Capítulo seis.

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Pasarlo con mi padre no es tan malo después de todo

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Pasarlo con mi padre no es tan malo después de todo. Su compañía es mejor que la de mi madre la cual siempre quiere tocar el tema de una relación, de que busque una pareja. La mayoría de las veces discutimos por aquello, como ella diciéndome:

"Deberías integrar algo de amor a tu vida. Una novia no te vendría mal"

Y yo salgo con algo como:

"¿Quieres buscar una tú nuevamente?"

Sé que con esos comentarios termino lastimándola y también rompo con la promesa que me hice de intentar solucionar las cosas. Me disculpo pero se que mi madre se ve afectada por mis palabras que ni siquiera puedo medir antes de soltarlas.

Mi padre tiene una fiesta por el cumpleaños de uno de sus socios por lo que me invita a asistir. La idea no me agrada nada de nada, pero él logra convencerme y aquí estoy terminando de colocarme el traje negro que no suelo usar mucho.

Mi madre se emociona al verme mientras afirma que mi corte de cabello me hace ver mejor que nunca y yo como puedo le sonrío, no me apetece salir pero es solo una fiesta así que en el auto que alquile voy a la fiesta ya que mis padres van con el chofer.

Suelto un largo suspiro al ver que es uno de esos sitios elegantes a los cuales no he asistido hace años, bajo del auto captando más que una mirada femenina de señoritas que charlan animadas en la entrada del salón.

Yo solo finjo no haberme dado cuenta de lo ocurrido y entro. Diviso a mis padres esperándome en la entrada, mi madre me agarra del brazo y con emoción me lleva de mesa en mesa para enseñarle al medio mundo que su hijo es un Doctor muy conocido en los Ángeles. Quiero rodar los ojos.

¿De qué me sirve ser un gran Doctor si no soy feliz?

Mi papá parece notar que estoy incomodo así que le dice a mi madre que nos sentemos de una vez, a ella no le agrada la idea pero él insiste y termina convenciéndola.

Cuando logro sentarme al fin, una amiga de hace tiempo se acerca a nuestra mesa con una genuina sonrisa.

—¡Ryan Scott! —Exclama la pelirroja sonriente—. Cuanto tiempo sin vernos.

Me levanto del asiento para saludarla con dos besos.

—Me alegra mucho verte Ruth, siempre es bueno verte.

Ella me mira con una complicidad que antes solíamos tener pero que no devuelvo ya que me siento extraño de verla en tanto tiempo. Luce igual de sexy, sin duda alguna ese vestido rojo moldea sus curvas a la perfección y algunos recuerdos de mi pasando mis manos por ellas.

Solíamos ser amigos con beneficios cuando lo mío con Maya termino, necesitaba distracción y ella me la proporcionó. Pero cuando se mudó nuevamente a New York perdimos todo contacto. Hasta ahora.

Me sorprendo cuando ella y mis padres se saludan con familiaridad. Ruth es una de las trabajadoras de mi padre y muy buena por lo que noto.

Ella me pregunta muchas cosas y no me doy cuenta cuando tomo asiento a mi lado. No me molesta en lo absoluto y respondo cada una de sus preguntas, en realidad parece muy interesada en el tema.

El Amor Por El Chocolate. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora