tatuaje para él y realmente es un honor tatuar a tu mentor, todavía recuerdo esa época dónde él me enseñó todo lo que sabía y ahora pude demostrarle que he mejorado bastante.

—Oye Lena, tienes que ver el tatuaje de Bastian —Digo llegando junto a ella—, no es por presumir pero me quedó genial.

Ella sonríe de manera forzada.

—Claro, claro, lo veremos luego.

—¿Pasa algo? —Pregunto y Bastian se acerca.

—Ryan estuvo aquí hace apenas unos minutos —Eso no me sorprende, Ryan no dijo que vendría por mi—. Y vino con una mujer, por como me describiste a la zorra ex de Ryan puedo decir que era ella.

Mi ceño se frunce, quiero golpear a mi esposo en estos momentos porque fui demasiado clara al decirle que ella no me agrada.

—¿Dónde está? —Pregunto mirando mi alrededor. No lo veo por ninguna parte.

Ella hace una mueca y mira de reojo a Bastian.

—¿Hablaron de algo muy íntimo ahí adentro?  —No entiendo a que se refiere—, él fue a tu cabina y luego salió de allí furioso y completamente celoso.

—Carajo —Suelta Bastian—. Creo que tu esposo escucho nuestra charla sobre tu primera vez.

Mis ojos se cierran con fuerza al saber que Ryan escuchó eso, él sabía que no era virgen pero no había necesidad de que lo escuchara y menos saliendo de mi boca tan naturalmente.

—Exacto —Digo llevando mi mano hasta mi frente—, carajo. ¿Dónde se metió?

—No creo que quieras saberlo... dijo que acompañaría a la mujer a su Hotel...

—¡¿Qué?! —Pregunto en un grito, siento pánico al pensar que Ryan puede estar con esa maldita y hermosa arpía en su hotel. Me siento mareada y Bastian me agarra del brazo.

Lena me mira preocupada y sale del mostrador dejando caer sin querer las revistas de exhibición.

—Micha tranquila no debes alterarte. Los primeros meses son muy importantes.

Asiento con la cabeza pero no puedo dejar de pensar que mi Doctorcito está con esa maldita de Ruth.

—Lo sé... pero no puedo creer que la acompañara.

—Ryan no te sería infiel Micha —Dice y no dudo de ello, él jamás me haría algo tan bajo como eso cuando él paso por una infidelidad—. Dejó la llave de su auto para que te vayas en el al departamento.

Lo trae y vuelve para dármelo, miro la llave todavía enojada.

—¿Bastian podrías llevarme? —Pregunto—, no me siento bien.

—Por supuesto, deberías ir a descansar Micha.

—Opino igual, no quiero que les pase nada a mis sobrinos o sobrinas.

Les regalo una sonrisa de boca cerrada porque no estoy de humor. Le doy la llave del auto a Bastian y salgo del local despidiéndome de mi mejor amiga. ¿Ryan seguirá en su Hotel? Ir a casa y no encontrarlo sólo me pondría de peor humor.

—¿Me dices tu dirección, loca?

Se la doy algo cortante y luego me disculpo. Él no tiene la culpa de que las cosas con Ryan últimamente vayan mal, no hablo de que el amor y la pasión que nos tenemos se esfumara sino que hay cosas que me molestan a mi o a él y ninguno de los dos parece darse cuenta de que estamos dañando al otro. Tal vez sea una exageración,  pero el que Ryan tenga a una enfermera hermosa y que esta interesado en él es inquietante para mí y que ahora de la nada aparezca está fulana no ayuda a controlar mis celos.

Sé que Bastian también es alguien que a Ryan no le agrada, pero hay una diferencia enorme porque él no está interesado en mi... menos ahora que sabe que estoy embarazada al contrario que esas dos mujercitas que babean por él.

—Gracias —Digo cuando bajamos del auto y vuelve a entregarme las llaves—. ¿Cómo irás a tu casa ahora? Lo siento, no pensé en eso.

—Mi departamento está a solo 3 cuadras de aquí —Dice sonriendo—, no te preocupes y ve a dormir, te hace falta un descanso.

—Dormir es exactamente lo que hare.

Mentí. Lo primero que hice al llegar fue buscar a Ryan y al no encontrarlo me puse a llorar, mi cabeza comenzó a imaginar mil cosas sobre lo que ellos pueden estar haciendo y decidí que lo mejor que puedo hacer es darme un baño en la tina y relajarme con burbujas mientras lo espero.

Busco un pijama cómodo y lo llevo al baño, preparo el agua de la bañera mientras pongo música de Shawn y algo del nuevo álbum de Dylan, a Esther y a su novio no los veo desde hace como dos meses, comenzó una gira por Europa y no los veo desde ese entonces.

Me desvisto y entro a la bañera,  mi cabello lo recojo en un moño para que no se moje y juego con las burbujas mientras canto. Luego de estar un largo tiempo en la bañera escucho un ruido proveniente de la habitación, Ryan asoma su cabeza en la puerta del baño y cuando me ve entra por completo y se recuesta en la pared observándome con los brazos cruzados.

Ninguno de los dos dice nada y yo lo ignoro mientras paso mis manos por mis piernas como si ya no estuviera limpia.

—¿Los vi muy cómodos a ti y a Bastian? —Dice y sigo ignorándolo—, no sabía que te gustaba hablar de sexo con tu ex.

—No sabia que frecuentaras el Hotel de tu ex.

Frunce el ceño.

—¿De qué hablas?

Suelto una carcajada sin poder creerlo.

—Oh vamos Ryan, Lena escuchó perfectamente como acompañarías a la inocente Ruth a su Hotel —Digo mirándolo—. Como si fuera una niña que puede perderse.

—No fui a su hotel —Dice y niego exasperada.

—Por favor, no mientas que sólo quedas peor... como si ocultaras algo.

Él me mira ofendido y avanza hacia la bañera quedando dos pasos cerca de ésta.

—¿Estás dudando de mí? ¿En serio? —Pregunta dolido—. ¿Por qué no me crees? Fui con James a tomar unas cervezas y volví al departamento.

—Lena dijo que...

—Sí, pues últimamente Lena dice muchas cosas —Dice enojado—, gracias a ella vi como hablabas con tanta familiaridad con Bastian.

—No me hagas quedar como si fuera la mala aquí, tu llevaste a Ruth a la Tienda ¡Sabes que no me agrada!

—¡A mi no me agrada que trabajes con ese imbécil!

—¡Y a mi no me agrada que trabajes con esa enfermera!

No me di cuenta de que comenzamos a gritar hasta que me quedo callada y solo se oye nuestra música de fondo, la misma que bailamos en nuestra boda. Me entran ganas de llorar y aparto la mirada.

—Sal del baño quiero terminar de bañarme con tranquilidad.

—Micha...

—Solo —Cierro los ojos—, solo vete.

No lo miro y muevo mis manos en el agua hasta que escucho como se va cerrando la puerta detrás de él. Ahí me permito llorar amargamente, en definitiva la vida puede ser dulce y amarga como el chocolate.










El Amor Por El Chocolate. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora