Capítulo cuarenta y nueve.

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Hoy puedo decir que amanecí mucho mejor, el día comenzó expectacular y con Ryan no peleamos luego de tener sexo en el sofá. Cuando volvió a casa no me dejó ni un minuto, y agradecí eso porque ya no quería pelea entre nosotros solo que las cosas volvieran a ser lo que fueron y ayer fue un gran día ni que decir que volvimos a jugar con chocolate de una manera deliciosamente placentera.

—¿Te duele? —Pregunto alejando la maquina de su muñeca. Ella mueve la cabeza de manera afirmativa y con la mano libre muerde sus dedos—, voy a hacer esto rápido porque un descanso solo lo hará peor.

—Bien —Es lo único que dice antes de volver a morder sus dedos.

—Es una hermosa libélula, no tardaré mucho —Hablo para animarla. No me gusta estar callada tanto tiempo en una sesión pero mi cliente no tiene ganas de hablar ahora—, así que resiste un poco más.

La rubia chilla en un momento porque le duele demasiado e intento hacerlo rápido pero tampoco tanto, no quiero que tenga una mierda en el brazo. Ella quiere una libélula si no pienso bien lo que hago capaz y le doy  una mosca.

Se tranquiliza luego de un rato y por fin logro terminar el tatuaje. Ella se ríe.

—No fue para tanto —Suelta y yo me río con ganas.

—No lloraste, eso es lo importante.

Mira su tatuaje y una sonrisa se desliza por su rostro.

—Valió la pena el dolor, sin duda alguna volvería a hacerme otro si quedará así de genial como este.

Sonrío complacida.

—Tranquilo vaquero, será en otra ocasión —Digo riendo—, ahora ven aquí y vamos a limpiar eso.

El día transcurre bien, no me siento mareada o con ganas de vomitar pero si de tragar como cerda. Mandé a Bastian por comida más veces de las que quiero admitir y él nunca se quejó aunque creo que la próxima vez mandaré a Lena. Tiro la servilleta en el basurero y me siento en el sofá junto a Lena.

—Viste como crece tu panza, creo que esos bebés serán grandes si crecen tan rápido —Añade.

Miro mi panza donde se nota un poco más redonda, Ryan me dijo lo mismo está mañana.

—Pero si obligan a mami a comer por dos ¿Cómo no van a crecer?

Niega la cabeza divertida. No parece estar muy bien y llevo mi mano hasta su hombro. Lena no anda con los mejores humores últimamente, me siento una mal amiga por ser solo yo la que parlotea de sus problemas.

—¿Pasó algo, Lena? —Pregunto preocupada—, no te veo muy bien.

Ella suspira y sus ojos se cristalizan, asustada por ver a Lena llorar la atraigo hasta mi pecho.

—Hice algo muy estúpido —Llora—. Mel y yo terminamos hace una semana.

—¿Qué? —Pregunto sorprendida—, ¿Por qué no me contaste nada?

Me siento mal porque últimamente me concentre más en mis celos absurdos que en mi mejor amiga. Ella sorbe por su nariz.

—No pensé que sería mucho tiempo pero ayer... —No continúa.

—Continúa, sabes que yo no voy a juzgarte ¿Pelearon?

Sus manos me abrazan por la cintura más fuerte mientras niega.

—No la veo desde el día en que terminamos.

—¿Entonces?

—Yo... me acosté con Ariel.

Abro los ojos sorprendida, ella se aleja y limpia sus lágrimas.

—¿Ariel? Elena pensé que lo de ustedes solo eran bromas.

El Amor Por El Chocolate. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora