Capítulo cuarenta y uno.

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Acomodo mi corbata en el espejo, mi padre está detrás de mí con los brazos cruzados y una gran sonrisa en el rostro. Volteo para mirarlo, ya no es el joven que solía ser, las canas blancas y arrugas ya se notan. Este tiempo que Micha estuvo conmigo me convenció de recuperar mi relación con mis padres, al principio me negué pero claro que ella no iba a quedarse callada, me explicó lo importante que es recuperar mi relación con ellos porque uno no sabe cuando los podía perder, a cualquiera de los dos. Entendía su punto, ella perdio a su padre en un pequeño pestañeo y temía que a mi me sucediera lo mismo estando peleado con mis padres.

—Luces bien —Levanta su pulgar. Sonrío—. Ryan, no me cansaré de disculparme por las cosas que te obligué a hacer en un pasado, tal vez nunca llegue a ganarme tu perdón...

—Te perdono —Las palabras parecen salir sin dificultad, sin rencor. En verdad lo estoy perdonando—. Además sin todo ese drama jamás me hubiese reencontrado con Micha. Todo ese sufrimiento valió la pena ahora que la tengo.

Sus ojos se cristalizan, mi padre se aclara la garganta y se acerca para colocar su mano derecha en mi hombro, da un apretón y asiente.

—Gracias, en serio. Ahora creo que deberías ir a ver a los idiotas de tus amigos.

Asiento, salimos fuera de la habitación y nos dirigimos a la iglesia. Una vez allí veo a mis mejores amigos, Ariel y James traen los trajes negros que compraron en el Centro Comercial, sus pajaritas rosas me causan risa pero no puedo decir mucho ya que soy yo el que tuvo la idea de aquello. Cuando me acerco Ariel se ríe.

—Pero miren lo jodidamente nervioso que esta —Bromea—. ¿Estás ansioso por ver a tu chica?

Asiento, no voy a mentir.

—Ni en un millón de años pensé que serías el primero en casarte —Habla James mientras entramos a la iglesia. Limpio mis manos en mis pantalones, comenzaron a sudar por los nervios—. El amargado del grupo... ¿Qué falta ahora? ¿Qué Ariel se casé?

—Estoy muy a gusto con mi soltería pequeño romantico. Todo apunta a que serás el siguiente.

—Para eso debo conseguir una novia primero ¿Por qué las mujeres prefieren a los hombres malos y no a los romanticos?

No respondo porque mi madre se acerca toda emocionada para hablarme. Para su sorpresa la abrazo y susurro un "Te perdono" ella llora en mi hombro pero se aleja antes de manchar mi traje, su sonrisa es tan sincera que me alegra estar recuperando a mis padres, lo están intentando y por primera vez yo también.

Los invitados llegan a la iglesia, algunos son amigos de mi padre, doctores y enfermeros de Hospital y familia de Michaela. Hay personas que creo no haber visto antes y me encojo de hombros.

—Pero si Ariel está emocionado porque Lena y él serán los padrinos de la boda —Se burla James, ruedo los ojos porque son como dos niños.

—No digas tonterias...

—¡Micha ya está aquí!

Muerdo mi labio ansioso, me posiciono en el mismo lugar donde habíamos practicado y la espero con un nudo en la garganta. Mierda, creo que estoy sudando demasiado.

—Cálmate, Ryan —Susurra Ariel—. Si la pobre te ve pensará que quieres huir.

Y es todo lo contrario.

La música comienza y la verdad no me fijo en nada más que en ella entrando por la puerta. Mi corazón se salta un latido al ver que luce como toda una princesa, entra con su tío Bob luciendo un hermoso vestido rosa, creo que me lo imagine a la hora de elegir el color de la corbata.

El Amor Por El Chocolate. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora