Capítulo cincuenta.

5.1K 337 48
                                    

Ryan Scott.

—Me acosté con Lena.

—¿Qué tu hiciste qué? —Pregunto queriendo estrangular a mi amigo, lástima que no es posible atraves de un celular—. ¿Cómo pudiste?

Mis ojos se cierran con fuerza al pensar en Melinda, mierda, ella no podrá soportar otra infidelidad.

—¿Hablas en serio? ¡Sabes que me gustó desde el maldito puto momento que la vi! —Exclama—. ¿Sabes lo qué es tenerla frente a ti y no poder tocarla? Aguanté demasiado, un jodido año, Ryan.

—Es novia de Mel.

—No, terminaron.

Esa noticia me impacta, Mel no me contó nada... y ahora recuerdo que ni siquiera he hablado con ella luego de decirle lo de mis bebés. Soy un pésimo amigo.

—Ariel no sé que quieres que te diga —Soy franco—. Ustedes dos son mis mejores amigos no puedo siquiera pensar en tener que apoyar un bando.

—Ryan... sólo sé que ahora estoy perdidamente enamorado de ella —Escuchar a Ariel decir eso es sorprendente porque el maldito nunca antes se ha enamorado—. No es un juego para mi, y menos ahora que la tuve.

—¿Qué pasó despues? —Pregunto.

—Se fue. No pensé que lo haría, digo, anoche en serio lo disfrutamos ambos pude ver toda esa tensión sexual por fin ser liberada... pero fue mucho más que eso —Su voz se oye cansada—. La tenía en mis brazos cuando caí dormido pero al despertar ya no estaba.

Escucho dolor en sus palabras y no sé muy bien como actuar. Lo primero que pienso es que Micha no debe saber nada de esto.

—Uno de los dos va salir lastimado.

—Y temo ser yo. Es jodido porque nunca me enamoré antes y cuando por fin lo hago...

—Lo lamento, habla con Lena. Yo debo ir a hablar con Mel.

—Ni se te ocurra soltar lo que sabes.

Ruedo los ojos mientras me levanto y salgo de mi consultorio. Veo a Rebbeca observarme con detenimiento y no le hago mucho caso voy directo a pediatría, debo esperar que ella esté libre y es bueno saber que no tengo pacientes hasta después. Hoy tengo un turno largo.

Cuando un señor sale con la pequeña niña veo mi oportunidad y entro. Melinda está escribiendo algo en su libreta y cierro la puerta llamando su atención.

—¿Ryan? ¿Qué haces aquí? —Parece querer evadirme—. Tengo a otro paciente asi que...

—¿Por qué terminaste con Lena?

Ella se frota el rostro con sus manos.

—¿Por qué piensas que fui yo?

Me acerco y me siento frente a su escritorio. La veo mejor y no tiene una pizca de maquillaje, sus ojeras ya estan verdosas y me siento mal al instante.

—Porque te conozco.

Ella arruga el ceño.

—Te odio, pero tienes razón —Coloca sus codos en su escritorio—, termine con ella porque... le pedí matrimonio y me rechazó.

Parpadeo confundido.

—¿Qué?

—No fue algo pensado —Dice con una mueca—. Solo le dije que podíamos ir a Las Vegas, escapar por un día y casarnos.

—¿Que dijo ella?

Ella suelta una risa para ocultar el dolor en su mirada.

—No dijo nada. Sé que debí respetar su decisión pero luego discutimos y sabes como soy, termine con ella —Dice con dolor—, y ahora me arrepiento. Pero aún así hay algo en ella distinto siento que me oculta algo.

O a alguien.

—¿Cómo pudiste terminar con ella? ¿Y si sé acuesta con alguien más? —Tiro la pregunta esperando que no se dé cuenta de que eso pasó.

—¿Qué dices,  idiota? Lena no haría eso.

Muerdo mi lengua, no me corresponde a mi decir nada.

—Le dejaste via libre a alguien más.

—¿Como Ariel? —Pregunta de mal humor.

Casi me atraganto con mi saliva.

—Solo creo que debes hablar con ella.

—Lo haré, Ryan pero ahora mismo mi  orgullo está algo herido.

Me levanto de la silla y ella hace lo mismo.

—Ven aquí —Ella forza una sonrisa y se acerca. La abrazo y beso su frente.

—Puedes contar conmigo para lo que sea.

—Gracias por ser un excelente amigo.

No me siento un buen amigo en este momento.

—No es nada.

—Espera... —Se aleja para mirarme con el ceño fruncido—. ¿Quién te dijo que Lena y yo terminamos?

Suelto una risa intentando no parecer nervioso. Pongo mi dedo entre el medio de sus cejas.

—Te van a salir arrugas, me lo dijo Micha —Su gesto se suaviza.

—Oh.

—Bien, te dejo para que puedas seguir con tus pacientes.

Asiente y yo salgo de su consultorio, me encuentro nuevamente con Rebbeca. De acuerdo, esto ya es demasiado raro, me sonríe y agita su mano en mi dirección.

Le sonrío con la boca cerrada y se acerca, tiene un vaso en la mano y cuando está en mi frente me lo extiende.

—Jugo de naranja, lo hice yo misma.

Lo agarro.

—Gracias.

—¿Estarás en tu consultorio?

Niego. Todavía tengo en mente a mi mejor amiga, no sé que pasara cuando se entere de lo que ocurrió.

—Debo ir por mi lista de pacientes...

—¡No! Digo... puedo ir yo —Está demasiado sonriente—, ve a tu consultorio, en un rato voy a entregarte tu lista.

Asiento con la cabeza, un mensaje me llega y saco mi celular de mi bata.

"¿Estás bien?"

Arrugo el ceño por la pregunta de Micha y rápidamente tecleo.

"Sí, ¿Pasó algo?"

Su respuesta no tarda en llegar.

"No, solo estoy un poco rara"

"¿Más de lo normal?

"Muy chistoso, doctorcito"

Niego con la cabeza sonriente y camino rumbo a mi consultorio, me encuentro con un cirujano que no veía hace tiempo, entablamos una breve charla y luego voy a mi consultorio.

Al llegar me siento en mi silla frente al escritorio y abro mi laptop, sigo en busca de una casa para nosotros. Ahora que vienen los bebés la familia va a crecer y necesitamos un espacio más grande, hablé con un agente inmobiliario y me mandó las fotos de varias casas que de hecho me interesaron bastante pero no he decidido nada aún.

Siento la garganta seca y pienso agarrar mi botella de agua pero mi vista se desliza en el vaso de jugo que me dió Rebbeca y sin pensarlo mucho lo tomo. No está mal, es muy dulce pero tiene un gusto raro.

Sigo mirando las casas pero al pasar los minutos me siento muy mareado, tanto que el lugar comienza a dar vueltas.

—¿Qué mierda?

La puerta se abre y distingo a Rebbeca. Siento mi cuerpo pesado.

—Rebbeca ve por ayuda —Digo a duras penas.

—Oh pero si esto apenas empieza.

El jugo.

—Eres una...

No puedo continuar, pierdo el conocimiento justo cuando ella se acerca.



El Amor Por El Chocolate. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora